Dichos de mujeres
Publicado 2000/08/31 23:00:00
- Efraín Alfonso Hallax
"Las mujeres siempre fueron guardianas de sabiduría y de humanidad, lo que las convierte en líderes natos, más por lo común, siempre olvidadas". Dichos como éste, que ponderan la sabiduría de la mujer hay por montones; refranes que hacen dudar del típico macho criollo metido en la política panameña existen por doquier. "El cuervo grazna, pero la gallina pone los huevos". Las sabidurías de los antiguos refranes femeninos comienzan a tambalearse, ante la falta de voluntad de nuestra dirigente política de llevar a nuestra patria por caminos diferentes a la ya aburrida y consabida corrupción masculina, conducirla por derroteros de honestidad, aunque con ello deba de bogar a un primo, un arnulfista, a un amigo, o un compañero sentimental. La patria, su país, debiese estar primero, segundo y tercero. El orden estructural, en forma piramidal de los hombres, es anacrónico y aburrido, y lo peor de todo es que no ha funcionado..."Las mujeres han servido durante todos estos siglos como espejos que poseen el poder de reflejar la figura del hombre a un tamaño el doble del natural".
Refranes siempre consecuentes con la sabiduría de la mujer, y conscientes del descaro del hombre de querer: sexo, poder, dinero, ambición. Se suponía que las mujeres nos llevarían por aquel camino de la integridad que deseaban para sus hijos, se suponía que, como mujer, indicaría el camino de la honestidad...¿Qué ocurre?. ¿Será cierto que todo político panameño aprendió a ser corrupto porque su madre falló en su educación? ¿Será cierto que nuestra presidenta, al igual que todas las otras políticas de turno, se han convertido en fotocopias de la estupidez de los hombres que llevan día a día a esta patria al endeudamiento, y al compinche en sus pillerías, amigos del hurto, compañeros de armas, solidaridad masculina que afecta a todo niño, a toda mujer?.
"Las mujeres siempre temerán la guerra más que los hombres, porque son madres. Una mujer tendrá siempre en brazos a un bebé suyo o de sus hijos. Siempre estará atormentada temiendo por su hijo, con el miedo, de ser testigo de su propia muerte". Dentro de cualquier esquema familiar, de trabajo, de comunidad, ciudad, o del Estado, pero en ninguno de estos casos la corrupción daña más al individuo, que en el caso de una corrupción estatal galopante y fuera del más mínimo concepto de ética elemental, (concepto del panameño acerca de sus gobernantes), calles sin asfalto a los 10 meses de haber pagado millones por ellas, legisladores que no trabajan, ministros que parecen políticos de tercera clase, en vez de servidores del pueblo de primera categoría... Todo marcha igual que antes. Nada ha cambiado. Nuestra esperanza se derrumba, nuestra fe se quiebra. Mireya Moscoso una mujer, lo contrario a ser un hombre. "Hombres", sinónimos en Panamá de "ladronus agudus". "Mujer", supuestamente lo contrario a "ladronus agudus"...Mi lógica fracasa lentamente, pero por desgracia, destructivamente eficaz... Todavía tienen los gobiernos la desfachatez de preguntarse el por qué del derrumbe ético del panameño. Creo que el ejemplo del buen padre sería un buen principio para comenzar una estructura vertical en cuanto a honestidad se refiere... Gobierno ladrón, pueblo ladrón. "El mundo jamás ha visto una nación verdaderamente grande y virtuosa, porque en la degradación de la mujer se emponzoñan, en su origen, las fuentes mismas de la vida". Tremendas palabras de Lucrettia Mott, o eso es lo que son: tremendas palabras nada más, porque en realidad yo veo a Panamá, más o igual de corrupta que cuando estaba el PRD en el poder. ¿Cuál es la diferencia? ¿En dónde yace el misticismo de llevar a una mujer al poder?. Pensé en las palabras de Susan Brownmiller aparecidas en el New York Times, el 15 de marzo del "70, las cuales dicen así: "Como clase, las mujeres jamás subyugamos a otro grupo, nunca emprendimos guerras de conquistas en nombre de la patria o participamos en una decisión para anexionarnos el territorio de un país vecino, ni combatimos por mercados extranjeros en costas remotas. Estos son juegos de los hombres no de nosotras. No queremos ser opresoras ni oprimidas, la revolución de las mujeres es la última de todas las revoluciones".
Bellas palabras, se parecen a las simpáticas palabras que he escuchado toda mi vida, "El Pueblo al poder", "Patria o muerte", "Soberanía, o muerte", "Viva el Comunismo", "Viva el Socialismo". Abajo o arriba, mujer o hombre, nada cambiará en este país hasta que todo el pueblo entienda que nuestra única posibilidad, que nuestro único camino, es entender que los políticos de turno, esa clase de parásitos, habladores y creadores de sueños, no cambiarán, sólo hasta cuando nosotros cambiemos, una revolución a la inversa, hijos enseñándoles a sus padres qué es ser honesto, el pueblo obligando a su gobierno a ser honrado. Creo, entonces, podremos tener un gobierno que nos merezcamos, mientras tanto, espero que la revolución de las mujeres sea lo que profetizó la Sra. Brownmiller, la última de todas las revoluciones, no sólo por el hecho de ser mujeres, sino en pensar en el grado de responsabilidad que debe de tener cada mujer madre cada vez que da a luz un bello bebé... ¿Estaré educando a un Thomas Jefferson? ¿Estaré educando a un futuro estadista o quién sabe quizás, otro ladroncito, para aumentar nuestro ya bello y nutrido zoológico de cleptómanos afarensis?. Como dice el dicho: "del dicho al hecho hay mucho trecho, pero creo que un largo, largo trecho...".
