El transporte de ganado humano
Publicado 2001/04/08 23:00:00
El transporte público en Panamá se puede definir como un caos, un momento desagradable por el que nadie desea pasar. Es la opinión de alguien como mi persona, que algunas veces ha tenido que usar el transporte público, en específico los autobuses mejor conocidos como "diablos rojos", que considero, es un transporte de ganado pintado de rojo. ¿Por qué transporte de ganado?
El ganado se transporta de pie, lo más apretado posible, tratando de que la movilización sea lo más rentable posible. ¿Podemos encontrar algunas semejanzas con el transporte público? Lastimosamente las encontramos todas. Señalemos algunas. Los conductores de los buses, en la mayoría de los casos, tratan a los pasajeros como animales, les gritan que se corran, que se muevan hacia la parte trasera, piensan que las personas son acróbatas al tener que caminar en un bus en marcha; para mejorar la acrobacia, muchas personas en sus desplazamientos cargan paquetes o niños pequeños.
El panameño que utiliza este medio de transporte, no puede tener más de 30 centímetros de cintura, ya que medidas superiores representan no caber en asientos anteriormente modificados, de los buses colegiales de los Estados Unidos. En pocas palabras, en una hilera construida por el fabricante para cuatro niños y adolescentes norteamericanos, en nuestro país ese mismo espacio es ocupado por cinco adultos, dos niños en las piernas de sus padres, varias bolsas de supermercado por dar un ejemplo, sin contar a los pasajeros del pasillo. Algo similar sucede en los llamados "Coaster", medir más de un metro con 70 centímetros y no poder encontrar un asiento disponible, nos asegura un cómodo viaje con el cuello y la espalda retorcida, sin olvidar los suaves giros de nuestros conductores y el perfecto estado de las carreteras.
El subirse o bajar del autobús, representa otro momento difícil, digno de gimnastas olímpicos. Muchas veces ambas situaciones se realizan con el bus en movimiento. Los buses son llenados de personas hasta su mayor capacidad. ¿Cuál es su mayor capacidad? Realmente no lo sabemos, tal vez cuando dos o tres personas cuelgan de la puerta. El momento del pago de la tarifa del pasaje, en el caso de no contar con el dinero exacto, convierte a los choferes en los peores matemáticos, gran cantidad de veces cinco centavos es el error, nunca de más obviamente.
Los buses cuentan con una pésima condición mecánica, pero en cuestiones de equipo musical, el futuro ha entrado de lleno. Radios ultramodernos, bocinas de todos los tamaños y tonos de sonido. Tengo la impresión que el dinero del mantenimiento se gasta en extravagancias de todo tipo: luces neones, piezas cromadas, logotipos, cornetas de altos decibelios, entre otras. Quizás para algunos panameños la lluvia represente que el clima se refresca, para los usuarios de autobuses definitivamente no. Al llover, o te mojas o cierras los vidrios, de manera que el bus se convierte en un sauna. Al bajarse mejora la temperatura a la vez de la sensación de humedad, en pocas palabras, por mucho paraguas que lleves, igual te mojas; no todas las paradas tienen techo y el inoperante sistema de desagüe, nos da un baño gratis, debido al rodamiento de los autos.
Todo lo anteriormente plasmado de manera irónica, no es más que la verdad que cientos de miles de panameños viven diariamente, para poder transportarse al trabajo y realizar diversas actividades. El cansancio psíquico y físico del uso del autobús en Panamá, me atrevo a decir sin temor a equivocarme, disminuye el rendimiento escolar y laboral en un 20%, y anímicamente causa estrés y ansiedad, lo cual constituye un ingrediente de trastornos mentales mayores.
Podríamos mencionar muchas más situaciones negativas, pero es mi deseo plantear un grupo de soluciones (las cuales en un artículo posterior serán sustentadas), que ayuden a mejorar el transporte público en Panamá: 1) La eliminación total del sistema de cupos; 2) privatización del transporte público de autobuses; 3) profesionalización de los trabajadores de la rama del transporte y 4) por último, y la única manera de que se implementen las tres primeras soluciones a pesar de los intereses económicos y políticos de algunas personas, es que los legisladores y demás personas con poder político y económico de este país, un día cualquiera, vayan a la Asamblea o a sus empresas y vuelvan a su hogar, en autobús y se sientan "ganado humano".
