Educación particular
Publicado 2007/02/10 00:00:00
Mientras subsista el abismo de calidad entre la educación pública y la particular, los padres de familia harán lo imposible por enviar a sus hijos hacia la última, lo que es una bendición para el Ministerio de Educación, que no cuenta con recursos suficientes para atender los requerimientos ni siquiera de las escuelas oficiales.
Por eso, hay que prestar especial atención a las advertencias sobre cierres de escuelas privadas ante la imposibilidad de costear su operación por el aumento de sus gastos -vía salarios y electricidad, entre otros- y por la merma de estudiantes, en parte por el incremento inevitable de los costos de esa enseñanza.
Es más que evidente que cada estudiante que no pueda solventar sus estudios en la escuela privada, terminará en alguna recargada aula de un centro oficial. Y cuando eso haga, todos perderemos: el Estado, que incrementa sus costos, el estudiante que resiente la merma de calidad, los padres que verán truncados sus sueños de legar a sus hijos una mejor enseñanza, y el país que verá cómo aumentan los graduados que nada saben, por no hablar de las universidades que sentirán la presión para bajar sus estándares de exigencia, con todas las repercusiones negativas en términos de competitividad, productividad y calidad de la mano de obra.
Por eso, estimamos que la educación es un tema demasiado importante para dejarlo exclusivamente en manos del mercado. La competencia, ciertamente, seguirá trabajando a favor de la calidad y los menores costos de la educación particular; pero el efecto de la selección natural de los más fuertes debe moderarse con la intervención del Estado, no tanto a través de subsidios, como sí con el otorgamiento de becas para que estudiantes de modestos recursos puedan cursar estudios en centros privados, tal cual se hace en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, debe aliviarse la carga impositiva de los padres que envían a sus hijos a las escuelas particulares, porque con su esfuerzo ahorran recursos al Estado y fomentan, a su costa, una elevación de la calidad de la educación.
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