El pecho amarillo sigue cantando
Publicado 2000/06/16 23:00:00
Hoy curiosamente cuando se acerca el día del Padre, en un harino bañado por los primeros rayos del sol, frente a mi ventana, un pajarito Pecho Amarillo canta y me hace recordar momentos muy especiales, que deseo compartir.
Hace unos días, en la mañana, uno de mis hijos me llamó por el teléfono interno de la oficina y empezó a contarme algún asunto relacionado a nuestro trabajo. De momento lo interrumpí y le dije... Buenos días Papá, cómo amaneces. A lo que él, luego de un instante, me contestó: Buenos días viejo, y continuó...
Solía visitar y desayunar a menudo con papá y al vernos, el ritual, luego de un beso, era Buenos días viejo, y él me contestaba... ¡Ya cantó el Pecho Amarillo! Con el tiempo papá enfermó y al final nos llamó el médico para avisarnos que faltaba poco. En su último día, el viejo estaba muy agitado y percibí que había llegado la hora. Me senté en su lecho y lo abracé, sintiendo con mi mano su inquieto palpitar. Tranquilo, calma, descansa viejo- le decía- y a medida que se relajaba sentía cómo su pulso y el latido de su cansado corazón se iban apagando, hasta que falleció. Al ponerme en pie y ver los angustiados rostros de mi madre y mis hermanos sumidos en dolor por la pérdida irreparable de nuestro querido viejo, pensé: el Pecho Amarillo ya no cantaría.
El día siguiente, en la iglesia, por última vez frente a sus restos, pensé, ya está junto al Creador y me dije para adentro: "Buenos días viejo", y juro que escuché... "¡Ya cantó el Pecho Amarillo!".
Pasaron los años y en días importantes que lo extrañaba y pensaba en él le decía en susurro "Buenos días viejo" y creía escuchar el "Ya cantó el Pecho Amarillo". Este pasaje muy privado, me ocurría a menudo, pero no le encontraba el significado que seguro tenía, hasta que un día...¡lo tengo! Pensé, agarré el teléfono y llamé a la vieja... Margaret, le dije, voy a organizar la fundación Jorge M. Arias A., y a pesar que le dije que "tendríamos" que financiar la fundación, acogió mi idea con el entusiasmo y el amor que siempre la caracteriza. Al poco tiempo nació, con el apoyo de sus amigos del Sindicato de Industriales de Panamá, la fundación Jorge M. Arias A.
En poco tiempo y con limitados recursos, a través de la fundación, mucho hemos hecho. Hoy día cantidades de personas, grupos, asociaciones, e instituciones benéficas son testigos de que el Pecho Amarillo sigue cantando. Buenos días viejo. ¡Y feliz día del Padre!
Hace unos días, en la mañana, uno de mis hijos me llamó por el teléfono interno de la oficina y empezó a contarme algún asunto relacionado a nuestro trabajo. De momento lo interrumpí y le dije... Buenos días Papá, cómo amaneces. A lo que él, luego de un instante, me contestó: Buenos días viejo, y continuó...
Solía visitar y desayunar a menudo con papá y al vernos, el ritual, luego de un beso, era Buenos días viejo, y él me contestaba... ¡Ya cantó el Pecho Amarillo! Con el tiempo papá enfermó y al final nos llamó el médico para avisarnos que faltaba poco. En su último día, el viejo estaba muy agitado y percibí que había llegado la hora. Me senté en su lecho y lo abracé, sintiendo con mi mano su inquieto palpitar. Tranquilo, calma, descansa viejo- le decía- y a medida que se relajaba sentía cómo su pulso y el latido de su cansado corazón se iban apagando, hasta que falleció. Al ponerme en pie y ver los angustiados rostros de mi madre y mis hermanos sumidos en dolor por la pérdida irreparable de nuestro querido viejo, pensé: el Pecho Amarillo ya no cantaría.
El día siguiente, en la iglesia, por última vez frente a sus restos, pensé, ya está junto al Creador y me dije para adentro: "Buenos días viejo", y juro que escuché... "¡Ya cantó el Pecho Amarillo!".
Pasaron los años y en días importantes que lo extrañaba y pensaba en él le decía en susurro "Buenos días viejo" y creía escuchar el "Ya cantó el Pecho Amarillo". Este pasaje muy privado, me ocurría a menudo, pero no le encontraba el significado que seguro tenía, hasta que un día...¡lo tengo! Pensé, agarré el teléfono y llamé a la vieja... Margaret, le dije, voy a organizar la fundación Jorge M. Arias A., y a pesar que le dije que "tendríamos" que financiar la fundación, acogió mi idea con el entusiasmo y el amor que siempre la caracteriza. Al poco tiempo nació, con el apoyo de sus amigos del Sindicato de Industriales de Panamá, la fundación Jorge M. Arias A.
En poco tiempo y con limitados recursos, a través de la fundación, mucho hemos hecho. Hoy día cantidades de personas, grupos, asociaciones, e instituciones benéficas son testigos de que el Pecho Amarillo sigue cantando. Buenos días viejo. ¡Y feliz día del Padre!
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