Uruguay quedó triste pero muy satisfecho tras caer en semifinales del Mundial
- Yalena OrtÃz
Caras largas y alguna lágrima, pero también cabezas altas y orgullo por el trabajo realizado fue lo que dejó en Uruguay la eliminación hoy de su selección en semifinales del Mundial de Sudáfrica tras caer ante el combinado holandés por dos goles contra tres.
Las riadas de personas que inundaron Montevideo festejando el paso victorioso del conjunto charrúa en Sudáfrica volvieron a repetirse hoy tras el pitido final del árbitro uzbeco Ravshan Irmatov y las banderas volvieron a ondear orgullosas, si bien el jolgorio y la ilusión daba paso a la digna resignación con la que los uruguayos recibieron el resultado de la eliminatoria.
Como en cada partido de la selección en todo el campeonato, en la capital el encuentro se vivió con intensidad horas antes de su inicio, con la gente apurando sus gestiones para estar libre a la hora señalada ante el televisor.
Miles de aficionados desafiaron al frío invernal y la amenaza de lluvia y se dirigieron al centro de Montevideo para presenciar el encuentro en la pantalla gigante instalada para la ocasión en la Plaza Independencia.
Otros, como el presidente José Mujica, acudieron al teatro de la empresa nacional de radiodifusión para presenciar el fútbol junto a miembros de su Ejecutivo y cientos de estudiantes de secundaria dispuestos a dar hasta su último aliento para animar a la 'celeste'.
Mientras, el resto del país se parapetó en oficinas, empresas, comercios, viviendas y bares, envueltos en las banderas blancas y celestes del país y con los rostros pintados con la esperanza de que su país llegara a la final de un campeonato del mundo por primera vez desde 1950.
Entre los asistentes a la plaza estuvo Jaime 'El Positivo', veterano aficionado de 82 años que ya acudió al mismo lugar el pasado viernes cuando Uruguay eliminó al combinado de Ghana en cuartos de final en un épico partido que se resolvió en la tanda de penales.
Haciendo honor a su apodo, 'El Positivo' apuntó a Efe durante el partido que Uruguay estaba "remontando su fútbol" y que el equipo charrúa iba a ganar.
"Están dadas las condiciones, y está la fe de la gente y su seguridad, y eso da energía y mueve la mano de Dios, y Dios hace milagros", afirmó con una sonrisa.
La posterior derrota no amilanó al aficionado, que armado con una vetusta carraca de color celeste testigo de las victorias uruguayas en los Mundiales de 1930 y 1950, trataba de animar a los más alicaídos.
"Anduvimos cerca, pero no pudimos. Sin embargo esto ha sido muy positivo, hemos demostrado al mundo que aquí todavía hay fútbol", dijo.
Otra testigo triste pero satisfecha fue Natalie Guerra, que acudió a la plaza con un intrincado maquillaje de color blanco y celeste y que señaló que para el pequeño Uruguay, país de 3,5 millones de habitantes, "estar en la semifinal es como si fueran campeones".
"Sí pensamos que se podía ganar, pero no llegamos. Nos gustaría haber salido campeones, estamos tristes. Pero al mismo tiempo nadie pensaba que pasábamos de la primera fase, eso fue como un milagro que hizo que fuera creciendo la ilusión", concluyó.
Tras el partido, la gente abandonó la Plaza Independencia y se dirigió al lugar de los festejos de otras ocasiones, sin tanto alboroto pero sin dejarse llevar por el desánimo.
Abatido, pero no hundido, el joven Marcos Corujo confesó a Efe su orgullo por el equipo dirigido por Óscar Washington Tabárez, que no se rindió en ningún momento.
"Estoy orgullosos, sí. Da pena, pero toda la gente está feliz, porque llegaron allí contra la corriente. Es una lástima, pero ya pasó. Los muchachos lo dieron todo", concluyó.
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