Albrook, Clayton, Howard y Sherman
En los tiempos de la Zona del Canal, las fuerzas armadas de Estados Unidos tuvieron sus motivos para honrar la memoria de oficiales meritorios como el Teniente Frank P. Albrook (1892-1924), el Coronel Bertram Tracy Clayton (1862-1918), el Mayor Charles H. Howard (1892-1936) y el General William Tecumseh Sherman (1820-91).
Entonces era comprensible que desde Washington se designaran a las bases militares en Panamá con nombres de personajes relevantes de la historia de esas fuerzas armadas. Cualquiera que fuese el nombre escogido, incluyendo a otros como Davis, Kobbe, Gulick y Rodman, los norteamericanos contaban con la autoridad necesaria para llamar a sus bases de la forma en que mejor les pareciera. "Albrook Air Force Base", "Fort Clayton", "Howard Air Force Base" y "Fort Sherman" surgieron así como bastiones para la defensa del área canalera.
Para los panameños, sin embargo, apelativos como Albrook, Clayton, Howard y Sherman nunca significaron nada nuestro. Todos eran nombres de factura norteamericana que no guardaban ninguna relación con el pasado o el presente de la sociedad panameña. Por el contrario, si algo nos recordaban era a la realidad nacional de la época: la vigencia del Tratado Hay-Bunau Varilla, la presencia militar de Estados Unidos en el territorio istmeño y las limitaciones a nuestra soberanía en la Zona del Canal.
Han pasado varias décadas desde que la Zona del Canal desapareció de todos los mapas. Pronto se cumplirán nueve años del cierre de la última base militar en Panamá. No obstante, a pesar del comprobado nacionalismo, de una larga lucha generacional, de una sangre derramada el 9 de enero de 1964, en la práctica nos parece difícil superar esos años de permanencia norteamericana en la extinta Zona.
Gracias a nuestra apatía, a nuestra indiferencia hacia la historia y cultura panameñas, aún seguimos utilizando los mismos nombres extraños que el Comando Sur nos dejara de herencia en diciembre de 1999.
Hoy casi nadie parece objetar que Albrook, Clayton, Howard y Sherman se conserven en la nomenclatura oficial, quizás porque casi nadie sabe ni quiénes fueron. "Así los llamaban los gringos", responderán muchos acerca de los sectores en que se ubicaron las antiguas bases. Sus nombres los adoptamos por inercia, por pereza de buscar y encontrar otros que en verdad representen a la sociedad panameña.
Lejanos quedaron los días en que por patriotismo impusimos a nuestro principal puerto del Caribe el nombre de Colón en vez de "Aspinwall", que preferían los norteamericanos. O cuando impusimos el nombre de "Puente de las Américas" al que habían designado formalmente como "Thatcher Ferry Bridge".
La causa de Albrook, Clayton, Howard y Sherman fue aquella de sus fuerzas armadas, no la nuestra. Su merecida recordación es deber de Estados Unidos, no de Panamá. El cambio de nombres continúa siendo una deuda pendiente que los panameños mantenemos con nuestra historia, nuestra cultura y nuestros mártires.
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