Cuaresma
- José Pineda
La Cuaresma tiene que ver con el cambio de estaciones; concretamente, con la entrada de la primavera. Es verdad que entre nosotros no hablamos de la primavera, ni de otoño, sino de estaciones húmeda y seca. Por eso resulta menos impactante tratar de explicar este fenómeno. La Cuaresma es la preparación espiritual para celebrar la gran fiesta de la religión revelada, la gran fiesta cristiana de la Resurrección del Señor.
Cuaresma es una palabra derivada del latín; cuadragésima, adjetivo numeral ordinal, que significa 40. Cuarenta es el número que, según la Biblia, duró el diluvio. "Cuarenta días y cuarenta noches"; cuarenta fueron los años que vagaron los israelitas por el desierto, cuarenta los días de ayuno de Elías, de Moisés en el Sinaí, y de nuestro Señor en el desierto. En el rito Bizantino, el ayuno severo duraba 48 días, y tanto la carne como los lacticinios, huevos, pescado, aceite, vino eran prohibidos. En el pasado, era el tiempo de preparación para el bautismo de los Catecúmenos y para la reconciliación de los penitentes.
El periodo de la Cuaresma funciona como experiencia religiosa existencial dentro de grupos de personas con fe práctica. Aunque es un periodo que viene luego de los carnavales, no es una prolongación cronológica de éstos. Es lo que los liturgos y ascetas llaman tiempo fuerte. Fuerte en el sentido del énfasis extra en lo piadoso, religioso. Dentro del pluralismo religioso, los hebreos tendrán sus tiempos fuertes señalados en lo sagrados libros del Antiguo Testamento; los musulmanes también tienen sus tiempos fuertes. Me hago a la idea de que los budistas fervientes también lo tendrán. Tiempo fuerte, en primer lugar, dentro del lenguaje litúrgico y rubricista de la Iglesia Católica; en lo externo, los ornamentos y los adornos tienden a ser de un color morado o neutral. Se prohíjen solemnidades en las bodas y otras celebraciones religiosas, externamente se tapan las imágenes como creando las condiciones para concentrarse en la meditación concretamente en el hecho que precede a la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo que es su pasión y muerte.
En el pasado existían otras costumbres y normalmente existen familias que espontáneamente se imponen prácticas de sacrificios como, por ejemplo, abstenerse de algo que te gusta (chocolate, helados, café, dulces, cerveza, licores, cigarrillos) e, incluso, imponerse ayunos serios. Muchas de esas prácticas no son obligatorias. Hay otras que sí lo son como el ayuno y abstinencia tanto el Miércoles de Cenizas como el Viernes Santo. Se habla del ayuno y abstinencias de carne los viernes, pero esto, dado los rumbos de ciertas costumbres cambiantes, se ha convertido más bien en un pretexto para banquete de mariscos, los que toleran el marisco; así que ha ido perdiendo el sentido religioso que tuvo en otro tiempo.
Cuaresma no es comer sólo pescado, cuando lo que te gusta es el pescado, ya que no tendría el sentido de austeridad con que uno quiere ayudarse en su devoción personal.
Ahora bien, en lo interior, es donde viene lo fuerte, que es la reflexión, y meditación volviéndose uno sobre uno mismo y examinando el sentido que le estamos dando a nuestra propia vida, para qué estamos en este mundo, qué hemos hecho, cómo he progresado en el dominio propio, en la constitución de la familia y en la educación, sobre todo, en la formación de los hijos y en las relaciones con los vecinos etc.
La Cuaresma es un tiempo de gracia, sobre todo, por el tiempo que nosotros nos dediquemos a escrutarnos dentro de la calma y paz que debemos buscar aparte del mundo desenfrenado de la lucha por la vida y el pan de cada día en que somos llevados como por tsunami.
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