Becas para Cuba
Publicado 2004/01/31 00:00:00
Sorprendí a un centenar de jóvenes (señoritas y varones), haciendo fila para llenar solicitudes de becas superiores ofrecidas por Cuba. Unos estudiarán medicina, ingeniería civil, mecánica, arquitectura y otras carreras universitarias; sólo medicina está costando en el mercado educativo unos 40 mil dólares.
Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra, por citar algunos de los países más ricos del planeta, no son capaces de regalar, como hace Cuba, becas de este tipo. ¿Por qué? Cuba no sólo otorga las becas completas, sino que incluye el pasaje de ida y regreso al país de origen del becario o becado. Ese es un país pobre, del tercer mundo, que hace este enorme sacrificio para ayudar en un bien ponderado internacionalismo educativo a tanto joven brillante, genial, inteligente, que si no fuera por estas becas se perderían entre cañaverales, tomatales y arrozales, como peones o explotados agricultores.
Me acerqué, grabadora en mano, a unas de las futuras becarias y les dije antes de poner el rec-play: La Revolución cubana costó mucha sangre, miles de jóvenes dieron la vida para que ahora ustedes vayan cómodamente a estudiar a ese país caribeño. Estudien, cada vez que tomen un libro, o vayan al campo a hacer práctica, recuerden por Dios, mis palabras. Mucha sangre ha costado mis estudios y esta revolución, que siendo yo panameño, no cubano, me educa y prepara. ¡Qué solidaridad educativa e internacional! Hace 45 años, desde aquellos edificios -y señalaba las azoteas de los que están diagonales a esta embajada-, filmaban a quien se atreviera a entrar por esa puerta de hierro. Es más, al poeta e historiador Alvaro Menéndez Franco, un juez de policía lo sentenció a seis meses de cárcel por viajar a Cuba y traer a su regreso seis revistas bohemias; por cada revista un mes de cárcel.
Cuánto oscurantismo político, el remonismo aún tenía sus remanentes de aquella nefasta Ley 51 de diciembre de 1953, mediante la cual se excluía del servicio público al panameño/a que profesara ideas de izquierda. Para las épocas brillantes, maestros como Vicente Bayard, César De León, José Holguín, Hugo Víctor, fueron destituidos de sus cátedras y condenados al hambre.
Hoy, les dije a las futuras estudiantes de las universidad cubanas, gracias a esos mártires ideológicos de los años 50 y 60, ustedes abordarán sin contratiempo el próximo vuelo rumbo a la capital habanera. Nada de lloriquear y regresar al Istmo antes que concluyan sus estudios, y no teman por su ideología religiosa, en Cuba se la respetan. Por ahí está el Ing. Vladimir Herrera De León, a quien la revolución educó bajo los parámetros del marxismo y regresó cristiano, hoy es un prominente predicador evangélico.
Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra, por citar algunos de los países más ricos del planeta, no son capaces de regalar, como hace Cuba, becas de este tipo. ¿Por qué? Cuba no sólo otorga las becas completas, sino que incluye el pasaje de ida y regreso al país de origen del becario o becado. Ese es un país pobre, del tercer mundo, que hace este enorme sacrificio para ayudar en un bien ponderado internacionalismo educativo a tanto joven brillante, genial, inteligente, que si no fuera por estas becas se perderían entre cañaverales, tomatales y arrozales, como peones o explotados agricultores.
Me acerqué, grabadora en mano, a unas de las futuras becarias y les dije antes de poner el rec-play: La Revolución cubana costó mucha sangre, miles de jóvenes dieron la vida para que ahora ustedes vayan cómodamente a estudiar a ese país caribeño. Estudien, cada vez que tomen un libro, o vayan al campo a hacer práctica, recuerden por Dios, mis palabras. Mucha sangre ha costado mis estudios y esta revolución, que siendo yo panameño, no cubano, me educa y prepara. ¡Qué solidaridad educativa e internacional! Hace 45 años, desde aquellos edificios -y señalaba las azoteas de los que están diagonales a esta embajada-, filmaban a quien se atreviera a entrar por esa puerta de hierro. Es más, al poeta e historiador Alvaro Menéndez Franco, un juez de policía lo sentenció a seis meses de cárcel por viajar a Cuba y traer a su regreso seis revistas bohemias; por cada revista un mes de cárcel.
Cuánto oscurantismo político, el remonismo aún tenía sus remanentes de aquella nefasta Ley 51 de diciembre de 1953, mediante la cual se excluía del servicio público al panameño/a que profesara ideas de izquierda. Para las épocas brillantes, maestros como Vicente Bayard, César De León, José Holguín, Hugo Víctor, fueron destituidos de sus cátedras y condenados al hambre.
Hoy, les dije a las futuras estudiantes de las universidad cubanas, gracias a esos mártires ideológicos de los años 50 y 60, ustedes abordarán sin contratiempo el próximo vuelo rumbo a la capital habanera. Nada de lloriquear y regresar al Istmo antes que concluyan sus estudios, y no teman por su ideología religiosa, en Cuba se la respetan. Por ahí está el Ing. Vladimir Herrera De León, a quien la revolución educó bajo los parámetros del marxismo y regresó cristiano, hoy es un prominente predicador evangélico.
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