Refranes siempre consecuentes con la sabiduría de la mujer, y conscientes del descaro del hombre de querer: sexo, poder, dinero, ambición. Se suponía que las mujeres nos llevarían por aquel camino de la integridad que deseaban para sus hijos, se suponía que, como mujer, indicaría el camino de la honestidad...¿Qué ocurre?. ¿Será cierto que todo político panameño aprendió a ser corrupto porque su madre falló en su educación? ¿Será cierto que nuestra presidenta, al igual que todas las otras políticas de turno, se han convertido en fotocopias de la estupidez de los hombres que llevan día a día a esta patria al endeudamiento, y al compinche en sus pillerías, amigos del hurto, compañeros de armas, solidaridad masculina que afecta a todo niño, a toda mujer?.
"Las mujeres siempre temerán la guerra más que los hombres, porque son madres. Una mujer tendrá siempre en brazos a un bebé suyo o de sus hijos. Siempre estará atormentada temiendo por su hijo, con el miedo, de ser testigo de su propia muerte". Dentro de cualquier esquema familiar, de trabajo, de comunidad, ciudad, o del Estado, pero en ninguno de estos casos la corrupción daña más al individuo, que en el caso de una corrupción estatal galopante y fuera del más mínimo concepto de ética elemental, (concepto del panameño acerca de sus gobernantes), calles sin asfalto a los 10 meses de haber pagado millones por ellas, legisladores que no trabajan, ministros que parecen políticos de tercera clase, en vez de servidores del pueblo de primera categoría... Todo marcha igual que antes. Nada ha cambiado. Nuestra esperanza se derrumba, nuestra fe se quiebra. Mireya Moscoso una mujer, lo contrario a ser un hombre. "Hombres", sinónimos en Panamá de "ladronus agudus". "Mujer", supuestamente lo contrario a "ladronus agudus"...Mi lógica fracasa lentamente, pero por desgracia, destructivamente eficaz... Todavía tienen los gobiernos la desfachatez de preguntarse el por qué del derrumbe ético del panameño. Creo que el ejemplo del buen padre sería un buen principio para comenzar una estructura vertical en cuanto a honestidad se refiere... Gobierno ladrón, pueblo ladrón. "El mundo jamás ha visto una nación verdaderamente grande y virtuosa, porque en la degradación de la mujer se emponzoñan, en su origen, las fuentes mismas de la vida". Tremendas palabras de Lucrettia Mott, o eso es lo que son: tremendas palabras nada más, porque en realidad yo veo a Panamá, más o igual de corrupta que cuando estaba el PRD en el poder. ¿Cuál es la diferencia? ¿En dónde yace el misticismo de llevar a una mujer al poder?. Pensé en las palabras de Susan Brownmiller aparecidas en el New York Times, el 15 de marzo del "70, las cuales dicen así: "Como clase, las mujeres jamás subyugamos a otro grupo, nunca emprendimos guerras de conquistas en nombre de la patria o participamos en una decisión para anexionarnos el territorio de un país vecino, ni combatimos por mercados extranjeros en costas remotas. Estos son juegos de los hombres no de nosotras. No queremos ser opresoras ni oprimidas, la revolución de las mujeres es la última de todas las revoluciones".
Bellas palabras, se parecen a las simpáticas palabras que he escuchado toda mi vida, "El Pueblo al poder", "Patria o muerte", "Soberanía, o muerte", "Viva el Comunismo", "Viva el Socialismo". Abajo o arriba, mujer o hombre, nada cambiará en este país hasta que todo el pueblo entienda que nuestra única posibilidad, que nuestro único camino, es entender que los políticos de turno, esa clase de parásitos, habladores y creadores de sueños, no cambiarán, sólo hasta cuando nosotros cambiemos, una revolución a la inversa, hijos enseñándoles a sus padres qué es ser honesto, el pueblo obligando a su gobierno a ser honrado. Creo, entonces, podremos tener un gobierno que nos merezcamos, mientras tanto, espero que la revolución de las mujeres sea lo que profetizó la Sra. Brownmiller, la última de todas las revoluciones, no sólo por el hecho de ser mujeres, sino en pensar en el grado de responsabilidad que debe de tener cada mujer madre cada vez que da a luz un bello bebé... ¿Estaré educando a un Thomas Jefferson? ¿Estaré educando a un futuro estadista o quién sabe quizás, otro ladroncito, para aumentar nuestro ya bello y nutrido zoológico de cleptómanos afarensis?. Como dice el dicho: "del dicho al hecho hay mucho trecho, pero creo que un largo, largo trecho...".
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