¡Claro que soy discapacitada!
- Elodia Muñoz
En muchas partes del mundo, los valientes se ganan la admiración del colectivo, en la misma medida en que los oportunistas se labran el desprecio general.
En los últimos días he estado pensando en la población con discapacidad, definida esta como una población cosificada, (tratar a la persona como una cosa). Y es que se ha presentado un proyecto de ley que acorta el periodo de nombramiento del director de la Secretaría Nacional de Discapacitados (SENADIS). De aprobarse la norma, su director tendría que ser removido de su cargo a partir de la promulgación de la presente ley. En lo que sí estamos de acuerdo es que las estructuras administrativas, visión, misión y objetivos de una organización es la plataforma con que cuenta el Estado para la materialización de sus políticas, pero además, es imperante el concurso, la consideración y apreciación oportuna de los discapacitados a quienes se dirigen los proyectos y programas, lo que conocemos como la auténtica participación. Me pregunto, no obstante, ¿cómo disfruto de la genuina inclusión? ¿Qué tanto han ponderado los cosificadores donde lo usual es que me conforme con acciones ejecutadas por otros? No quiero sentirme que pertenezco al clan de los que manipulan, utilizan e instrumentalizan con fines puramente personales lucrativos y económicos o un interés creado en beneficio de unos pocos.
Es acaso posible no sentirme utilizada en un país en el que descubro el nombrar, remover y renombrar a directores sin la opinión o parecer de los discapacitados. Como panameña me siento complacida de que haya personas que poseen un gran valor, realmente dispuestas e interesadas en invertir ilusión, esfuerzo y solidaridad y las que no, tanto pues revestidos de asistencialismo, son unos verdaderos aprovechadores y oportunistas de la discapacidad.
Definitivamente, estoy desarraigada de un país donde el tema de discapacidad lo disponen los cosificadores y más desarraigada me siento porque usualmente son estos los que se salen con la suya. Por supuesto, que no siento que pertenezco a un país en el que soy considerada enemiga por pensar distinto y mucho más desarraigada en el que los oportunistas aumentan cada día más; son más quienes abogan por mantenerse en los puestos que por las verdaderas luchas por los derechos de las personas con discapacidad imperando la manipulación, los intereses creados y la incitación a la división, donde la parte más importante es continuar usufructuando de la discapacidad.
Hay discapacitados de discapacitados los que se conforman con serlo y los que se rebelan contra esa condición, definitivamente me cuento entre los segundos, soy “discapacitada”, en el mundo de la mediocridad solo porque creo que todos podemos llegar a ser mejores, me siento discapacitada, desarraigada y todos sus sinónimos y además deseando con todo fervor continuar así mientras no se logre una verdadera participación de las personas con discapacidad en el desarrollo de las políticas que nos corresponden.
"La Historia admira a los sabios, pero eleva a los valientes" Edmund Morris.
*La escritora es invidente.
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