Panamá
El viajero de una época
- Jesús Antonio Fernández Olmedo
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- Columnista
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Hoy en día la clase alta o media no es sinónimo de lucidez, persona despierta o bien de nivel intelectual como en otras épocas que si era así.
La clase alta era sinónimo de una clase muy preparada académicamente y también poseedora de una mente ágil. Era diferente al picapedrero por supuesto.
Hoy para mucha gente la escuela está olvidada , muchos conocimientos que se adquirieron ya no se utilizan. Esto da como resultado un embrutecimiento de la población y una imbecilización general que campea en el ambiente de todas partes.
La tecnología y todo tipo de dispositivos tecnológicos han hecho que el ser humano se haya aliviado de hacer operaciones mentales. Esto también trae consigo que el esfuerzo y la disciplina, muy necesarios e imprescindibles para obtener un objetivo futuro o deseado sean aparcados como si ya no hicieran falta.
Un ser humano tosco o alguien también que solo sabe de lo suyo, pero fuera de ahí no sabe o no contesta.
Cualquier campo que uno aprecie a tocar está monetizado y sin fondo.
Por poner un ejemplo , hoy el periodismo está domesticado o asalariado y ha desaparecido uno de investigación real. En el campo de la medicina es muy parecido, ya que el médico de hoy tiene una mirada muy externa de los pacientes y se ha convertido en un técnico que el fondo solo le preocupa su prestigio o su nómina , lejos de lo que Hipócrates propugnaba. Y en el campo de la gobernabilidad de los estados hoy se percibe que los tontos son la élite gobernante o bien gente que no quiere esforzarse ni sacrificarse por cambiar las cosas para mejor en su país, sino que hacen lo más fácil que es recortar y recortar o subir los impuestos, pero ellos no generan nada.
En el aspecto literario solo florecen por doquier autores novelescos que propician la evasión y por tanto al cerebro humano no le sirve de mucho esa lectura dado también la facilidad con que se lee y en realidad una novela en sí no aporta mucho quitando El Quijote de Cervantes en donde se transmite un mensaje. Hoy se busca a autores que den prestigio , que den la última palabra cuando esta no la tiene nadie.
Y entre toda este pastiche social está el viajero del tiempo que nunca desiste. Sonríe como defensa. Vive siguiendo su plan de conciencia. Aún en el rechazo, persevera y también da algún puñetazo. Y así paso a paso avanza en el espacio. Su meta es su cosecha, buena o mala dependerá de la tierra, de pedregales o de pastizales.
Pero él insiste para llenar su vida diaria dado que el mundo se encuentra sumido en permanente malaria.
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