Panamá
Construyendo la nación que merecemos
- Ing. Helmut De Puy
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- Ciudadano Construyendo futuro
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Toda mi vida he tenido el anhelo de ver a los panameños amando su tierra con orgullo sincero. Siempre he soñado con un país donde cada ciudadano se sienta parte de algo más grande más allá de uno mismo, donde ondear la bandera no sea un gesto rutinario, sino un acto que de verdad nos hinche el corazón.
Hoy, se siente un ambiente distinto. No sé si es mi optimismo o realmente serán ciertos cambios que empiezan a llegar a nuestra tierra, lo que más quisiera es que sea el despertar de una nueva generación que realmente entiende el valor de Panamá, pero de que hay un aire diferente, lo hay. En redes sociales cada vez se ven más publicaciones exaltando nuestra identidad, más gente orgullosa de nuestras bellezas naturales, más voces que se levantan juntas con emoción para decir "soy panameño".
Y eso hace que siga con esperanza. Porque lo que necesitamos es un sentido de pertenencia constante convertido en acción diaria. Amar a Panamá también significa apoyarnos entre nosotros, apoyar a nuestras selecciones de deportes en sus victorias, pero también en sus derrotas, consumir productos nacionales, valorar el esfuerzo de nuestros emprendedores y hablar bien de nuestro país dentro y fuera de nuestras fronteras. Significa ser atentos, serviciales, decir ¡buenos días! al entrar a algún lugar o en un ascensor, dar lo mejor de nosotros para que cuando un extranjero nos visite, se lleve la mejor impresión posible de esta tierra bendita!
En lugar de "maravillarnos" con lo de afuera y aprendamos a admirar y a "maravillarnos" de lo nuestro. Panamá no es solamente un canal interoceánico, es una historia de luchas y resiliencia, una cultura rica, una mezcla de pueblos y tradiciones que nos hacen únicos. No es ser panameños solo en noviembre, es serlo todo el año. Cuando entendamos el valor que tiene lo nuestro, entonces empezaremos a ver el país con una fuerza que solo nace del amor de lo propio.
Sí, falta mucho por hacer. Pero la chispa de amor patrio comienza a crecer más fuerte que nunca. Esa chispa puede convertirse en la energía que necesitamos para enfrentar cualquier desafío, siempre que la mantengamos viva en el corazón y en nuestro día a día.
Que nos llene de orgullo decir "soy panameño". Que cuando nuestra bandera ondee, nos salgan lágrimas de emoción. Que cada acción, por pequeña que parezca, sea una forma de aportar a esta nación. Porque ser panameño debe ser creer en lo nuestro, apoyarnos mutuamente y proyectar al mundo lo mejor de esta patria.
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