"De perredés, toros y perspectivas"
Publicado 2002/07/01 23:00:00
- Vic Sportsman
Don Ernesto ha tenido ya suficientes honores, espacios y mandos. Ha disfrutado de placeres de mesas y de bóvedas secretas. Media vida suya apegada al poder no le merman sus ansias protagónicas, como quien dice, ¿vale algo un toro sin corrida?...Ya nos contó magistralmente y a todo color su fastuosidad, que la fatuidad ya la conocíamos... Tantos carros de lujo de tantas marcas, los yates, los horarios de holganza, sin que nadie de nosotros, por supuesto, esté interesado en sus grandes depósitos, que los custodia muy bien el secreto bancario, el cual todos debemos aplaudir. En toda forma, si su nueva candidatura será, como ha dicho, para el 2009, ¿para qué agitarse tanto desde ahora, ofreciendo sus mejores servicios a la Patria tan tempranamente?... No vale la pena, es mejor que nos deje un espacio más largo para que todos extrañemos un poco más su sabiduría. Claro, que sabiendo tanto como él, de carros, de yates, de modas, de boleros, de economía, de fútbol, de política además, probablemente lo único que le falte sería un poquitito de ignorancia, de esa de que estamos nosotros tan cargados, además de los pesares que el 99.9.9.9% de los panameños cargan hoy sobre sus jorobas, que contrastan con cada uno de los dones que don Ernesto posee y de los cuales la población casi mayoritaria adolece: Ante sus yates, hambruna; ante sus holganzas, pesares; ante sus manjares, jarretes.
Martín Torrijos se sume en una guerra de guerrillas, sin reglas convencionales. Al buscar apartarse del control del partido por un grupo esencialmente legislativo, tocó callos a fondo. Callos y callas. Naturalmente, como decía Cicerón "las enemistades silenciosas y ocultas son las más peligrosas". Hoy debe navegar con tanto cuidado sobre las pasiones guardadas en cada pecho herido, y buscar ese consejo del proverbio chino "vencer al adversario sin descargar su golpe". Sus mapas de rutas están terriblemente enrevesadas: adentro no hay cóctel y amor como decía el tango, sino conspiración y conspiración, tan naturales de la política y sin la cual no existirían los partidos.
La búsqueda de una novena de jugadores como seleccionados entre 350 mil peloteros de todos los colores y signos, tendrá que convertirle en un mago, si tiene suerte. A tan pocos días de su congreso, el asunto se le pone peludo. Por acercarse al alcalde, se soltó el Toro de su corral, enfurecido por el armisticio firmado por Martín con su ex aliado. Por no tomar en cuenta a los que aspiraban con tanta firmeza a las direcciones principales, legisladores todos, varios de éstos corrieron hacia otros rumbos más plateados, como el del novillón enamorado de la luna. Claras advertencias de que no están dispuestos a permitirle mucha independencia. Su asunto será el saltarse los intermediarios suficientes para vender su mejor producto ante las bases. Y, nos parece, su mejor producto consistirá precisamente en no dejarse atar de manos y hablar con suficiente franqueza de sus aptitudes y sus limitaciones.
Es difícil creer que las próximas elecciones serán parecidas a las anteriores. Por más que digamos que la población general no tiene cultura política, lo que sí tiene y de sobra es intuición, esa sabiduría que posee el instinto. Ese poder natural del panameño y la panameña podrá mucho más, creemos, que el consabido bille y publicidad aparatosa. Que a estas alturas nos convenzan únicamente con cuñas y propaganda lo encuentro difícil. Si se polariza la cosa entre Martín y Alberto es posible esperar un abstencionismo bien alto. Aunque los últimos gritos de Víctor Juliao nos indican, de plano, que algunos caudillos de la vieja guardia morada se resistirán a muerte a permitirle a Vallarino esa papeleta sin que corra sangre. Personalmente pronosticamos que no le quedará otro camino al arnulfismo que llevar al banquero en su nómina si quieren tener algún chance en el 2004 frente a su enorme desgaste, doloso o culposo. Otra cosa será para Alberto, pese a sus necesidades de ir en barco grande, medir lo que significa ese lastre de convertirse en un candidato oficialista, cosa que tiene que irse planteando con más urgencia en estos días.
Quien tome el premio gordo del 2004 no hereda un camino de rosas, sino un rosario de espinas: desaceleración, aires de violencia social, como lo profetizan los jerarcas católicos de CELAM reunidos en Europa, la falta de respeto generalizado hacia las autoridades, todas, bordeando el caos. Los presidentes en casi todos los países regionales están pegados con menos que chicles a sus cargos. Gobernar ahora ni siquiera es un buen negocio, sino todo lo contrario. Los que se caen en el inicio o a mitad del período parece que aumentarán.
En Panamá los políticos tienen que ponerse serios a la fuerza, por pura necesidad, aunque no lo sientan. La justicia, incluida la penal, se globaliza también y aunque se haya dejado quieto al viejo Pinochet, los escándalos ya no pueden crecer más de cómo están, aunque algunos como el del gordito simpático de Alemán y sus regalitos costosos a su amante, nos traigan un poquito de humor y hasta de romanticismo propio de los paisanos de Rubén Darío, con la diferencia que el poeta universal regalaba versos a sus divas y no tenía que hacer celebraciones con el sudor de la pobreza indígena de su pueblo en un fastuoso hotel de Coconut Grove.
