Balance de la operación Zorro del Desierto
Publicado 1998/12/31 00:00:00
Conociendo la reacción política de Saddam Hussein pintando como victoria iraquí la Operación Zorro del Desierto, podría llegarse a la conclusión algo escéptica pero realista que poco o nada ha cambiado, después de los bombardeos. El déspota iraquí se mantiene en su posición de agresividad y arrogancia, prohibiendo los vuelos civiles de los funcionarios de la ONU, obstinándose en rechazar la continuidad de las investigaciones de búsqueda de su arsenal de armas biológicas y enfrentando a tiros a los aviones estadounidenses y británicos en las zonas de exclusión.
Las autoridades militares y civiles de Estados Unidos y Gran Bretaña dijeron haber cumplido el propósito táctico de destruir fábricas y arsenales supuestamente organizados con fines genocidas. Pero el precio del operativo militar fue el de revelar la presencia de agujeros en la unidad europea, como la actitud del gobierno de Francia, y de enfriar, por otro lado, los entendimientos militares con la Federación Rusa. Hombre de la nomenclatura de la vieja guardia comunista, el primer ministro Eugeny Primakov utilizó la coyuntura para criticar abiertamente a Estados Unidos e Inglaterra, y amenazar con romper los compromisos estratégicos con el Pacto del Atlántico. Occidente tiene presente que en la actual situación rusa quien lleva la voz cantante es un veterano cuadro de la KGB.
En el plano diplomático, se desvaneció muy rápido el efecto positivo de la visita de Clinton a territorio palestino, con las propuestas que se extendieron a las principales capitales árabes. Los grupos integristas se movilizaron para opacar la mediación pacifista de Clinton entre Israel y la OLP. En las Naciones Unidas hubo países árabes que movilizaron apoyo de países occidentales para presionar el levantamiento del embargo económico contra Irak con una opinión pública mundial sensibilizada por las imágenes de las explosiones sobre los blancos militares en Bagdad, que ahora juega a gusto a ser David contra Goliat.
En el plano petrolero se registró un efímero repunte del precio internacional de hidrocarburos, temiéndose que el operativo militar pudiera estorbar la circulación de tanqueros dentro del área del Golfo Pérsico. Pero como no se produjeron complicaciones en el tránsito naviero en el golfo, los precios del crudo se estabilizaron rápidamente, más bien con tendencia a la baja, desdibujando las aspiraciones de algunos productores como Venezuela, que ven en el mejoramiento de los precios la salida a sus graves problemas.
En resumen, las operaciones militares tuvieron consecuencias restringidas y hasta podría decirse que fortalecieron el régimen de Saddam Hussein en la esfera internacional. No cabe duda que la estrategia quizás debiera cambiarse, buscando objetivos políticos internos para que Irak, reconvirtiéndose de dictadura en régimen pluralista, cese en sus desafíos bélicos. Hay que tener presente que se invirtieron miles de millones de dólares para debilitar el comunismo soviético desde fuera sin percatarse que en la estructura interna de la URSS era donde radicaban los males definitivos del totalitarismo.
Las autoridades militares y civiles de Estados Unidos y Gran Bretaña dijeron haber cumplido el propósito táctico de destruir fábricas y arsenales supuestamente organizados con fines genocidas. Pero el precio del operativo militar fue el de revelar la presencia de agujeros en la unidad europea, como la actitud del gobierno de Francia, y de enfriar, por otro lado, los entendimientos militares con la Federación Rusa. Hombre de la nomenclatura de la vieja guardia comunista, el primer ministro Eugeny Primakov utilizó la coyuntura para criticar abiertamente a Estados Unidos e Inglaterra, y amenazar con romper los compromisos estratégicos con el Pacto del Atlántico. Occidente tiene presente que en la actual situación rusa quien lleva la voz cantante es un veterano cuadro de la KGB.
En el plano diplomático, se desvaneció muy rápido el efecto positivo de la visita de Clinton a territorio palestino, con las propuestas que se extendieron a las principales capitales árabes. Los grupos integristas se movilizaron para opacar la mediación pacifista de Clinton entre Israel y la OLP. En las Naciones Unidas hubo países árabes que movilizaron apoyo de países occidentales para presionar el levantamiento del embargo económico contra Irak con una opinión pública mundial sensibilizada por las imágenes de las explosiones sobre los blancos militares en Bagdad, que ahora juega a gusto a ser David contra Goliat.
En el plano petrolero se registró un efímero repunte del precio internacional de hidrocarburos, temiéndose que el operativo militar pudiera estorbar la circulación de tanqueros dentro del área del Golfo Pérsico. Pero como no se produjeron complicaciones en el tránsito naviero en el golfo, los precios del crudo se estabilizaron rápidamente, más bien con tendencia a la baja, desdibujando las aspiraciones de algunos productores como Venezuela, que ven en el mejoramiento de los precios la salida a sus graves problemas.
En resumen, las operaciones militares tuvieron consecuencias restringidas y hasta podría decirse que fortalecieron el régimen de Saddam Hussein en la esfera internacional. No cabe duda que la estrategia quizás debiera cambiarse, buscando objetivos políticos internos para que Irak, reconvirtiéndose de dictadura en régimen pluralista, cese en sus desafíos bélicos. Hay que tener presente que se invirtieron miles de millones de dólares para debilitar el comunismo soviético desde fuera sin percatarse que en la estructura interna de la URSS era donde radicaban los males definitivos del totalitarismo.
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