Elecciones 2004
Publicado 2004/01/22 00:00:00
- Victoriano Rodríguez S.
Victoriano Rodríguez S. (diostesalvepanama@yahoo.com)
En esta sección de Opinión, el 15 de abril de 2003, publiqué "Las elecciones", artículo en el que expusimos algunos atributos imprescindibles que debemos observar y exigir como condiciones mínimas e indispensables a cualquier persona aspirante a cargos de elección popular; requisitos, obviamente, exigibles a quienes consecuentemente sean nombrados en cargos públicos.
Indiqué en el mismo, que al votar lo hagamos con plena conciencia. Tenemos que lograr colocar en los escaños correspondientes (representantes, alcaldes, legisladores, inclusive a quien asuma la Presidencia) a personas que se caractericen por su credibilidad, seriedad, honestidad, sinceridad, respeto, disciplina, genuina sensibilidad e interés social. Esto es lo que debe poseer un dirigente preocupado por la comunidad; contrario a aquellos que se titulan líderes, cuando en realidad son demagogos, embusteros y hasta a corruptos.
Igualmente, la trayectoria del candidato nos permite visualizar si debemos favorecerlo con el voto o modificar nuestra selección (independientemente de pertenecer a un partido político contrario). Los panameños nos hemos caracterizado por ser humanistas y hospitalarios; quizás por ello, para efectos electorales, con un corazón tan puro como el de un niño, reiteramos nuestros equívocos.
Los políticos saben que nuestro pueblo se caracteriza por su nobleza, perdona con facilidad y olvida pronto; esto, en las actuales condiciones, nos coloca en franca desventaja si anteponemos la pasión a la razón. Por ello, es el momento preciso para reflexionar y votar a conciencia.
Existen cuatro candidatos a la Presidencia de la República, lo que puede llevarnos a creer que "cualquiera puede ser bueno". Si pensáramos de esta manera, nuestras vidas no tendrían sentido; dejaríamos muy poco a la imaginación, al razonamiento lógico, a la intuición, a la esperanza, a la inteligencia emocional, y ¿qué de todo el esfuerzo realizado, por cada uno, y de nuestra vida personal y profesional? ¿Qué del futuro de nuestros hijos? ¿Qué de la desnutrición de los niños panameños? ¿Qué del desempleo y del hambre que azotan la población pobre panameña?
Cada uno es libre de opinar, equivocarse o salir triunfante, así como de elegir (porque el ser elegido está condicionado por los partidos políticos, independientemente lo expuesto en la Constitución). El voto que depositarás este 2 de mayo, no sólo representa tu decisión de apoyar a tal o cual candidato; es el contenido real de ese rejuego que veremos materializado al culminar su período en el 2009. Si te equivocas, pierdes y pierde Panamá.
Hemos expresado que el voto se deposita a conciencia, no se da por compañerismo, elegancia, discursos elocuentes o "promesas de campaña" (que generalmente incumplen, burlándose una vez más del pueblo). Al emitir el voto, investiga la trayectoria de la persona ha favorecer. Vota por tu honor, tu patria y tu conciencia. Que jamás la moneda o un pedazo de pan limiten tu pensamiento y expresión.
Ahora, observa y reconocerás que quienes ostentan las posiciones uno y dos en las papeletas, no necesariamente son las personas que más pueden estar interesadas en tu comunidad; pero puedes estar seguro, son las personas que le interesa al partido y, obviamente, los que salgan favorecidos; en consecuencia, el voto "plancha" es peligroso.
Tú escoges libre y soberanamente o te dejas influenciar por las propagandas de colores y los discursos demagógicos. Lo cierto es que las propagandas políticas pueden tocar tu vista, mas no tu conciencia. Quizás, y sólo quizás, quien más propaganda despliegue sea el menos indicado para ser electo. Eres libre de elegir, sin embargo al depositar el voto, hazlo consciente de esa responsabilidad contigo y con la sociedad de la que participas. Evita equivocarte, puede ser fatal. "Que la honestidad, responsabilidad, seriedad y disciplina sean el escudo de tus acciones. Dios te salve Panamá.
Estas facultades ciudadanas así concebidas democráticamente contrastan enormemente con el adefesio jurídico partidocrático introducido en el artículo 145 inciso 1° de la Carta Política de 1972, introducido en 1983, que sólo reconoce la revocatoria de mandato de los "legisladores principales o suplentes" a los partidos políticos que los hayan postulado.
De la iniciativa legislativa de los ciudadanos ni hablar, ya que ni siquiera se la reconoce a los legisladores individualmente, ya que el artículo 159 señala en el literal b que las leyes podrán ser propuestas por cualquier miembro de la Asamblea cuando sean ordinarias pero no cuando sean orgánicas y según el literal b del artículo 158 solamente son ordinarias las de los numerales 5, 6 y 17 del artículo 153 (o sea, declarar la guerra, decretar amnistía y dictar el reglamento orgánico, respectivamente)
Una constitución verdaderamente democrática debe ya, a estas alturas, reconocer iniciativa legislativa y derecho de voz en las discusiones de los anteproyectos legislativos a las asociaciones gremiales y sindicales y a los clubes cívicos. Derecho de voto no porque éste implica una decisión de carácter estrictamente político, propio de los partidos. El gremialista, sindicalista o miembro de club cívico que quiera derecho de voto no tiene más que inscribirse como político en un partido cualquiera.