Los tropeles y protestas de calle exigen nervios de acero para quien resulte el inquilino principal en el palacio del Terraplén, y los aires futuros no están para muchas fiestas en el futuro de los políticos. Vale la pena que se encomienden a Dios, y nos parece que ahora se podría poner de moda Rousseau cuando decía: "lo que es malo en moral, es malo en política"... Aunque sea cosa imposible practicarlo, se tendrá que hacer el esfuerzo.
(robmeldi2@cwpanama.net)
Martín Torrijos se sume en una guerra de guerrillas, sin reglas convencionales. Al buscar apartarse del control del partido por un grupo esencialmente legislativo, tocó callos a fondo. Callos y callas. Naturalmente, como decía Cicerón "las enemistades silenciosas y ocultas son las más peligrosas". Hoy debe navegar con tanto cuidado sobre las pasiones guardadas en cada pecho herido, y buscar ese consejo del proverbio chino "vencer al adversario sin descargar su golpe". Sus mapas de rutas están terriblemente enrevesadas: adentro no hay cóctel y amor como decía el tango, sino conspiración y conspiración, tan naturales de la política y sin la cual no existirían los partidos.
La búsqueda de una novena de jugadores como seleccionados entre 350 mil peloteros de todos los colores y signos, tendrá que convertirle en un mago, si tiene suerte. A tan pocos días de su congreso, el asunto se le pone peludo. Por acercarse al alcalde, se soltó el Toro de su corral, enfurecido por el armisticio firmado por Martín con su ex aliado. Por no tomar en cuenta a los que aspiraban con tanta firmeza a las direcciones principales, legisladores todos, varios de éstos corrieron hacia otros rumbos más plateados, como el del novillón enamorado de la luna. Claras advertencias de que no están dispuestos a permitirle mucha independencia. Su asunto será el saltarse los intermediarios suficientes para vender su mejor producto ante las bases. Y, nos parece, su mejor producto consistirá precisamente en no dejarse atar de manos y hablar con suficiente franqueza de sus aptitudes y sus limitaciones.
Es difícil creer que las próximas elecciones serán parecidas a las anteriores. Por más que digamos que la población general no tiene cultura política, lo que sí tiene y de sobra es intuición, esa sabiduría que posee el instinto. Ese poder natural del panameño y la panameña podrá mucho más, creemos, que el consabido bille y publicidad aparatosa. Que a estas alturas nos convenzan únicamente con cuñas y propaganda lo encuentro difícil. Si se polariza la cosa entre Martín y Alberto es posible esperar un abstencionismo bien alto. Aunque los últimos gritos de Víctor Juliao nos indican, de plano, que algunos caudillos de la vieja guardia morada se resistirán a muerte a permitirle a Vallarino esa papeleta sin que corra sangre. Personalmente pronosticamos que no le quedará otro camino al arnulfismo que llevar al banquero en su nómina si quieren tener algún chance en el 2004 frente a su enorme desgaste, doloso o culposo. Otra cosa será para Alberto, pese a sus necesidades de ir en barco grande, medir lo que significa ese lastre de convertirse en un candidato oficialista, cosa que tiene que irse planteando con más urgencia en estos días.
Quien tome el premio gordo del 2004 no hereda un camino de rosas, sino un rosario de espinas: desaceleración, aires de violencia social, como lo profetizan los jerarcas católicos de CELAM reunidos en Europa, la falta de respeto generalizado hacia las autoridades, todas, bordeando el caos. Los presidentes en casi todos los países regionales están pegados con menos que chicles a sus cargos. Gobernar ahora ni siquiera es un buen negocio, sino todo lo contrario. Los que se caen en el inicio o a mitad del período parece que aumentarán.
En Panamá los políticos tienen que ponerse serios a la fuerza, por pura necesidad, aunque no lo sientan. La justicia, incluida la penal, se globaliza también y aunque se haya dejado quieto al viejo Pinochet, los escándalos ya no pueden crecer más de cómo están, aunque algunos como el del gordito simpático de Alemán y sus regalitos costosos a su amante, nos traigan un poquito de humor y hasta de romanticismo propio de los paisanos de Rubén Darío, con la diferencia que el poeta universal regalaba versos a sus divas y no tenía que hacer celebraciones con el sudor de la pobreza indígena de su pueblo en un fastuoso hotel de Coconut Grove.
Los tropeles y protestas de calle exigen nervios de acero para quien resulte el inquilino principal en el palacio del Terraplén, y los aires futuros no están para muchas fiestas en el futuro de los políticos. Vale la pena que se encomienden a Dios, y nos parece que ahora se podría poner de moda Rousseau cuando decía: "lo que es malo en moral, es malo en política"... Aunque sea cosa imposible practicarlo, se tendrá que hacer el esfuerzo.
(robmeldi2@cwpanama.net)
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