Tandil, la fuente de la que bebe el tenis argentino
- Roberto Acuña
"¿Qué tiene Tandil? El agua", bromeó el tenista Máximo González con los periodistas, tras imponerse al estadounidense Mardy Fish en la primera ronda de Roland Garros.
Instantes atrás, nada más llegar a la sala de prensa, su primera reacción había sido preguntar por el tanteo de su amigo Juan Mónaco, al que conoce desde que tenían cuatro años.
"Somos compañeros de todo", dijo González de Mónaco, con quien ha compartido escuela, cancha de fútbol y de tenis, y por el que se interesó justo después de terminar el partido más importante de su carrera, pues acababa de derrotar al vigésimo cuarto mejor tenista del mundo en un torneo como el Roland Garros.
Son más que eso. Son "amigos del alma, hermanos", explicó después Mónaco, quien comentó que hubo una época en la que el único momento en el que los dos tenistas no se veían era cuando dormían. Y ni eso, pues a menudo dormían juntos en la casa de uno u otro.
Horas antes, Juan Martín del Potro había dado cuenta del francés Michaël Llodra y en la víspera Diego Junqueira se había impuesto al chileno Paul Capdevilla. Todos tienen tres cosas en común: son amigos, son de Tandil y los entrenó Marcelo "Negro" Gómez.
Él es "la magia de Tandil", aseveró Mónaco, una magia que ellos sufrieron desde niños, bromeó el tenista en alusión al sacrificio de los entrenamientos, en una rueda de prensa en la que se presentó con la muñeca vendada y en la que confesó que había jugado el partido infiltrado.
Para González, el secreto de la escuela de tenis de Tandil radica en inculcar a los chicos "algunas cosas indispensables" para triunfar en el deporte de la raqueta, como "la responsabilidad" y darlo todo en la cancha".
Mónaco, por su parte, reconoce tres cualidades comunes a la generación de esa localidad: "la garra, la entrega y la humildad".
Entre anécdotas de chiquillos con profesores, borradores y ventanas rotas, recordó también el castigo al que llamaban "la rusa", que recibía el jugador que llegaba un minuto tarde a un entrenamiento.
El jugador que llegaba retrasado, con una venda en los ojos, debía atravesar dos canchas de tenis de un extremo al otro mientras el resto de compañeros le tiraban pelotazos.
La escuela creció, con referencias de tenistas como Guillermo Pérez Roldán, Mariano Zabaleta después y los que hoy sonríen en París por el éxito de su ciudad, de su forma de entender el tenis desde el sacrifico y por la gloria del "Negro" Gómez, que está en Tandil y no en París porque "no le gusta mucho el viaje", explicó uno de sus pupilos.
Pero los de Tandil no fueron los únicos representantes de la escuela albiceleste que hoy triunfaron en Roland Garros, aunque todo el tenis "ché" vino hoy del interior de la Argentina, pues a última hora el desconocido Leonardo Mayer, de Corrientes, derrotó, al estadounidense James Blake decimoquinto cabeza de serie.
"Es más importante Tandil que Barcelona", le espetó jocoso un periodista argentino en la víspera de la final de la Liga de Campeones que enfrentará mañana en Roma al FC Barcelona contra el Manchester United. "Ojalá", contestó el tenista entre risas.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.