Crianza Intergeneracional
- Ana Lisa Rosas
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- opinion@epas.acom
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Generación de cristal es un término que se hizo famoso gracias a los medios digitales y se refiere a los jóvenes nacidos aproximadamente después del año 2000. Se menciona que "pueden llegar a ser más frágiles, pueden llegar a tener poca tolerancia a la crítica, al rechazo y la frustración, en consecuencia de estar siendo criados por personas que vivieron épocas de carencia y han trabajado por darles todo para que no les falte nada como a ellos en su momento".
A pesar de que, a esta generación, en ocasiones, se le ha culpado de quejarse de todo, ser extremadamente sensibles y de tener una baja tolerancia a la frustración, es también una generación que no se conforma con seguir los parámetros establecidos, y que no tiene miedo a hablar ante las injusticias, aprueban que existen diversos estilos de vida y de personas y tienen interés por aprender a conocer y gestionar sus emociones, lo cual es positivo.
Los padres o cuidadores tienen responsabilidad de criar para la vida, de fortalecer la autoestima, de brindar seguridad, de potencializar habilidades y competencias. Ante esto surge el dilema... ¿Cuál es la generación acertada y cómo podría ser la postura adecuada para criar futuras generaciones?
"Culturalmente se tiene la idea de que todo tiempo pasado fue mejor, entonces está la comparación de que 'antes nosotros éramos mejores de lo que hoy en día hay'. Y esto es claramente una condición subjetiva de percepción. No existe un estudio o base sólida para concluir que por ejemplo; los golpes desmesurados, que antes podían ser más comunes, y percibidos como que brindaran elementos positivos para la salud mental, por el contrario se ha demostrado que muchas de las personas que han sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico tienden a sufrir ansiedad, depresión, interpretan la violencia (física o verbal) como el único medio para resolver conflictos y puede traer repercusiones negativas en la autopercepción y seguridad.
Otro ejemplo podría ser que: en épocas anteriores el patrón común se inclinaba a que los hijos no cuestionaban las decisiones de los padres y los padres no tenían por qué dar explicaciones. La famosa frase" porque soy tu papá y yo lo digo y punto. ¿Es realmente esto suficiente para un niño? la respuesta es no. Los niños, al igual que los adultos necesitamos saber y entender para no vivir en incertidumbres, ni ambivalencias que producen estrés y ansiedad. Digamos que a un niño que se prohíba llorar o cuestionar no deja de sentir, solo deja de mostrar lo que siente y luego con el tiempo estas emociones, inherentes a la vida, saldrán ya sea de manera física o emocional.
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