FESTIVIDAD
Corpus Christi en La Villa de Los Santos
Entre cantos religiosos, confección de las tradicionales alfombras, toque de castañuelas, grito del chivo, ocurrencias de los parrampanes, saltos de los “grandiablos” y el sonar de los
Entre cantos religiosos, confección de las tradicionales alfombras, toque de castañuelas, grito del chivo, ocurrencias de los parrampanes, saltos de los “grandiablos” y el sonar de los fuegos artificiales celebran con gran fervor y orgullo los villasoletanos las festividades del Corpus Christi.
Resulta difícil enmarcar con exactitud el periodo en que se inició la celebración del Corpus Christi en este histórico lugar, pero sí se puede afirmar, sin temor a equivocaciones, que guarda una estrecha relación con las prácticas religiosas que al respecto se hacen en España.
Esta actividad, de carácter profano-religioso, es de fecha movible. Generalmente, se conmemora el jueves más próximo al cumplimiento de los 60 días después del Viernes Santo de cada año.
Muy particularmente en La Villa de Los Santos, se llama Corpus Christi a la festividad que incluye los diferentes días en que participan los grupos o danzas folclórico-religiosas: Corpus Christi, Octava (ocho días después del Corpus) y Corazón de Jesús. Variantes por razones de interés turístico motivaron que hoy día dicha festividad se extienda a cuatro días de celebración, que incluye un día dedicado al turismo, sábado inmediato a la Octava.
En La Villa de Los Santos, antaño las danzas eran presentadas en el atrio de la iglesia, hasta mediados de 1930, cuando fueron prohibidas por monseñor Vásquez. El jueves de Corpus Christi se celebraba una misa cantada y luego salía la procesión del Santísimo Sacramento a visitar los altares que hacían en las casas algunos santeños.
Actualmente, la celebración del Corpus Christi se inicia en la madrugada, cuando el pueblo se reúne, en un punto acordado, a “coger” el torito, que es un armazón con figura de toro, cargado por un hombre y al que llegan a enlazar los mayorales a caballo.
A las 10 de la mañana se celebra la misa solemne, a la que asisten todas las danzas: los diablicos sucios, la montezuma española, la montezuma cabezona, los gallotes, el zaracundé, el torito, las enanas y las populares mojigangas, organizadas desde la calle. En la celebración de la misa, generalmente típica, se canta “el Alabado”. Al terminar la misa, se lleva a cabo la procesión alrededor del Parque Simón Bolívar, en el que se han confeccionado cuatro altares, uno en cada esquina, donde se celebra una ceremonia especial cuando el sacerdote del pueblo posa la custodia, portadora del Santísimo Sacramento.
Como un relicario, cada villasoletano guarda la historia de su pueblo y la va legando de generación en generación, por lo que jamás se dejará de escuchar el triángulo de metal, el violín y la caja de la montezuma española, los versos del diablo mayor, las maracas de la montezuma cabezona, las castañuelas y repiqueteo de los diablicos sucios, el tambor del zaracundé, el pito de madera del torito, el acordeón de los gallotes, la guitarra de las enanas, la música alegre de las mojigangas y, sobre todo, el tradicional grito del chivo, folclor que enaltece a esta gran nación.
Profesora de Historia
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