El simpático joven millonario
- Adelita Coriat
David Murcia, fundador de la corporación internacional DMG, posee un pasado curioso. Tenía bajo la manga el mejor don artístico televisivo, no sólo montó un escenario alrededor de las pirámides, tramó una obra de teatro como proveedor de extras para la televisión. A él no le faltaba nada; poseía una docena de ferraris, excelentes abogados, amigos periodistas, y, en tan sólo dos años, el patrimonio de la empresa pasó de 100 millones a más de 2 mil millones de pesos. El nivel de penetración de DMG en las instituciones estatales colombianas y la sociedad es la punta de la estructura, blindaje y bastidor de la red criminal, un caso conocido hace más de un año en la Fiscalía General colombiana que pasó por las manos de 3 ó 4 fiscales.
La investigación dio inicio con millonarias incautaciones de efectivo que se transportaba en avionetas y camionetas en Colombia. Pero Murcia rechazó los cargos por lavado de dinero y captación masiva de capitales. Más de 2,432 grabaciones telefónicas suyas prueban los cargos de la fiscalía colombiana; una de éstas revela sus nexos con capos pesados. Pero ni su propio abogado sospechó las relaciones de su cliente con Juan Carlos Ramírez alias "Chupeta" y Carlos Mario Jiménez alias "Macaco", supuestos cerebros tras DMG. El ex abogado de Murcia, Abelardo De La Espriella, se creyó el cuento de que sus clientes eran socios de Donald Trump y que éste respaldaría a DMG con 250 millones de dólares. Los abogados del magnate desmintieron la versión y querellaron por delitos al patrimonio a Alexander Nogueira, socio estratégico de Murcia.
Nogueira logró que las autoridades en Panamá le otorgaran una fianza y un permiso de pensionado que le brinda beneficios fiscales y aduaneros, porque alegó deficiencias mentales. En nuestro país, los socios abrieron empresas de bienes raíces, registraron más de 300 sociedades anónimas e instalaron la captadora de capitales masivos. No obstante, ni el Consejo de Seguridad, las fiscalías de drogas, o la superintendencia de bancos se percataron de que a la semana hacía transacciones, según reportes colombianos, por $50 millones.
Probada la infraestructura de esta red criminal, asalta la duda sobre los nexos que Murcia pudo entablar con altas autoridades panameñas, quienes le permitieron operar sus negocios y pasear con toda tranquilidad en Panamá.
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