"Con la vara que midas, serás medido..."
Publicado 1999/07/20 23:00:00
Como quiera que comparto los sentimientos de William Pitt al señalar que: "No abriguéis jamás rencor y menos desagradecimiento, porque el rencor y la ingratitud os hace más daño a vosotros que al odiado"; considero que me veo obligado como persona que respeta dignidad de todo ser humano y en especial su integridad física, a señalar que el procurador José Antonio Sossa, gracias a la bondad del Todopoderoso, comprendió que cuando uno ostenta un alto cargo en la administración de justicia, no sólo está llamado a resolver fríamente los expedientes bajo su cargo, sino también a velar por el buen funcionamiento de la justicia y la integridad física de los encartados en tales situaciones.
Hemos visto que el señor Procurador General de la Nación se apersonó a las instalaciones de la PTJ a ver de primera mano la situación física de un detenido y al negarse los encargados de la seguridad de dicha institución, se produjo un hecho en el cual hasta armas de fuego salieron a relucir, tal como se observa en las vistas televisivas.
Tengo que expresar que José Manuel Faúndes, en calidad de magistrado, jamás se apersonó a un recinto de reclusión a ver la situación física de tan sólo un detenido, y mucho menos arma en mano y menos aún rodeado de custodios o guardaespaldas. Sin embargo una de las acusaciones formuladas en mi contra por el señor Procurador, fue mi supuesto interés por la salud física de algunos detenidos, causándome ello la situación en que me encuentro hoy día, es decir, separado por tres años de mi cargo, sin cobrar y sin poder ejercer la profesión de abogado.
Además debo recordar entre otras cosas, que la ética judicial establece para todos los funcionarios del "rgano Judicial y del Ministerio Público, que tienen el deber de ser atentos con los abogados y demás personas que ante ellos acudan en busca de amparo de la justicia, extremos estos en los que siempre me destaqué y traté de cumplir.
Pero, señor Procurador, yo no le guardo rencor, es más, lo felicito por esa calidad humana que ha tenido en velar por la integridad física de un detenido, su comportamiento abriga en usted un gran sentimiento humano y cristiano, el cual yo también comparto. Pero, recuerde que no se puede ser justo sin ser humano, cualidades estas que lamentablemente en mi persona usted no las pudo observar y más bien sirvieron a su criterio de acicate contra nosotros y lo motivaron a presentar una denuncia contra nuestra persona.
Como colofón de todas las imágenes vistas en la televisión, y en especial su denuncia en contra nuestra, sólo me resta recordar la vieja reflexión del insigne humanista Franklin, quien señaló: "No hagáis mal a nadie, ya sea perjudicándole, o ya omitiendo el hacerle el bien a que os obliga vuestro deber".
Para facilitar, sólo nos resta decir que la historia nos juzgará.
Hemos visto que el señor Procurador General de la Nación se apersonó a las instalaciones de la PTJ a ver de primera mano la situación física de un detenido y al negarse los encargados de la seguridad de dicha institución, se produjo un hecho en el cual hasta armas de fuego salieron a relucir, tal como se observa en las vistas televisivas.
Tengo que expresar que José Manuel Faúndes, en calidad de magistrado, jamás se apersonó a un recinto de reclusión a ver la situación física de tan sólo un detenido, y mucho menos arma en mano y menos aún rodeado de custodios o guardaespaldas. Sin embargo una de las acusaciones formuladas en mi contra por el señor Procurador, fue mi supuesto interés por la salud física de algunos detenidos, causándome ello la situación en que me encuentro hoy día, es decir, separado por tres años de mi cargo, sin cobrar y sin poder ejercer la profesión de abogado.
Además debo recordar entre otras cosas, que la ética judicial establece para todos los funcionarios del "rgano Judicial y del Ministerio Público, que tienen el deber de ser atentos con los abogados y demás personas que ante ellos acudan en busca de amparo de la justicia, extremos estos en los que siempre me destaqué y traté de cumplir.
Pero, señor Procurador, yo no le guardo rencor, es más, lo felicito por esa calidad humana que ha tenido en velar por la integridad física de un detenido, su comportamiento abriga en usted un gran sentimiento humano y cristiano, el cual yo también comparto. Pero, recuerde que no se puede ser justo sin ser humano, cualidades estas que lamentablemente en mi persona usted no las pudo observar y más bien sirvieron a su criterio de acicate contra nosotros y lo motivaron a presentar una denuncia contra nuestra persona.
Como colofón de todas las imágenes vistas en la televisión, y en especial su denuncia en contra nuestra, sólo me resta recordar la vieja reflexión del insigne humanista Franklin, quien señaló: "No hagáis mal a nadie, ya sea perjudicándole, o ya omitiendo el hacerle el bien a que os obliga vuestro deber".
Para facilitar, sólo nos resta decir que la historia nos juzgará.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.