Artículo escrito por Marcela Rojas de Pérez
Publicado 1999/04/04 23:00:00
- REDACCION
La historia de nuestro continente en el presente siglo ha estado matizada por la intolerancia, el autoritarismo, la ausencia de diálogo y por una escasa participación de la población en la vida nacional. Han sido los procesos cruentos y la cultura de violencia los factores que han tipificado los niveles de relación social cuyo saldo arrastra hacia la pobreza y a la muerte al sector más valioso e importante en una sociedad, como lo es la juventud de nuestros países.
La cuota más grande del sacrificio en una sociedad la aporta la juventud. Cuando los hombres preparan las armas para las guerras o los conflictos armados, es por lo general, la juventud quien encabeza y finaliza los combates. También es el grupo más numeroso a la hora de sacrificarse por otros valores sociales más amplios y es el más sensibilizado ante los movimientos sociales. Por esta razón en algunos países y regiones se utiliza a la juventud como instrumentos para las guerras y los conflictos.
En el plano político sucede algo igual, pues se compromete el espíritu idealista de quienes no tienen dudas con el pasado para que entren en la contienda electoral a veces, de manera poco ética y sólo con mayor vocación hacia la paz, la solidaridad, la libertad y la democracia.
Más que acusarla sin razón de falta de valores e ideales, se debe impulsar su participación activa en la vida política y social de la nación, comprometerlos en tareas relacionadas con la cultura de la paz, la seguridad democrática, la solución pacífica de conflictos y el desarrollo de valores y conductas que posibiliten la convivencia pacífica y valorarlos como puentes de consenso entre instituciones y personas representativas de diversas tendencias de opinión.
No se puede gobernar al margen de la generación del nuevo milenio ni de sus expectativas; pues son en definitiva las jóvenes generaciones las que decidirán en mayo de 1999 la suerte de la democracia panameña y la de los nuevos gobernantes del próximo siglo. Quienes pretendan ignorar esta realidad no llegarán al poder o durarán poco en él. Pues la juventud está desarrollando una nueva ética y se siente muy sensibilizada respecto al sistema democrático, su desarrollo, su consolidación y su defensa, como compromiso tanto individual como colectivo; y a pesar de la presencia de la cultura de violencia, podemos afirmar que la juventud de hoy se siente comprometida con los valores de la paz, la tolerancia, la solidaridad con los menos favorecidos y la pobreza; la igualdad, el consenso y la resolución negociada de los conflictos. La violencia es un mito, la paz un ideal.
Prueba de esto es el Compromiso de la Juventud de los Partidos Políticos, suscrito por los secretarios de las juventudes de los partidos políticos legalmente reconocidos. En este documento se plasman las expectativas de los jóvenes de consolidar un foro de debate sobre el presente proceso electoral y los que vendrán en el próximo siglo; se constituye además en una coyuntura histórica para definir el papel que cabe a estos nuevos actores políticos como agentes de cambio y multiplicadores en tareas que requieren novedosos impulsos, creatividad y espíritu abierto. Es una esperanza para quienes anhelamos vivir en paz y en democracia, amamos la libertad y aspiramos a construir y dejar un país donde el consenso, la colaboración y la participación ciudadana sean prácticas congruentes con la vida democrática y pacifista.
El Compromiso de la Juventud de los Partidos Políticos es una muestra que en Panamá se cuenta con una nueva generación política de excelencia que transformará el nuevo siglo, que le dará sentido y esencia a los procesos electorales en Panamá y que construirá una sociedad nueva cimentada en la justicia social, la solidaridad, el consenso y el respeto a los derechos humanos.
La cuota más grande del sacrificio en una sociedad la aporta la juventud. Cuando los hombres preparan las armas para las guerras o los conflictos armados, es por lo general, la juventud quien encabeza y finaliza los combates. También es el grupo más numeroso a la hora de sacrificarse por otros valores sociales más amplios y es el más sensibilizado ante los movimientos sociales. Por esta razón en algunos países y regiones se utiliza a la juventud como instrumentos para las guerras y los conflictos.
En el plano político sucede algo igual, pues se compromete el espíritu idealista de quienes no tienen dudas con el pasado para que entren en la contienda electoral a veces, de manera poco ética y sólo con mayor vocación hacia la paz, la solidaridad, la libertad y la democracia.
Más que acusarla sin razón de falta de valores e ideales, se debe impulsar su participación activa en la vida política y social de la nación, comprometerlos en tareas relacionadas con la cultura de la paz, la seguridad democrática, la solución pacífica de conflictos y el desarrollo de valores y conductas que posibiliten la convivencia pacífica y valorarlos como puentes de consenso entre instituciones y personas representativas de diversas tendencias de opinión.
No se puede gobernar al margen de la generación del nuevo milenio ni de sus expectativas; pues son en definitiva las jóvenes generaciones las que decidirán en mayo de 1999 la suerte de la democracia panameña y la de los nuevos gobernantes del próximo siglo. Quienes pretendan ignorar esta realidad no llegarán al poder o durarán poco en él. Pues la juventud está desarrollando una nueva ética y se siente muy sensibilizada respecto al sistema democrático, su desarrollo, su consolidación y su defensa, como compromiso tanto individual como colectivo; y a pesar de la presencia de la cultura de violencia, podemos afirmar que la juventud de hoy se siente comprometida con los valores de la paz, la tolerancia, la solidaridad con los menos favorecidos y la pobreza; la igualdad, el consenso y la resolución negociada de los conflictos. La violencia es un mito, la paz un ideal.
Prueba de esto es el Compromiso de la Juventud de los Partidos Políticos, suscrito por los secretarios de las juventudes de los partidos políticos legalmente reconocidos. En este documento se plasman las expectativas de los jóvenes de consolidar un foro de debate sobre el presente proceso electoral y los que vendrán en el próximo siglo; se constituye además en una coyuntura histórica para definir el papel que cabe a estos nuevos actores políticos como agentes de cambio y multiplicadores en tareas que requieren novedosos impulsos, creatividad y espíritu abierto. Es una esperanza para quienes anhelamos vivir en paz y en democracia, amamos la libertad y aspiramos a construir y dejar un país donde el consenso, la colaboración y la participación ciudadana sean prácticas congruentes con la vida democrática y pacifista.
El Compromiso de la Juventud de los Partidos Políticos es una muestra que en Panamá se cuenta con una nueva generación política de excelencia que transformará el nuevo siglo, que le dará sentido y esencia a los procesos electorales en Panamá y que construirá una sociedad nueva cimentada en la justicia social, la solidaridad, el consenso y el respeto a los derechos humanos.
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