La etnia mapuche acoge a la Ruta Quetzal y pide su protección a la tierra
Los indígenas de la etnia mapuche de Curarrehue, en la región chilena de la Araucanía, dieron la bienvenida hoy a los expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA invocando a la madre tierra y pidiendo su protección durante los cuatro días que durará su estancia en la comunidad.
Los mapuches o "gente de la tierra", único pueblo indígena que no pudo ser conquistado por los españoles, ocupaban el centro-sur de Chile en el siglo XVI, y en la actualidad sus descendientes se encuentran establecidos en la zona situada entre la cuenca de los ríos Bío Bío y Chiloé.
A primera hora de la mañana los ruteros se congregaron en torno a los cuatro "mamulches" o totems de madera en cuyo centro quedó instalado el "rehue", un altar compuesto por ramas de eucalipto tras el que se situó el "lonco" (jefe) encargado de llevar a cabo la celebración.
Ante la atenta mirada de los chicos y chicas, el oficiante, recitó plegarias a la tierra mientras dejaba caer sobre el altar pequeñas cantidades de "mudai", bebida mapuche elaborada con agua, azúcar y trigo cocido.
En su rítmica letanía, el "lonco" rogaba al ser de las cordilleras, los volcanes y el agua y agradecía a la tierra por la visita de la expedición.
Tras la invocación, los participantes en la ceremonia agasajaron a los ruteros con pan cocido con cereales y tortitas, dos alimentos básicos de la cocina mapuche.
En distintos lugares de la comunidad, los jóvenes tuvieron la oportunidad de aprender a trabajar los textiles, elaborar artesanía de barro, conocer los efectos curativos de las plantas que crecen en los anchos valles de esta zona o aprender algunas palabras en "mapudungún" o lengua mapuche.
Su profesor, Nefatlí Cariano, les explicó que el "mapudungún" se ha transmitido a lo largo de los siglos mediante la tradición oral, ya que no existe una forma concreta de ser escrito, variando su caligrafía de una zona a otra del país.
La lengua mapuche se está recuperando en la actual Araucanía, ya que durante generaciones pasadas la discriminación de la población indígena en las escuelas, donde era obligatorio que se hablara en español, trajo como consecuencia una disminución del número de personas que la hablaban.
De aquellos años, Cariano recuerda los duros castigos a los que era sometido en el colegio por hablar el "mapudungún", pero también los largos paseos por las montañas "hablando con los árboles, el agua y los animales" en su legua nativa, gracias a los que nunca la olvidó.
"Ahora ya la gente lo estudia y, en 2010, se impartirán clases en las escuelas por ley", explica.
Atendiendo las explicaciones de los habitantes de Curarrehue, los jóvenes expedicionarios descubrieron además el poder sanador de plantas como el "Canelo", hoja del árbol sagrado mapuche, destinada a alejar los malos espíritus y la hechicería o a curar dolencias relacionadas con la vesícula.
Conocieron también la "Pitra", utilizada como solución para el dolor de barriga, el laurel fresco, distinto al que se usa normalmente para cocinar, o el "Arrayán".
Desde su llegada a última hora de ayer a la comunidad de Curarrehue, sesenta ruteros están conviviendo con diez familias mapuches.
Con ellos están compartiendo, no solo comida y techo, sino además tareas domésticas y trabajos agrícolas.
Dentro de unas horas, la expedición de la Ruta Quetzal BBVA se reunirá con los vecinos de Curarrehue para celebrar la Nochebuena, y juntos también asistirán a la Misa del Gallo.
Mañana, los expedicionarios visitarán el Parque Nacional de Villarrica, en el que los bosques de coníferas crecen entre volcanes y notables reservas hídricas.
Alida Juliani
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