Muere la folclorista colombiana Etelvina Maldonado
- Manila
A los 75 años de edad y en un hospital de la ciudad de Cartagena de Indias, murió hoy la folclorista colombiana Etelvina Maldonado, informaron fuentes allegadas a la artista.
La cantadora nació en la población de Santa Ana, en el departamento de Bolívar (norte), pero luego se traslado, en compañía de su familia, a Cartagena.
Aunque comenzó cantando boleros, tangos y otros aires, la influencia de sus padres la llevaron a interpretar el bullerengue, un ritmo alegre en el que están presentes los tambores, cantos y palmas propios de los ritmos africanos.
Pese a lo especial de su voz, Etelvina solo tuvo éxito resonante en los dos últimos años de su extensa carrera musical en los que incluso alcanzó a estar en escenarios internacionales.
Su trabajó comenzó a consolidarse en 1966, al publicarse el disco "Ale Kuma", del músico Leonardo Gómez. Allí, en esa producción, una fusión de jazz con la música tradicional, reunió a cuatro cantadoras, dos del Pacífico y dos del Atlántico, con un grupo de jazz. Una de estas mujeres era Maldonado.
A partir de allí, Maldonado comenzó a perfilarse como una de las principales cultoras de la música colombiana. Uno de sus momentos estelares fue su participación en el Gran Concierto Nacional del año pasado, donde demostró todo su talento.
Expertos la consideraban una de las grandes voces del folclor colombiano al lado de Totó La Momposina y Petrona Martínez. Sin embargo, su salud, siempre frágil, le impidió llegar a más escenarios.
Entre sus muchas vivencias la que más recordaba era una en la que tuvo que cambiar trofeos que recibió como ganadora de cantadoras de bullerengue para que le dejaran entrar a sus hijos a la escuela.
La infancia de Etelvina transcurrió entre peregrinaciones de carnavales, fiestas patronales, cantos de bullerengues, fandango de lenguas y el constante sonido del tambor.
Maldonado fue una de las invitadas principales a la Feria Internacional del Libro de Bogotá de 2009, donde realizó un concierto ante más de 500 personas como parte de la clausura del homenaje que el Ministerio de Cultura les rindió a los poetas Candelario Obeso y Jorge Artel, negros como ella.
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