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Derechos del Niño y del adolescente: Aún una utopía en Panamá
Atlanta - Publicado:
Instruye al niño en su camino, y cuando fuere viejo no se apartará de él".Proverbios 22:6Los Derechos fundamentales del Niño y el Adolescente en Panamá sufren violencia.Nuestro país está en mora en el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño firmada en 1989, basada en la Declaración sobre los Derechos del Niño proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959, en su Resolución 1386 (XIV), de la cual Panamá se suscribió en 1989, ratificándola mediante la ley especial del 15 del 6 de noviembre de 1990.La situación en la que viven cientos de niños y adolescentes en Panamá, se ve claramente manifestada en los siguientes factores (endógenos o exógenos) o variables de índole biopsicosocial y económica que usted y yo apreciamos en nuestro entorno diariamente: extrema pobreza, familias emergentes (ausencia de uno de los progenitores, generalmente el padre), maltrato familiar, desnutrición, deserción escolar, menores de edad en riesgo, niños en la calle, prostitución infantil, y conducta infractora, etc.La desigualdad de las riquezas en la República de Panamá, no solamente en términos de la propiedad privada, sino en lo relativo a la designación de presupuesto a los Programas de Bienestar Social, en comparación con otros rubros de servicios y atención, es el principal factor responsable del no cumplimiento y violación que sufren los niños y los adolescente en materia de sus Derechos Humanos, y que se evidencia en las variables antes mencionadas.Durante la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, celebrada en la sede de las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York, los días 29 y 30 de diciembre de 1990, los 159 gobiernos representados allí acordaron en su Plan de Acción de la Cumbre Mundial, movilizar los recursos necesarios al destinar un 20% de sus presupuestos nacionales a las necesidades básicas, para alcanzar las metas de desarrollo humano relativas a los niños para el año 2,000 de reducir la mortalidad de lactantes y madres, erradicar la mal nutrición y el analfabetismo infantil, y aumentar el acceso definido en los niveles de los servicios básicos de salud, planificación de la familia, educación, abastecimiento de agua potable y saneamiento mediante la yodación de la sal.La MS Aida Selles de Palacios, Coordinadora del Programa de Postgrado de Especialización en el Estudio de la Situación de la Niñez y Adolescencia en Panamá, del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá, que se dictará a partir del próximo 30 de agosto, sostiene que estos problemas ya mencionados obedecen a una cadena de factores causales de tipo biopsicosocial que merecen ser atendidos por el gobierno, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil en general "puesto que en la niñez y la adolescencia de hoy, existen muchos vacíos que llenar".Uno de esos vacíos primeramente, puntualiza Selles de Palacios, "proviene de las necesidades de tipo económico que confrontan muchas familias panameñas que no tienen la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas como son la alimentación, la salud, el vestido y la educación.El régimen alimenticio deficiente que existe en muchos hogares trae como consecuencia el alto grado de desnutrición que arrostran nuestros niños de edad escolar.La desnutrición afecta a una gran cantidad de niños sobre todo del área rural y también del área citadina, donde la capacidad de sus padres para dar respuesta al hambre, se ve limitada por sus bajos ingresos que les impide que se dé alimentación adecuada acorde con las exigencias que establece el costo de la canasta básica familiar".Al parecer no hay culpables, todo es producto de la crisis financiera asiática que confrontamos a nivel mundial.Aida Selles de Palacios, estima que de esta primera situación se derivan otras variables que indudablemente afectan el desarrollo integral biopsicosocial del niño y del adolescente.Por ejemplo en el aspecto educativo.Al no haber posibilidades reales de satisfacción de las necesidades básicas mencionadas, tenemos chicos que van a desertar del sistema educativo al no estar en condiciones óptimas de hacerle frente a las exigencias del sistema.Uno, porque el mismo sistema solicita cosas materiales que no va a poder cumplir, y por el otro lado, su coeficiente intelectual unido a una socialización deficiente, impedirá la asimilación de conocimientos que se les van a impartir razones por las cuales termina por abandonar la escuela.El niño al desertar del sistema educativo buscará otra actividad donde se siente útil y llene el espacio que el área educativa no logra llenar.Ese es el niño que usted ve en la calle, que sale a buscar un trabajo no calificado, que vende en los semáforos, que empacan en los supermercados, que le dice en el estacionamiento "...tío "ta bien cuida"o...", o aquél que le vende en un restaurante la estampita de su santo preferido.Mientras que las niñas al no lograr una actividad de tipo remunerativo se ven en la necesidad de pedir, exponiéndose a todo tipo de riesgos tantos físicos como morales, convirtiéndose en víctimas de cualquier tipo de delito o de ser utilizadas sexualmente.De ahí que se inicie una nueva cadena de desviación moral: Prostitución Infantil."No hay estadísticas que digan exactamente cuántas niñas son objeto de prostitución infantil en Panamá.Son problemas sociales que no deben ser evaluados por la cantidad, sino por las características y el impacto de la población que afecta", sostiene Selles de Palacios.En este caso se habla de niñas hasta de once años de edad o tal vez menos, que muchas veces son inducidas a la prostitución por adultos o los propios padres, porque buscan en esa actividad un ingreso o un medio económico para subsistir.Panamá está en mora en el cumplimiento de esa Convención.Lo antes mencionado viola esos derechos.Si al niño y al adolescente panameño se les respetaran sus derechos con el fiel cumplimiento de lo que está establecido en esa Convención firmada por Panamá y ratificada a través de la ley especial del 15 del 6 de noviembre de 1990, no tendríamos este panorama.Contaríamos con niños y adolescentes beneficiados con alimentación cónsona a sus requerimientos nutricionales, educación adecuada, salud, y careceríamos de familias emergentes que buscan un espacio dentro de esta sociedad, con las exigencias que ésta le impone.A escasos meses de iniciar un nuevo milenio, debemos todos los panameños emprender una lucha sin tregua para que a nivel de gobierno se le destinen más partidas presupuestarias a las entidades encargadas de velar por los Derechos del Niño y el Adolescente acorde con cada una de estas necesidades.Eso incluye necesariamente la capacitación de un personal especialista en el área de la niñez y la adolescencia, con un enfoque integral, científico e interdisciplinario, que le permita identificar y diagnosticar situaciones problemáticas y vacíos en sus derechos elementales para poder diseñar alternativas de solución a las necesidades y características propias de la población afectada.En Panamá hay muchos intentos de organismos no gubernamentales que trabajan en algunas áreas como son el maltrato infantil y abandono, la violencia intrafamiliar, y el trabajo infantil, pero eso no es todo.La UNICEF, ha hecho una gran labor de concienciar a la población sobre los Derechos de la Niñez, al buscar alternativas a esos problemas básicos mencionados.Hay que seguir trabajando, a nivel legislativo se ha elaborado un proyecto de ley de penalización al adolescente.Al igual que se trabaja en un proyecto de ley de protección integral.No obstante, se requiere el concurso de todos, de las instituciones gubernamentales, no gubernamentales y la sociedad civil, a efectos que se puedan hacer efectivos los Derechos Fundamentales de la Niñez y la Adolescencia.La tarea que emprende la Universidad de Panamá ante la necesidad planteada, a través del desarrollo del Postgrado de Especialización mencionado, pone a la Primera Casa de Estudios a la vanguardia de una necesidad palpitante de nuestra sociedad cual es cumplir plenamente con la Convención de los Derechos del Niño y el Adolescente.