Reflexión
Diego Domínguez Caballero y la filosofía panameña
Diego Domínguez Caballero (1915 – 2011). Se graduó en la Universidad de Panamá en 1940. Desde el inicio surgió su amor por las letras y la filosofía,
Abdiel Rodríguez Reyes / Profesor de Filosofía (opinion@epasa.com) / -
Diego Domínguez Caballero (1915 – 2011). Se graduó en la Universidad de Panamá en 1940. Desde el inicio surgió su amor por las letras y la filosofía, vocación que nunca abandonó. Fungió como catedrático, decano de la Facultad de Humanidades, colaborador de revistas, compilaciones nacionales e internacionales y lo más importante, fue abono intelectual de prometedores pensadores nacionales.
La Universidad de Panamá se fundó en 1935, el año siguiente se inicia el estudio de la Filosofía, gracias a la gestión de José Dolores Moscote, Octavio Méndez Pereira y Diego Domínguez Caballero. Los primeros años de la Universidad coincidieron con la emigración de profesores alemanes de la barbarie nazi; el primer profesor de Filosofía que dictó todas las lecciones fue el Dr. Paul Honigsheim, profesor de Filosofía de la Universidad de Colonia, Alemania, también trabajó en Michigan State College y la Universidad de Harvard.
Desde el principio el programa de Diego fue institucionalizar la filosofía. En 1938 funda la Asociación de Filosofía y Letras, donde fue secretario general, la preocupación primordial de esta asociación fue dotar de obras filosóficas a la biblioteca universitaria. Ya consolidada la Universidad, Diego se gradúa y prontamente realiza estudios de posgrado en el extranjero y regresa a la Universidad de Panamá, ahora en calidad de docente. En 1950 se funda el grupo “Paideia”, en el que el apoyo de Diego es crucial. En 1952 fue fundada la Sociedad Panameña de Filosofía, cuya primera directiva integró como primer presidente. De ahí en adelante participó en una serie de eventos en el exterior como representante por Panamá. En 1957 también presidió la Comisión Nacional de Historia de las Ideas. Si Diego fue el que institucionalizó y nacionalizó la filosofía en Panamá, también es cierto que en ocasiones la misma fue encapsulada, ya que las circunstancias históricas no permitieron una apertura donde divergieran ideas de toda índole que enriquecieran más el discurso.
En medio de la institucionalización de la filosofía en Panamá, otra preocupación imperativa para Diego fue lo nacional, que dio forma a la cuestión: Filosofía panameña, antes de seguir, vale la pena responder a la pregunta ¿qué es la filosofía panameña?, sobre este particular el erudito estudioso de estos temas, el Dr. Julio César Moreno Davis, nos señala que es “la labor filosófica hecha por los panameños como parte de su función docente o extramuros de la Universidad, pero que entraña la autenticidad de dicha reflexión”. El texto fundador de lo que se puede llamar filosofía panameña o reflexión sobre el ser panameño es “Esencia y Actitud de lo Panameño” (1946), cuatro páginas que marcan el programa de Diego Domínguez, en apretadas líneas, su preocupación nuclear es analizar los problemas culturales con criterio nacional, estudiar lo nuestro e iniciar desde lo nacional y despegar a lo universal.
Por tal razón, la filosofía panameña o reflexión sobre el ser panameño ocupa un sitial corolario en su agenda, ya que fue el precursor e impulsor del estudio sobre ese particular. Bajo ese tenor, Moisés Chong: “El Pensamiento Panameño” (1952). Isaías García: “Autenticidad e Inautenticidad en lo Panameño” (1954). Ricaurte Soler: “Pensamiento Panameño y Concepción de la Nacionalidad Durante el Siglo XIX”. (Para “Historia de las Ideas en el Istmo”, 1954). Estas tres tesis vienen a formar parte de los estudios clásicos y obligatorios sobre la reflexión acerca del ser panameño. Luego, los estudios que ha realizado Moreno Davis sobre Isaías García Aponte, e “Historia, Espíritu y Autenticidad de la Filosofía en Panamá y Panameña”. No se pueden dejar por fuera los aportes de Ricardo Arias Calderón, Alberto Osorio, Alonso Villarreal y Samuel Prado Franco. La obra de Luis Pulido Ritter, “Filosofía de la Nación Romántica”, que tiene una visión crítica muy interesante a partir de su lectura de la modernidad en Panamá.
Diego Domínguez C. siempre estuvo en el desarrollo de la reflexión sobre el ser panameño, de diferentes formas, donde debe buscarse y al fin de cuentas encontrarse a sí mismo. Al referirse a los jóvenes, hay una cita que nos dejó, muy valedera para estos días: “Comprende nuestra juventud que es deber del ciudadano tomar posición en política y luchar por una vida mejor”.
Tras dos años de su muerte, es justo y necesario recordar al primer profesional de la Filosofía en Panamá. Y superar lo que él llamaba la actividad de ardilla, que consiste en que cada cual anda por su lado.
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