El Golpe de Estado Siglo XXI
Siguiendo los itinerarios de Luiz Inazio Lula Da Silva y de Michelle Bachelet, dos representantes de gobiernos democráticos, vemos -sin embargo- cómo coinciden con los mandatarios clientes del coronel Hugo Chávez Frías; juntos comparten sus temores por las bases norteamericanas en Colombia. Caramba, ¿no les perturba el ofrecimiento del uniformado a los rusos para instalar bases nucleares en Venezuela? ¿O la adquisición desproporcionada de armamentos que acaba de concertar? ¿Ni la presencia de submarinos rusos en aguas territoriales cubanas? Aun más, el calificativo de “aliados” concedido a Irán y Corea del Norte, ratificado el primero como prioritario por Raúl Castro.
No mencionaré ahora cómo otros presidentes democráticos pagan los compromisos adquiridos tras el recibimiento de dádivas petroleras venezolanas. Recordemos el viejo aforismo: “nadie da nada por nada; excepto Dios”. Hugo Chávez dilapida los recursos energéticos de Venezuela. El plazo se ha vencido. Su monto en dólares está al cobro, esperando por los países del CARICOM, entre otros. A cada uno un denario. Pero significa poco si se compara con la factura magna en prestigio y soberanía nacional por no haber procedido con prudencia cuando cerraron filas con el militarote. Por años no se quiso analizar el carácter y los rasgos típicos de un personaje rústico, que lo impulsan a conculcar las libertades de una sociedad civilizada. Antonio Ledezma, alcalde Caracas, lo calificó como un golpe de Estado en cámara lenta. A gases lacrimógenos resuelve el coronel la protesta de un pueblo. He ahí la afrenta declarada contra los venezolanos, desde el día fatal en que se modificó la constitución, garantizadora de las libertades hoy pisoteadas. © www.aipenet.com
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