El ganado se transporta de pie, lo más apretado posible, tratando de que la movilización sea lo más rentable posible. ¿Podemos encontrar algunas semejanzas con el transporte público? Lastimosamente las encontramos todas. Señalemos algunas. Los conductores de los buses, en la mayoría de los casos, tratan a los pasajeros como animales, les gritan que se corran, que se muevan hacia la parte trasera, piensan que las personas son acróbatas al tener que caminar en un bus en marcha; para mejorar la acrobacia, muchas personas en sus desplazamientos cargan paquetes o niños pequeños.
El panameño que utiliza este medio de transporte, no puede tener más de 30 centímetros de cintura, ya que medidas superiores representan no caber en asientos anteriormente modificados, de los buses colegiales de los Estados Unidos. En pocas palabras, en una hilera construida por el fabricante para cuatro niños y adolescentes norteamericanos, en nuestro país ese mismo espacio es ocupado por cinco adultos, dos niños en las piernas de sus padres, varias bolsas de supermercado por dar un ejemplo, sin contar a los pasajeros del pasillo. Algo similar sucede en los llamados "Coaster", medir más de un metro con 70 centímetros y no poder encontrar un asiento disponible, nos asegura un cómodo viaje con el cuello y la espalda retorcida, sin olvidar los suaves giros de nuestros conductores y el perfecto estado de las carreteras.
El subirse o bajar del autobús, representa otro momento difícil, digno de gimnastas olímpicos. Muchas veces ambas situaciones se realizan con el bus en movimiento. Los buses son llenados de personas hasta su mayor capacidad. ¿Cuál es su mayor capacidad? Realmente no lo sabemos, tal vez cuando dos o tres personas cuelgan de la puerta. El momento del pago de la tarifa del pasaje, en el caso de no contar con el dinero exacto, convierte a los choferes en los peores matemáticos, gran cantidad de veces cinco centavos es el error, nunca de más obviamente.
Los buses cuentan con una pésima condición mecánica, pero en cuestiones de equipo musical, el futuro ha entrado de lleno. Radios ultramodernos, bocinas de todos los tamaños y tonos de sonido. Tengo la impresión que el dinero del mantenimiento se gasta en extravagancias de todo tipo: luces neones, piezas cromadas, logotipos, cornetas de altos decibelios, entre otras. Quizás para algunos panameños la lluvia represente que el clima se refresca, para los usuarios de autobuses definitivamente no. Al llover, o te mojas o cierras los vidrios, de manera que el bus se convierte en un sauna. Al bajarse mejora la temperatura a la vez de la sensación de humedad, en pocas palabras, por mucho paraguas que lleves, igual te mojas; no todas las paradas tienen techo y el inoperante sistema de desagüe, nos da un baño gratis, debido al rodamiento de los autos.
Todo lo anteriormente plasmado de manera irónica, no es más que la verdad que cientos de miles de panameños viven diariamente, para poder transportarse al trabajo y realizar diversas actividades. El cansancio psíquico y físico del uso del autobús en Panamá, me atrevo a decir sin temor a equivocarme, disminuye el rendimiento escolar y laboral en un 20%, y anímicamente causa estrés y ansiedad, lo cual constituye un ingrediente de trastornos mentales mayores.
Podríamos mencionar muchas más situaciones negativas, pero es mi deseo plantear un grupo de soluciones (las cuales en un artículo posterior serán sustentadas), que ayuden a mejorar el transporte público en Panamá: 1) La eliminación total del sistema de cupos; 2) privatización del transporte público de autobuses; 3) profesionalización de los trabajadores de la rama del transporte y 4) por último, y la única manera de que se implementen las tres primeras soluciones a pesar de los intereses económicos y políticos de algunas personas, es que los legisladores y demás personas con poder político y económico de este país, un día cualquiera, vayan a la Asamblea o a sus empresas y vuelvan a su hogar, en autobús y se sientan "ganado humano".
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