Cuidado con su corazón
- Rómulo Emiliani, c.m.f.
"Aprenda a relajarse, manténgase tranquilo y sereno. Dedique tiempo a su familia. Ame a Dios, haga oración. Tenga contacto con la naturaleza, " ..
A los 42 años, Juan decidió abandonar el cigarrillo y en los siguientes tres años fue eliminando de su dieta el alcohol, la sal en exceso y midiendo todos los alimentos altos en colesterol (huevos, grasas, etc.), porque quería llegar a los 50 años en buenas condiciones físicas. Pero tuvo, a los 46 años, su primer episodio coronario: un infarto del que, afortunadamente, se salvó. Abatido por el ataque al corazón y por el fracaso de su esforzado y voluntarioso plan de vida, intentó indagar las causas de su ataque y recibió de su médico una respuesta contundente. "Mire, usted parece nacido para el infarto; es un colérico y un adicto al trabajo, lo que los norteamericanos llaman alcohólico del trabajo. Usted es incapaz de parar y relajarse. Se toma todo muy en serio. Modifique su carácter o se puede sentar a esperar el próximo ataque". Este hombre hizo todo muy bien en cuanto a la dieta, pero le faltaba cambiar la forma en que se comportaba.
Desde principios del siglo, llamó la atención de los investigadores que determinados rasgos del carácter, predisponían a ciertas personas al infarto. Se les describía como individuos ansiosos, dominados por una excesiva ambición que los llevaba a experimentar permanentemente una urgencia vital para conseguir múltiples objetivos en el menor tiempo posible. Hace treinta años los cardiólogos Freedman y Roosman, de Estados Unidos, consiguieron establecer teóricamente un modelo de conducta que favorece la aparición de la crisis del miocardio. Es el tipo "A", es decir, un individuo que se encuentra en lucha permanente a fin de alcanzar un número ilimitado de objetivos, con la máxima rapidez posible, inclusive llevándose por delante a cualquiera o luchando contra todo y contra todos los que se conviertan en un obstáculo para sus fines. Cuatro son las características fundamentales de los individuos predispuestos: velocidad, impaciencia, hostilidad y, finalmente, el trabajo se convierte en toda su vida. La persona así, vive bajo una tensión permanente.
En la sociedad industrializada actual, la conducta tipo "A" es más frecuente. Contribuye a ello la competitividad personal que se establece en el campo laboral y social, la inestabilidad en el trabajo, la carencia de los valores éticos. Influye también el culto al dinero, la ruptura con todo lo que implica una conexión familiar más profunda y la masificación de la mayoría de las formas de vivir. Las personas de tipo "A" siempre están luchando; pero en definitiva, se han olvidado de amar, de estar con la gente y de convivir. Ahora bien, esto no significa que todas las personas de conducta tipo "A" van a caer en un infarto, pero sí están predispuestas. De todas las características que acabamos de describir la hostilidad es el factor predominante. Esa rabia latente, esos ataques explosivos de ira, provocan transformaciones hormonales y cardiovasculares secundarias que contribuyen a desencadenar una crisis coronaria de la que, a veces, no hay regreso.
Si usted quiere provocarse un infarto del miocardio, siga las siguientes reglas:
Mantenga siempre una actitud hostil ante todo y ante todos. Desconfíe de todo el mundo. Ante la primera dificultad, monte en cólera y si no puede, mejor aún, tráguese la ira o exprésela a través del cinismo y la suspicacia. Mantenga siempre el ceño fruncido, las mandíbulas tensas, los gritos intempestivos. Y.. ¡nunca se ría! Esto le va a indicar que va por muy buen camino para conseguir una crisis coronaria a corto plazo.
Piense que lo único importante que hay en el mundo es su trabajo y usted es el único que sabe cómo hacerlo. Trabaje hasta altas horas de la noche. No se distraiga. Pronto tendrá un ataque al corazón.
Jamás se ocupe de la cultura ni del arte, solamente del trabajo. No dedique esfuerzos a cultivar la relación amorosa con su cónyuge o con sus hijos. Ya usted hace mucho trabajando por ellos. Solamente trabaje y trabaje.
A usted siempre le falta el tiempo y no puede perder ni un segundo de su vida. Haga un esfuerzo desesperado por hacer todas las cosas al minuto. Nunca tenga tiempo para usted. Pronto logrará usted el infarto deseado.
Usted no necesita a nadie, son los otros los que dependen de usted. Nadie sabe hacer nada bien.
Trate de ver siempre los defectos de todo el mundo, critique y entre en cólera. Todo esto le ayudará a usted algún día a tener un infarto.
Sinceramente, ¿verdad que usted quiere vivir? ¿Verdad que usted desea ser una persona plena, llena de amor, llena de felicidad? Entonces.. vamos a cambiar un poco nuestros patrones de conducta. Ahora bien, en este Mensaje al Corazón le decimos: No a la vagancia, ¡cuidado! No esté dependiendo totalmente de otros y viviendo indiferente al mundo. Usted debe tener metas. Sea creativo, valiente y dinámico, pero eche fuera la hostilidad. Cuidado con esas tensiones absurdas, esas velocidades, ese vivir siempre angustiado. Esté siempre luchando por un mundo mejor, pero sin caer en esos extremos de la conducta del tipo "A". Aprenda a relajarse, manténgase tranquilo y sereno. Dedique tiempo a su familia. Ame a Dios, haga oración. Tenga contacto con la naturaleza, fíjese usted que las olas del mar algunas veces están en agitación y movimiento, pero en el fondo siempre hay calma y paz. Usted también en el fondo, tiene que estar siempre sereno, dueño de sí mismo. Todo esto cuesta. Pero estamos en un proceso de crecimiento; nadie es perfecto. Se puede cambiar, se puede ser mejor. Dios así lo quiere. El Señor desea verlo a usted sano. Y no se olvide, Dios lo ama siempre y ¡con él, usted es invencible!
(elamphrey@hotmail.com)
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