Cien años
- - Publicado: 03/11/2003 - 12:00 am
Ya desde el siglo XVII en las coplas de Lope de Vega se hablaba de características particulares de los habitantes de Panamá, a lo largo del período colonial se conformó una identidad particular para los habitantes del Istmo. Tan es así que Panamá formó parte de varias estructuras de administración colonial de lo que hoy es Centro y Sur América y nunca encajó totalmente en ninguna de ellas. Panamá a diferencia de las demás provincias de la América Hispana, logra su independencia de España por sus propios medios y sin violencia. Los istmeños optamos libremente por unirnos al proyecto Bolivariano y libremente nos separamos de su remanente, cuando ya hacía tiempo que Venezuela y Ecuador habían hecho lo propio. Cansados de guerras intestinas y de abandono de nuestros mejores intereses por parte de la metrópoli bogotana, los panameños iniciamos camino propio un 3 de noviembre de 1903. Nuestros próceres planearon declarar la separación en la misma fecha en la que lo hicimos de España 82 años antes, pero los acontecimientos precipitaron las acciones. Nuestra vulnerabilidad y afán de paz hizo que los padres de la Patria establecieran alianzas con la potencia más poderosa del continente. Hacía apenas meses que finalizara la Guerra de los Mil Días y en el Istmo de Panamá habían triunfado los ejércitos locales, no fue pues, por falta de valentía ni de capacidad bélica que buscamos el apoyo de los Estados Unidos, sino por evitar las mismas guerras que asolaron a Colombia y para asegurar la construcción del Canal, obra en la que atinadamente los istmeños cifraron esperanzas de bienestar económico.
A lo largo de la mayor parte de estos cien años los panameños luchamos para completar nuestra independencia. La presencia abrumadora de los Estados Unidos tuvo impactos positivos pero también limitó nuestra maduración nacional. Nuevamente vemos como los panameños de manera pacífica, prudente e inteligente condujimos un proceso de recuperación territorial y soberana que concluyó el 31 de diciembre del año 1999. Para lograrlo también nos valimos de aliados, incluso dentro de los propios Estados Unidos. El patrón histórico de visión, realismo, prudencia, astucia y pacifismo nos ha permitido construir un país que no sólo es orgullo de los panameños sino también foco de atracción para inmigrantes de todas partes de América y del Mundo, que encuentran en Panamá oportunidades que no ven en sus propios lares.
Hoy la República de Panamá es una realidad incuestionable que vive en paz, robustece su democracia, disfruta los beneficios de su canal y ve con optimismo un futuro promisorio.
¡Felicidades Panamá!
No la sonrisa desconfiada ni la sonrisa malévola, porque sólo los miedosos están siempre en guardia. El hombre valiente anda solo y no teme entregarse, porque sabe que a la hora del apuro su fuerza interior no le ha de fallar.
Por ello, vamos a sonreír con bondad, como sonríen los fuertes; con confianza como sonríen los niños; sonreír con luz, como sonríen los genios. Tal es la sonrisa que confunde a los “caras duras” y a los hipócritas; a los que portan el gesto de verdugo y a los que se enmascaran tras el antifaz de la simpatía.
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