En esta sección de Opinión, el 15 de abril de 2003, publiqué "Las elecciones", artículo en el que expusimos algunos atributos imprescindibles que debemos observar y exigir como condiciones mínimas e indispensables a cualquier persona aspirante a cargos de elección popular; requisitos, obviamente, exigibles a quienes consecuentemente sean nombrados en cargos públicos.
Indiqué en el mismo, que al votar lo hagamos con plena conciencia. Tenemos que lograr colocar en los escaños correspondientes (representantes, alcaldes, legisladores, inclusive a quien asuma la Presidencia) a personas que se caractericen por su credibilidad, seriedad, honestidad, sinceridad, respeto, disciplina, genuina sensibilidad e interés social. Esto es lo que debe poseer un dirigente preocupado por la comunidad; contrario a aquellos que se titulan líderes, cuando en realidad son demagogos, embusteros y hasta a corruptos.
Igualmente, la trayectoria del candidato nos permite visualizar si debemos favorecerlo con el voto o modificar nuestra selección (independientemente de pertenecer a un partido político contrario). Los panameños nos hemos caracterizado por ser humanistas y hospitalarios; quizás por ello, para efectos electorales, con un corazón tan puro como el de un niño, reiteramos nuestros equívocos.
Los políticos saben que nuestro pueblo se caracteriza por su nobleza, perdona con facilidad y olvida pronto; esto, en las actuales condiciones, nos coloca en franca desventaja si anteponemos la pasión a la razón. Por ello, es el momento preciso para reflexionar y votar a conciencia.
Existen cuatro candidatos a la Presidencia de la República, lo que puede llevarnos a creer que "cualquiera puede ser bueno". Si pensáramos de esta manera, nuestras vidas no tendrían sentido; dejaríamos muy poco a la imaginación, al razonamiento lógico, a la intuición, a la esperanza, a la inteligencia emocional, y ¿qué de todo el esfuerzo realizado, por cada uno, y de nuestra vida personal y profesional? ¿Qué del futuro de nuestros hijos? ¿Qué de la desnutrición de los niños panameños? ¿Qué del desempleo y del hambre que azotan la población pobre panameña?
Cada uno es libre de opinar, equivocarse o salir triunfante, así como de elegir (porque el ser elegido está condicionado por los partidos políticos, independientemente lo expuesto en la Constitución). El voto que depositarás este 2 de mayo, no sólo representa tu decisión de apoyar a tal o cual candidato; es el contenido real de ese rejuego que veremos materializado al culminar su período en el 2009. Si te equivocas, pierdes y pierde Panamá.
Hemos expresado que el voto se deposita a conciencia, no se da por compañerismo, elegancia, discursos elocuentes o "promesas de campaña" (que generalmente incumplen, burlándose una vez más del pueblo). Al emitir el voto, investiga la trayectoria de la persona ha favorecer. Vota por tu honor, tu patria y tu conciencia. Que jamás la moneda o un pedazo de pan limiten tu pensamiento y expresión.
Ahora, observa y reconocerás que quienes ostentan las posiciones uno y dos en las papeletas, no necesariamente son las personas que más pueden estar interesadas en tu comunidad; pero puedes estar seguro, son las personas que le interesa al partido y, obviamente, los que salgan favorecidos; en consecuencia, el voto "plancha" es peligroso.
Tú escoges libre y soberanamente o te dejas influenciar por las propagandas de colores y los discursos demagógicos. Lo cierto es que las propagandas políticas pueden tocar tu vista, mas no tu conciencia. Quizás, y sólo quizás, quien más propaganda despliegue sea el menos indicado para ser electo. Eres libre de elegir, sin embargo al depositar el voto, hazlo consciente de esa responsabilidad contigo y con la sociedad de la que participas. Evita equivocarte, puede ser fatal. "Que la honestidad, responsabilidad, seriedad y disciplina sean el escudo de tus acciones. Dios te salve Panamá.
Estas facultades ciudadanas así concebidas democráticamente contrastan enormemente con el adefesio jurídico partidocrático introducido en el artículo 145 inciso 1° de la Carta Política de 1972, introducido en 1983, que sólo reconoce la revocatoria de mandato de los "legisladores principales o suplentes" a los partidos políticos que los hayan postulado.
De la iniciativa legislativa de los ciudadanos ni hablar, ya que ni siquiera se la reconoce a los legisladores individualmente, ya que el artículo 159 señala en el literal b que las leyes podrán ser propuestas por cualquier miembro de la Asamblea cuando sean ordinarias pero no cuando sean orgánicas y según el literal b del artículo 158 solamente son ordinarias las de los numerales 5, 6 y 17 del artículo 153 (o sea, declarar la guerra, decretar amnistía y dictar el reglamento orgánico, respectivamente)
Una constitución verdaderamente democrática debe ya, a estas alturas, reconocer iniciativa legislativa y derecho de voz en las discusiones de los anteproyectos legislativos a las asociaciones gremiales y sindicales y a los clubes cívicos. Derecho de voto no porque éste implica una decisión de carácter estrictamente político, propio de los partidos. El gremialista, sindicalista o miembro de club cívico que quiera derecho de voto no tiene más que inscribirse como político en un partido cualquiera.
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