Discriminación positiva
Publicado 2004/03/23 00:00:00
- Mariblanca Staff Wilson
La discriminación positiva, o acción afirmativa, es un concepto que surgió en Estados Unidos en la década del 60 como parte de las estrategias de los gobiernos para luchar contra las desigualdades, fundamentalmente las de carácter laboral, que sufren distintos colectivos por razón de su sexo, raza, origen, religión, etc.
El Comité para la igualdad entre mujeres y hombres del Consejo Europeo define ese concepto como las "estrategias destinadas a establecer la igualdad de oportunidades por medio de medidas que permitan contrastar o corregir aquellas discriminaciones que son el resultado de prácticas o sistemas sociales".
La discriminación positiva se refiere a las estrategias que se establecen temporalmente para suprimir, eliminar o a corregir desigualdades de hecho que sufren las mujeres y algunas minorías, asegurándoles la promoción y la igualdad de oportunidades en los sectores de actividad, de ocupaciones y en todos los niveles de responsabilidad. Trata, además, a medidas o políticas públicas que promueven mejores condiciones en el disfrute de los derechos y las libertades ciudadanas, como son las medidas públicas que promueven el empleo de una minoría étnica o las leyes de cuotas electorales.
Es un principio que debe regir como un mandato a los poderes públicos, tendiente a remover los obstáculos que impidan el pleno desarrollo de las personas y su integración en la vida económica, laboral, cultural y social.
Las medidas de acción positiva a favor de la igualdad no sólo responden a la prohibición de no discriminación por razón de sexo, sino al mandato de crear las condiciones necesarias para que la igualdad sea efectiva en todos los ámbitos.
Es importante no identificar la acción positiva con la función asistencialista hacia grupos de mujeres desfavorecidos. La acción positiva debe defenderse respecto a todo tipo de discriminación, ya sea directa, indirecta, implícita o explícita que se produzca por razón de género, en todos los ámbitos y sectores sociales, profesionales o culturales.
La discriminación positiva constituye medidas correctoras de la realidad social discriminatoria preexistente, para lograr una sustancial y efectiva equidad entre las mujeres, socialmente desfavorecidas, para asegurarles el goce efectivo del derecho a la igualdad. Es decir, cuando las situaciones no son idénticas, ni equitativas, la desigualdad en el tratamiento legal, resulta lícita, justa y admisible.
Removida la causa, y disculpas pedidas, ellos se calmarán. Cualquiera que conozca las dinámicas ideológicas del fundamentalismo islámico sabrá que la raíz del odio fanático de estos terroristas a occidente no es un hecho histórico contingente como la guerra en Irak.
Los fundamentalistas islámicos odian a occidente porque odian sus valores: detestan la libertad, la igualdad de las mujeres, la democracia y el carácter secular de la política occidental.
Para ellos, que aspiran a establecer un gobierno islámico mundial, occidente es el más grande adversario. Quienes aún crean que el otro enfoque es correcto deben leer el libro "Señales en el Camino" de Sayyid Qubt, obra que es considerada como la guía intelectual de los radicales islámicos.
Todo en esta obra son palabras de odio y desprecio por los valores liberales y democráticos de occidente.
* El autor de este escritor es Director del Instituto Desarrollo y Libertad (Bogotá) y académico del International Policy Network (Londres).
(c) www.aipenet.com
El Comité para la igualdad entre mujeres y hombres del Consejo Europeo define ese concepto como las "estrategias destinadas a establecer la igualdad de oportunidades por medio de medidas que permitan contrastar o corregir aquellas discriminaciones que son el resultado de prácticas o sistemas sociales".
La discriminación positiva se refiere a las estrategias que se establecen temporalmente para suprimir, eliminar o a corregir desigualdades de hecho que sufren las mujeres y algunas minorías, asegurándoles la promoción y la igualdad de oportunidades en los sectores de actividad, de ocupaciones y en todos los niveles de responsabilidad. Trata, además, a medidas o políticas públicas que promueven mejores condiciones en el disfrute de los derechos y las libertades ciudadanas, como son las medidas públicas que promueven el empleo de una minoría étnica o las leyes de cuotas electorales.
Es un principio que debe regir como un mandato a los poderes públicos, tendiente a remover los obstáculos que impidan el pleno desarrollo de las personas y su integración en la vida económica, laboral, cultural y social.
Las medidas de acción positiva a favor de la igualdad no sólo responden a la prohibición de no discriminación por razón de sexo, sino al mandato de crear las condiciones necesarias para que la igualdad sea efectiva en todos los ámbitos.
Es importante no identificar la acción positiva con la función asistencialista hacia grupos de mujeres desfavorecidos. La acción positiva debe defenderse respecto a todo tipo de discriminación, ya sea directa, indirecta, implícita o explícita que se produzca por razón de género, en todos los ámbitos y sectores sociales, profesionales o culturales.
La discriminación positiva constituye medidas correctoras de la realidad social discriminatoria preexistente, para lograr una sustancial y efectiva equidad entre las mujeres, socialmente desfavorecidas, para asegurarles el goce efectivo del derecho a la igualdad. Es decir, cuando las situaciones no son idénticas, ni equitativas, la desigualdad en el tratamiento legal, resulta lícita, justa y admisible.
Removida la causa, y disculpas pedidas, ellos se calmarán. Cualquiera que conozca las dinámicas ideológicas del fundamentalismo islámico sabrá que la raíz del odio fanático de estos terroristas a occidente no es un hecho histórico contingente como la guerra en Irak.
Los fundamentalistas islámicos odian a occidente porque odian sus valores: detestan la libertad, la igualdad de las mujeres, la democracia y el carácter secular de la política occidental.
Para ellos, que aspiran a establecer un gobierno islámico mundial, occidente es el más grande adversario. Quienes aún crean que el otro enfoque es correcto deben leer el libro "Señales en el Camino" de Sayyid Qubt, obra que es considerada como la guía intelectual de los radicales islámicos.
Todo en esta obra son palabras de odio y desprecio por los valores liberales y democráticos de occidente.
* El autor de este escritor es Director del Instituto Desarrollo y Libertad (Bogotá) y académico del International Policy Network (Londres).
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