Auxiliares vs. Enfermeras
Publicado 2003/06/03 23:00:00
Bajo el amparo de la responsabilidad estatal de velar por la salud de la población panameña y de la consignación de las atribuciones del Ministerio de Salud que conlleva a la integración progresiva de las acciones en la materia a fin de alcanzar un rendimiento más alto de sus recursos, se pretende modificar algunos artículos de la Ley 2 de 17 de enero de 1962 relativa al Auxiliar de Enfermería, mediante la aprobación de un proyecto de ley que ha puesto en peligro la paz y la armonía que deberían existir entre las auxiliares de enfermería y las enfermeras encargadas de garantizar la atención primaria al paciente.
Al parecer los auxiliares de enfermería ya no se sienten felices y no encuentran satisfacción con la labor que desempeñan, ya que el citado proyecto pretende hacer desaparecer el cargo de Auxiliar de Enfermería y remplazarlo por el de Técnico en Enfermería. No sólo se trata de un mero cambio de nombre, sino que se intenta elevar el nivel formativo de las personas que irían a desempeñar dicho cargo. Digo que irían, ya que los que desempeñan dichas funciones fueron formados por necesidades de servicios por las instituciones oficiales de salud a partir de 1956, período en donde se inician los cursos de formación de auxiliares de enfermería con el propósito de que este personal realizara funciones menores dentro del ámbito de responsabilidad de la enfermera profesional. Es decir, un auxiliar en servicio tendría que estudiar una carrera de nivel técnico superior o universitaria para ocupar el cargo de técnico que propone el proyecto de ley.
Algunas preguntas caben en está situación: ¿Qué ocurrirá con los actuales auxiliares en servicio? ¿Quiénes desempeñarían las funciones que éstos llevan a cabo? ¿Qué intereses promueven este proyecto de ley? ¿A quién beneficia esta iniciativa y a quién perjudica? ¿Por qué las enfermeras se oponen a este proyecto?
Lo cierto es que en estos últimos días, la más alta dirigencia del gremio de los auxiliares de Enfermería ha tenido una presencia significativa en casi todos los medios de comunicación promoviendo su proyecto, propuesta que ni sus bases conocen y no se tiene idea en cuánto los perjudica.
La verdad es que la propuesta de ley que dicha dirigencia (ANPAE) enarbola, privilegia sus muy particulares intereses y, muy en especial, los de un centro formador de técnicos en Enfermería, el cual ni tiene en regla su estatus jurídico para la realización de sus prácticas clínicas en las instituciones oficiales por parte del Ministerio de Salud.
Las enfermeras, en franca oposición a este proyecto, han venido cerrando filas, ya que si bien hay escasez de estas profesionales en muchos sitios, esencialmente en zonas de difícil acceso, y que por situaciones económicas en esos lugares el único recurso de salud que existe es el auxiliar de enfermería quien frente a las situaciones que se le presentan tiene que realizar actividades que competen a la enfermera, entendemos que esos casos son excepcionales. Sin embargo, la dirigencia de los auxiliares de enfermería, y con argumentos como éstos, quiere usurpar funciones como la docencia y la investigación, los cuales son potestad de las licenciadas en Enfermería quienes han tenido que quemarse las pestañas con sus rigurosos estudios universitarios de cuatro y cinco años, frente a los dos años que los técnicos cursan en su carrera.
La dirigencia de ANPAE desea mejorar el nivel académico y laboral de todos sus agremiados, y creemos que es loable hacerlo pero en el marco de una concepción integral de la enfermería y en el de su carrera profesional, en donde se establezcan sus formas o requisitos de ingreso, escalas, ascensos, incentivos y formas de pasar de una etapa a otra con estudios y experiencias en el servicio.
Es necesario hacer un llamado a toda la sociedad panameña sobre las intenciones del proyecto de ley No. 111. La salud, la atención primaria del paciente está en peligro.
En vez de caminar hacia una mejor atención, pareciera que se nos guía a tecnificar tanto la enfermería que estamos en el umbral en donde los auxiliares serán jefes y los familiares de los pacientes serán cada vez más y en mayor número, los que asistirán a sus enfermos.
Al parecer los auxiliares de enfermería ya no se sienten felices y no encuentran satisfacción con la labor que desempeñan, ya que el citado proyecto pretende hacer desaparecer el cargo de Auxiliar de Enfermería y remplazarlo por el de Técnico en Enfermería. No sólo se trata de un mero cambio de nombre, sino que se intenta elevar el nivel formativo de las personas que irían a desempeñar dicho cargo. Digo que irían, ya que los que desempeñan dichas funciones fueron formados por necesidades de servicios por las instituciones oficiales de salud a partir de 1956, período en donde se inician los cursos de formación de auxiliares de enfermería con el propósito de que este personal realizara funciones menores dentro del ámbito de responsabilidad de la enfermera profesional. Es decir, un auxiliar en servicio tendría que estudiar una carrera de nivel técnico superior o universitaria para ocupar el cargo de técnico que propone el proyecto de ley.
Algunas preguntas caben en está situación: ¿Qué ocurrirá con los actuales auxiliares en servicio? ¿Quiénes desempeñarían las funciones que éstos llevan a cabo? ¿Qué intereses promueven este proyecto de ley? ¿A quién beneficia esta iniciativa y a quién perjudica? ¿Por qué las enfermeras se oponen a este proyecto?
Lo cierto es que en estos últimos días, la más alta dirigencia del gremio de los auxiliares de Enfermería ha tenido una presencia significativa en casi todos los medios de comunicación promoviendo su proyecto, propuesta que ni sus bases conocen y no se tiene idea en cuánto los perjudica.
La verdad es que la propuesta de ley que dicha dirigencia (ANPAE) enarbola, privilegia sus muy particulares intereses y, muy en especial, los de un centro formador de técnicos en Enfermería, el cual ni tiene en regla su estatus jurídico para la realización de sus prácticas clínicas en las instituciones oficiales por parte del Ministerio de Salud.
Las enfermeras, en franca oposición a este proyecto, han venido cerrando filas, ya que si bien hay escasez de estas profesionales en muchos sitios, esencialmente en zonas de difícil acceso, y que por situaciones económicas en esos lugares el único recurso de salud que existe es el auxiliar de enfermería quien frente a las situaciones que se le presentan tiene que realizar actividades que competen a la enfermera, entendemos que esos casos son excepcionales. Sin embargo, la dirigencia de los auxiliares de enfermería, y con argumentos como éstos, quiere usurpar funciones como la docencia y la investigación, los cuales son potestad de las licenciadas en Enfermería quienes han tenido que quemarse las pestañas con sus rigurosos estudios universitarios de cuatro y cinco años, frente a los dos años que los técnicos cursan en su carrera.
La dirigencia de ANPAE desea mejorar el nivel académico y laboral de todos sus agremiados, y creemos que es loable hacerlo pero en el marco de una concepción integral de la enfermería y en el de su carrera profesional, en donde se establezcan sus formas o requisitos de ingreso, escalas, ascensos, incentivos y formas de pasar de una etapa a otra con estudios y experiencias en el servicio.
Es necesario hacer un llamado a toda la sociedad panameña sobre las intenciones del proyecto de ley No. 111. La salud, la atención primaria del paciente está en peligro.
En vez de caminar hacia una mejor atención, pareciera que se nos guía a tecnificar tanto la enfermería que estamos en el umbral en donde los auxiliares serán jefes y los familiares de los pacientes serán cada vez más y en mayor número, los que asistirán a sus enfermos.
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