Panamá
De la cuna hasta el entierro
- Arnulfo Arias Olivares
- /
- [email protected]
- /
Tampoco debe uno moverse dentro de su ego al recibir elogios, que nacen muchas veces de la necesidad de otros de salvaguardarse en intereses propios.
El rencor es como un fuego; no quema a la persona a la que se dirige, sino al que lo almacena. Consume, arde, desmorona al portador, hasta llevarlo a la calcinación de todo su presente, porque vive imaginando el mal futuro de otro.
Debes entender que tu adversario, así denominado por los convencionalismos, es solo un mamífero, igual que tú; debes entender que la manada de un pasado primitivo gravita hoy sobre sus actos; que su hambre no es distinta a su rencor, porque es primaria, primitiva, primordial para la conservación de las especies. Es un odio conductual, que tiene su raíz en el principio del temor, de la extinción como persona, o como animal.
Es la razón el único remedio que puede vencer ese tipo de males; ni siquiera creo que el amor, que es emocional, puede superar esos estados de miseria espiritual, arraigados en lo más profundo de nuestras raíces.
Ante un ataque injusto y visceral, deja que el silencio se convierta en tu razón. ¿Discutirías, acaso, con un perro que te ladra? Es lo mismo discutir con aquellos que despliegan los rencores primitivos; es sólo resabio de los tiempos en los que los hombres se apareaban y morían por transmitir sus genes, simplemente. No discutas con la animalada, porque tendrías que reducirte a su nivel, y descender la escala que ha costado tanto ascender; una escala que, en el mínimo episodio de pasión, podrías perder.
Tampoco debe uno moverse dentro de su ego al recibir elogios, que nacen muchas veces de la necesidad de otros de salvaguardarse en intereses propios, personales, egoístas. Es el hambre futura de alacenas vacías, que trata de llenar el hombre por medio de aseguramiento de futuros favores. Por eso, ni te dejes sacudir por esas ráfagas violentas de la crítica que es visceral, ni por el murmullo tibio que te hace engrandecer con palabras de la más alta cortesía.
Ni siguiera la más tallada de las estrategias, ni los más elaborados planes de conspiración tienen un fundamento en la razón, sino en los intereses y en la necesidad del ser humano; si no hubiera ese interés o esa necesidad, ¿para qué conspirarían? Por eso, los grandes estrategas que se sienten controlados por su inteligencia, son en realidad las víctimas más exquisitas una necesidad primaria, que no han sabido todavía reconocer. Como infestados de parásitos que hacen que algún cuerpo actúe como ellos quieren, y no como ese cuerpo quiere actuar.
Mantén tu paz en esa roca firme de tu familia, de tu hogar, porque después de que te adentres a nadar en aguas muy profundas de la vida, esa será la salvación contra el ahogamiento emocional. Vuelve siempre sobre las pequeñas cosas significativas de la vida y no dejes que el mareo de los inciensos del poder, de cualquier clase, se asiente sobre ti. Cuando amanece, arrodíllate mejor ante el Creador y pide fuerzas y sabiduría, para que no te tengas que luego arrodillar ante persona alguna, por poderosa que parezca. Ningún hombre, por encumbrado que sea, dejará jamás de hacer su digestión; ningún hombre, por rodeado que se encuentre de mil lujos, podrá evitar el desenlace hacia el cual todos, absolutamente, caminamos. Dos cosas equiparan, como ninguna otra, a los hombres; y esas son las cuna y los entierros.
¡Mira lo que tiene nuestro canal de YouTube!
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.