La tradicional fiesta mexicana del Día de Muertos desembarca en Roma
- Abu Dabi/EFE
La tradición mexicana llega a Italia con una de sus fiestas más importantes: el "Día de Muertos", que los mexicanos celebran cada 2 de noviembre y desde mañana y hasta el próximo día 4 se evocará en el Instituto Cervantes de Roma con la exhibición del "Altar de muertos".
Esta exposición está promovida e instalada por la Comunidad Católica Mexicana de Roma, con la colaboración de la Embajada de México en Italia y del español Instituto Cervantes, que ha cedido su centro en la monumental Plaza Navona de Roma para albergarla.
La representación del Día de Muertos comenzará a las seis de la tarde local (17.00 gmt) de mañana con la participación del embajador de México, Jorge Chen, y del de España, Luis Calvo Merino, con el objetivo de valorar los lazos culturales que existen entre ambos países.
El núcleo de esta conmemoración es el "Altar de muertos", realizado por el mexicano Laboratorio de Cerámica Artística Maciás, que se exhibirá hasta el 4 de noviembre y está dedicado al poeta y artista plástico español José Miguel Ullán.
Ullán vivió en México durante muchos años y murió en Madrid el pasado mes de mayo.
El "Día de Muertos", cuyo fin es recordar los queridos fallecidos, es una festividad muy antigua, de origen precolombina, que, a pesar de su edad, mantiene su fascinación ancestral y su valor inalterado para los mexicanos, incluso para los que viven lejos de su tierra de origen.
Este ritual se celebra el 2 de noviembre, propio como ocurre en varios países de Europa, pero en México tiene una connotación muy característica, ya que sus preparativos en todas las familias, comienzan con varios meses de antelación, para que se pueda crear una atmósfera alegre y acogedora.
Otra particularidad es que esta celebración está percibida como una fiesta y no como un acto de tristeza y melancolía, ya que en la cultura mexicana la muerte es vista como el momento más importante de afirmación del ser humano.
Según la tradición, el 2 de noviembre los muertos vuelven al mundo material para consolar a los vivos de sus perdidas, así que este día representa una ocasión agradable en la que toda la familia se reúne, incluso para fortalecer su identidad y sus raíces más profundas.
El altar tiene un valor fundamental, ya que aquí se ponen las ofrendas con las que los vivos honran a los muertos, algunos objetos simbólicos y otros elegidos entre los que el fallecido favorecía cuando era vivo, con el objetivo de facilitar por un día su vuelta al mundo terreno.
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