Ejecutivo vs. Legislativo
Publicado 2001/11/06 00:00:00
- Marlene González /VIVA
Sería interesante adelantarnos a las posibilidades de un debate sobre lo que, en los mismos entornos del Ejecutivo y el Legislativo, crea una alarma inminente de un enfrentamiento entre estos órganos del Estado que no están trabajando en armónica colaboración como lo manda la Constitución. Todo indica que son diversos los factores que tienden a encaminar las políticas hacia estos enfrentamientos, tales como las presiones de ambas partes con relación a los recortes y ajustes presupuestarios, a los nombramientos de magistrados a la Corte, específicamente al recorte de las partidas circuitales y a la Asamblea, al desmembramiento del Fondo Fiduciario, y ahora a la venta total de los paquetes accionarios del Estado en las empresas de servicio público privatizadas.
Quienes hayan estudiado nuestra Constitución Nacional estarán conscientes de que el sistema político panameño es presidencialista. Aquí el régimen está muy lejos de ser parlamentario. Y los poderes del Ejecutivo son tan fuertes y decisivos que, a parte del juzgamiento del Presidente de la República por el Legislativo, que entre otros casos requiere dos tercios de voto para tales efectos, sus recursos y su imperio son obvios y sin lugar a duda.
En los momentos actuales de profundas crisis económicas y sociales se hace más evidente la facilidad con que el Ejecutivo puede sobrevivir sin problema, sin soporte del Legislativo. Lo que le sobra al Ejecutivo son leyes de toda índole ya en vigencia, que le ayude a continuar operando sin obstáculo que lo detenga. El Legislativo no gana nada con retar y mucho menos con arrogancia, al cúmulo de facultades y atribuciones que tiene el Ejecutivo por virtud de nuestra Constitución. Por ejemplo, el momento crítico ha obligado a un considerable recorte presupuestario, y con esto, el de las partidas circuitales, que no son otras cosas que dádivas políticas que el Ejecutivo le ha cedido al Legislativo para que complazca una que otras necesidades de sus circuitos para hacer política.
Hay un clamor nacional por la desaparición de esta partida que la actual presidenta prometió eliminar. El momento ha sido propicio y si esto se cumple, otra herramienta de gran significación le será recortada al Legislativo. Pierden más los de la oposición así tengan pacto de mayoría. Los del gobierno siempre tendrán acceso a los nombramientos del Ejecutivo. Y si se mantienen los recortes presupuestarios al personal administrativo de la Asamblea, pierden más los legisladores opositores, por las mismas razones. Así podríamos ir mencionando más ejemplos de cómo el Ejecutivo es de vigoroso con respecto al otro Organo del Estado. Y es que la verdad es que el Legislativo está para hacer leyes, sin interferir en las otras dos esferas, es decir, Ejecutivo y Judicial.
Sentados se van a quedar los que piensan que pueden doblegar y humillar al Ejecutivo e ilusos los que sueñen que lo pueden hacer con los arnulfistas vernaculares y su presidenta Moscoso.
Nos preocupa enormemente que mentes que se han caracterizado por intentar temerarias acciones de índoles políticas crean que esta vez se van a salir con la suya. El frenazo va a ser descomunal para quien no conoce el miedo para aplicarlo. Quizás esta medida mejore y defina mejor el torcido panorama nacional, porque si estos avances tenebrosos apoyados en precarias mayorías parlamentarias surgen para distorsionar y chantajear en política, quizás haya llegado la hora de ponerle el cascabel al gato. No es posible pasarse tres años más, si es el caso, con una administración bombardeada o acicateada por esta precariedad legislativa.
El pueblo entero está observando esta maniobra y sus bastidores, que ya ha aprendido a desbrozarlos. Lo ideal sería de que el sentido común regresará a los que no quieren tenerlo porque quieren ser los avivatos de siempre. Mejor es que recapaciten, entiendan sus limitaciones y apliquen de buena fe todos sus recursos para sacar al país de la crisis económica y social que está viviendo.
Quienes hayan estudiado nuestra Constitución Nacional estarán conscientes de que el sistema político panameño es presidencialista. Aquí el régimen está muy lejos de ser parlamentario. Y los poderes del Ejecutivo son tan fuertes y decisivos que, a parte del juzgamiento del Presidente de la República por el Legislativo, que entre otros casos requiere dos tercios de voto para tales efectos, sus recursos y su imperio son obvios y sin lugar a duda.
En los momentos actuales de profundas crisis económicas y sociales se hace más evidente la facilidad con que el Ejecutivo puede sobrevivir sin problema, sin soporte del Legislativo. Lo que le sobra al Ejecutivo son leyes de toda índole ya en vigencia, que le ayude a continuar operando sin obstáculo que lo detenga. El Legislativo no gana nada con retar y mucho menos con arrogancia, al cúmulo de facultades y atribuciones que tiene el Ejecutivo por virtud de nuestra Constitución. Por ejemplo, el momento crítico ha obligado a un considerable recorte presupuestario, y con esto, el de las partidas circuitales, que no son otras cosas que dádivas políticas que el Ejecutivo le ha cedido al Legislativo para que complazca una que otras necesidades de sus circuitos para hacer política.
Hay un clamor nacional por la desaparición de esta partida que la actual presidenta prometió eliminar. El momento ha sido propicio y si esto se cumple, otra herramienta de gran significación le será recortada al Legislativo. Pierden más los de la oposición así tengan pacto de mayoría. Los del gobierno siempre tendrán acceso a los nombramientos del Ejecutivo. Y si se mantienen los recortes presupuestarios al personal administrativo de la Asamblea, pierden más los legisladores opositores, por las mismas razones. Así podríamos ir mencionando más ejemplos de cómo el Ejecutivo es de vigoroso con respecto al otro Organo del Estado. Y es que la verdad es que el Legislativo está para hacer leyes, sin interferir en las otras dos esferas, es decir, Ejecutivo y Judicial.
Sentados se van a quedar los que piensan que pueden doblegar y humillar al Ejecutivo e ilusos los que sueñen que lo pueden hacer con los arnulfistas vernaculares y su presidenta Moscoso.
Nos preocupa enormemente que mentes que se han caracterizado por intentar temerarias acciones de índoles políticas crean que esta vez se van a salir con la suya. El frenazo va a ser descomunal para quien no conoce el miedo para aplicarlo. Quizás esta medida mejore y defina mejor el torcido panorama nacional, porque si estos avances tenebrosos apoyados en precarias mayorías parlamentarias surgen para distorsionar y chantajear en política, quizás haya llegado la hora de ponerle el cascabel al gato. No es posible pasarse tres años más, si es el caso, con una administración bombardeada o acicateada por esta precariedad legislativa.
El pueblo entero está observando esta maniobra y sus bastidores, que ya ha aprendido a desbrozarlos. Lo ideal sería de que el sentido común regresará a los que no quieren tenerlo porque quieren ser los avivatos de siempre. Mejor es que recapaciten, entiendan sus limitaciones y apliquen de buena fe todos sus recursos para sacar al país de la crisis económica y social que está viviendo.
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