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Atado a un cadáver
Rosalina Orocú Mojica - Publicado:
En su gran poema, Virgilio menciona el suplicio al que un rey etrusco sometía a sus prisioneros.Con crueldad, el monarca ataba a sus enemigos a un cadáver, abandonándoles hasta la muerte.(La Eneida, VIII, versos 485-488).El proceso revolucionario venezolano también está atado a un cadáver: el de la ideología.¿Y de qué estamos hablando? Basta con leer la nueva ley de educación, por ejemplo, para detectar su presencia.Se trata de una mezcolanza de oxidado marxismo y de un socialismo utópico tan anticuado como inviable.Marx se hubiese asombrado al enterarse que su nombre es invocado para sustentar disparates de Chávez, y Gramsci probablemente se revuelve en su tumba al escuchar los ecos de su ilustre obra teórica, ahora incorporados a las prédicas incesantes del caudillo criollo.Lo importante no es que el cadáver ideológico revolucionario carezca de profundidad; tampoco resulta esencial que semejante cementerio intelectual sea o no creído verdaderamente por quienes le enarbolan como el camino de salvación para las masas del continente.Lo fundamental es que la ideología del régimen se ha convertido en fuente única de legitimación de sus tropelías y abusos, y al igual que los prisioneros del rey etrusco, el proceso chavista está atado a su destino y no le queda sino llegar de esa manera a su fin.Quizás Chávez cree efectivamente en el delirio ideológico que expone a diario en sus alocuciones.Algunos izquierdistas y demás radicales que le acompañan se toman en serio tales desvaríos.Pero insisto: ello no es crucial.Lo que importa es que el régimen se ha condenado a vivir amarrado al cadáver ideológico que su líder expone.La conclusión es que no hay marcha atrás.A pesar de que al menos 50% del país, seguramente mucho más, rechaza con el comunismo de Chávez, el “proceso” proseguirá su rumbo a la fuerza.La oposición debería asumir la verdadera naturaleza del régimen y reflexionar seriamente acerca del futuro.Nuestros dirigentes tienen la responsabilidad primordial de formular, organizar y conducir una estrategia de combate político que no se limite a expectativas electorales cada día más tramposas e ilusorias.Dicha estrategia no puede ser otra que la desobediencia civil masiva y a escala nacional.¿Seguirán nuestros dirigentes partidistas dedicados a preparar sus candidaturas a diputados, gobernadores y, desde luego, Presidentes de la República (de las que existe una docena)? Por desgracia, el cadáver de una estéril ideología ata al chavismo a su perdición, condenando de paso a Venezuela a una inevitable y costosa convulsión histórica.No hay remedio.*Profesor de teoría política, Universidad Metropolitana de Caracas.© www.aipenet.com