"El Estado soy yo"

Esta famosa frase que se atribuye al rey de Francia, Luis XIV, es mundialmente conocida, pero no así en qué circunstancias la pronunció.

No falta quien afirme que jamás fue pronunciada, en tanto que hay quienes aseguran que sí, y según dicen, ocurrió durante una sesión en el Parlamento.

El rey se presentó allí empuñando un látigo de montar. El cardenal Mazarino, prácticamente quien dirigía el gobierno francés en su condición de Primer Ministro, le manifestó su desacuerdo.

Cruzaron palabras muy caballerosamente, desde luego, pero Mazarino le discutió el derecho de presentarse así ante la asamblea y le dijo: "Majestad, os hablo por el bien de Francia". Entonces el rey cortó la discusión diciéndole: "El Estado soy yo".

En otra ocasión se dio una elocuente demostración de las lisonjas a que eran inclinados los cortesanos, y que en política son tan frecuentes en todas partes en nuestros países.

Era bien conocido que el rey a los 40 años de edad había quedado sin dientes. En conversación con uno de sus cortesanos, le manifestó su pesar por semejante desventura, y tras escucharlo, el cortesano, tratando de consolarlo, le dijo: "En Francia, majestad, desde que vos no los usáis, los dientes han pasado de moda".