Ayuda climática: no es prioridad para los más pobres
En preparación para la cumbre del clima de París (COP21) en diciembre, países ricos y organizaciones de desarrollo se esfuerzan por unirse a las filas ...
En preparación para la cumbre del clima de París (COP21) en diciembre, países ricos y organizaciones de desarrollo se esfuerzan por unirse a las filas ...
- Bjorn Lomborg ([email protected])
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- - Publicado: 25/11/2015 - 12:00 am
En preparación para la cumbre del clima de París (COP21) en diciembre, países ricos y organizaciones de desarrollo se esfuerzan por unirse a las filas de moda de los países donantes en "ayuda climática". Esto significa decirles a las personas más desfavorecidas del mundo, que sufren de tuberculosis, malaria o malnutrición, que lo que realmente necesitan no es medicinas, mosquiteros o micronutrientes, sino un panel solar. Es una noticia terrible.
El último en subirse al carro es el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, quien anunció que el Banco gastará hasta US$29 mil millones al año hacia 2020 en proyectos para ayudar a los países receptores a enfrentar el calentamiento global. El presidente Obama ha prometido US$3 mil millones para ayuda climática; el Reino Unido está desviando US$8900 millones de su presupuesto de ayuda exterior para el Fondo Internacional para el Clima para los próximos cinco años. Francia promete US$5600 millones anuales en asistencia relacionada con el clima para el 2020, frente a los US$3.4 mil millones en la actualidad. Y el Banco Africano de Desarrollo planea triplicar sus inversiones relacionadas con el clima a más de US$5 mil millones al año para el 2020, que representa 40% de su cartera.
Todas estas promesas tuvieron su génesis en el caos de la Cumbre del Clima de Copenhague, hace seis años, cuando los países ricos hicieron una impulsiva promesa de gastar US$100 mil millones al año en "financiamiento climático" para los pobres del mundo hacia 2020.
El vicepresidente del Banco Mundial y el enviado especial para el cambio climático Rachel Kyte recuerda que los Gobiernos inventaron el número simbólico para tratar de rescatar un acuerdo de último minuto: "Los US$100 mil millones fue una cifra tomada en el aire en Copenhague. Si piensa en la economía mundial y el reto para los ministros de Finanzas de los países desarrollados, no estoy seguro de que un número abstracto como US$100 mil millones sea útil".
El logro de US$100 mil millones al año en ayuda climática es visto como fundamental para el éxito de la cumbre de París. Peor aún, este objetivo está transformando radicalmente el gasto en desarrollo. De la ayuda que analiza la Ocde -alrededor del 70% del desarrollo bilateral mundial- más de 1 de cada 4 dólares va a la ayuda relacionada con el clima, por encima del 0.5% tal vez en 1980.
Es profundamente preocupante porque desviar dinero para ayuda climática es inmoral. En un mundo donde la desnutrición cobra al menos 1.4 millones de vidas de niños, 1,200 millones viven en la pobreza extrema, y 2,600 millones carecen de agua potable y saneamiento, no es sorprende que los más pobres no quieran ayuda climática. La ONU ha preguntado a más de 8 millones de personas qué políticas priorizan. Para todo el mundo como para los que viven en los países más pobres, el clima viene en el puesto 16 de 16, después de otras 15 opciones.
Las prioridades son educación, mejor atención sanitaria, mejores oportunidades de trabajo, gobierno honesto y sensible, y alimentos nutritivos y accesibles.
Suministrarles a los países más desfavorecidos del mundo paneles solares es una autoindulgencia inexcusable de los ricos del mundo. Las fuentes de energía verde pueden ser buenas para mantener una única luz y para cargar un teléfono celular. Pero son inútiles para hacer frente a los principales retos de energía para los pobres del mundo.
Tres mil millones de personas sufren una terrible contaminación del aire interior porque queman madera y estiércol para cocinar, pero los paneles solares no pueden aportar energía a cocinas limpias. No pueden alimentar los refrigeradores que conservarán las vacunas y los alimentos para que no se echen a perder, y no pueden alimentar la maquinaria para la agricultura y las fábricas.Y la mayoría de las energías renovables siguen siendo mucho más caras. Un estudio del Centro para el Desarrollo Mundial muestra que si en lugar de gastar dinero en energías renovables la usáramos en la electrificación del gas podríamos sacar cuatro veces más personas de las tinieblas y de la pobreza.
Abordar el calentamiento global efectivamente requerirá innovación a largo plazo, lo que hará que la energía verde sea accesible para todos, en lugar de nuestra obsesión de subsidiar paneles solares y turbinas eólicas ineficientes.
En este momento, los países ricos están en una carrera por parecer verdes y generosos. Los países receptores van a empujar para asegurarse que reciban los fondos. Esto es inevitable y comprensible. La verdad es que no es en la ayuda climática donde podemos realizar el mayor bien y no es lo que quieren o necesitan los más pobres del mundo.
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