Conflicto Honduras-Nicaragua
Publicado 1999/12/15 00:00:00
En materia de conflictos territoriales es difícil definir de antemano quién tiene la razón y quién no la tiene, como es el caso derivado de la suscripción de un tratado entre Colombia y Honduras sobre la plataforma continental y el mar territorial, y la reacción de Nicaragua, afectada por el tratado, de acuerdo a su criterio diplomático. Existen canales diversos para buscar soluciones a esta clase de controversias, y ello es posible, tal como lo ha probado el arreglo bilateral entre Ecuador y Perú.
Es extraño, por ello, que Nicaragua haya sobrerreaccionado con represalias como el llamado impuesto de la soberanía del 35% de arancel a los productos importados de Honduras y Colombia, en vez de acudir a los mecanismos de negociación regional pautados por el Sistema de Integración de Centroamérica(SICA).
En medios políticos y periodísticos de Nicaragua se comenta que la respuesta del Presidente Arnoldo Alemán evoca el manido procedimiento de atizar conflictos externos para aplacar problemas internos. Una reciente encuesta de "La Prensa" de Managua presenta a Alemán en los niveles más bajos de estima popular, situación presumiblemente desencadenada, entre otros episodios, por el encarcelamiento del Contralor Agustín Jarquín que formuló cargos de corrupción estatal.
Frente a las sospechas de manipulación política del conflicto, compete a los organismos regionales el apoyo en la búsqueda de arreglos satisfactorios para las partes.
En primera instancia, el SICA debiera coadyuvar en el cese del levantamiento del alza de aranceles, dado que la medida unilateral transgrede los convenios regionales de integración. En segunda instancia, la OEA deberá abocarse al logro de un entendimiento armonioso entre Nicaragua, Honduras y Colombia en lo relativo a las áreas marinas, de manera que las reclamaciones se ventilen en los canales adecuados, sin manipulaciones políticas de ninguna índole.
Es extraño, por ello, que Nicaragua haya sobrerreaccionado con represalias como el llamado impuesto de la soberanía del 35% de arancel a los productos importados de Honduras y Colombia, en vez de acudir a los mecanismos de negociación regional pautados por el Sistema de Integración de Centroamérica(SICA).
En medios políticos y periodísticos de Nicaragua se comenta que la respuesta del Presidente Arnoldo Alemán evoca el manido procedimiento de atizar conflictos externos para aplacar problemas internos. Una reciente encuesta de "La Prensa" de Managua presenta a Alemán en los niveles más bajos de estima popular, situación presumiblemente desencadenada, entre otros episodios, por el encarcelamiento del Contralor Agustín Jarquín que formuló cargos de corrupción estatal.
Frente a las sospechas de manipulación política del conflicto, compete a los organismos regionales el apoyo en la búsqueda de arreglos satisfactorios para las partes.
En primera instancia, el SICA debiera coadyuvar en el cese del levantamiento del alza de aranceles, dado que la medida unilateral transgrede los convenios regionales de integración. En segunda instancia, la OEA deberá abocarse al logro de un entendimiento armonioso entre Nicaragua, Honduras y Colombia en lo relativo a las áreas marinas, de manera que las reclamaciones se ventilen en los canales adecuados, sin manipulaciones políticas de ninguna índole.
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