Escuela y universidad en pandemia. Cambiar el rumbo
... lo primero que hay que cambiar es el "chip" con que los líderes educativos y universitarios están entendiendo su función social y educativa en esta fase pandémica.
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Publicado: 10/8/2020 - 12:00 am
El verdadero papel de la Escuela y la Universidad es Educar a la Sociedad para superar con éxito esta situación, cuyo saldo son ya mil muertos. Foto: EFE.
El sistema educativo y muy particularmente el subsistema universitario, puede ser pieza clave en el abordaje de la pandemia que hoy enfrentamos.
Un abordaje que no es una guerra sino no más bien el diseño de una estrategia de transformación socio-sanitaria que permita superar la pandemia o, al menos, paliarla radicalmente.
De hecho, merced a las universidades, hemos podido soportar el embate primero de la situación.
Sin personal médico, de enfermeras y su ecosistema sanitario, esto nos habría afectado mucho más gravemente. Y esos médicos y enfermeras, tecnólogos, ingenieros y su personal de apoyo, salieron de la universidad panameña, y mal que bien son parte de la élite de inteligencia que en un 5% emerge con éxito de nuestro precario sistema educativo de base.
Pero lo primero que hay que cambiar es el "chip" con que los líderes educativos y universitarios están entendiendo su función social y educativa en esta fase pandémica.
Hay que corregir el rumbo. En situación de pandemia no podemos "pretender" y "actuar" como si la solución fuera simplemente pasar de clases presenciales a clases a distancia, pues es sanitariamente imposible el normal "dictado de clases. Ese es un error fundamental.
El verdadero papel de la Escuela y la Universidad es Educar a la Sociedad para superar con éxito esta situación, cuyo saldo son ya mil muertos.
Toda la acción educativa y universitaria, toda ella debe ser dirigida a: proporcionar información sanitaria a cada hogar, barrio y comunidad de este país.
En segundo lugar, a apoyar los esfuerzos del sistema de salud, en tareas de soporte humano y de talento usando la mente, la creatividad y la juventud de nuestros docentes y estudiantes de todas las carreras en temas como: ideación de modelos de trazabilidad, logística de recursos, apoyo a los comités de salud, proyectos ingenieriles para implementos y herramientas de soporte a la vida; mejoramiento de la cadena de abastos y producción; diseño de campañas de comunicación que reemplacen los inútiles comunicados de las seis de la tarde, por una verdadera estrategia de sensibilización y atención ciudadana, vía call center y otros medios telemáticos como los que la AIG ya viene produciendo y se han reconocido como eficaces.
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Por eso, el modelo del segundo semestre lectivo universitario no puede calcar las prácticas andragógicas de la virtualidad resuelta a macha martillo y de muy dudosa calidad. No. Concentremos el segundo semestre de este año terribilis 2020, en impartir tres o cuatro asignaturas clave de manera no sincrónica (medios a distancia) y empecemos a reforzar la construcción de una Universidad Abierta, un Aula Abierta donde aprendamos de la urgencia social y le demos respuestas inteligentes y efectivas.
También en ello nuestras universidades tienen experiencia de acción social, extensionismo, educación continua y voluntariado que debe ser puesto al servicio del sistema sanitario, que es el verdaderamente punto axial en este momento.
Deben idearse cursos libres, cortos para todas las personas con acceso a internet; disponer de más espacio educativo e informativo científico en las televisoras de cobertura nacional, y no solo en SERTV, no tanto para clases sino para ser medios de Educación Social.
Perder el tiempo social de formación potencial en novelones de dudosa calidad, es un contrasentido.
Así como hay espacios para un ensayo de teleeducación y radio-educación, que ampliamente aplaudimos- el Estado debe ejercer su poder educativo en esta emergencia nacional, estadio previo a un Estado de excepción al que no deseamos llegar, sino no se educa a la población y no se la provee de conocimiento oportuno.
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Es necesario entender el alcance de la frase "Emergencia Sanitaria Nacional".
Si esto fuera una guerra, nadie pensaría en simular aulas y hacer opcional dónde y cómo se realiza una cuarentena. No. En una "Emergencia Sanitaria" que ya acabó con mil panameños, no nos podemos dar ese lujo si no queremos triplicar esa cifra hasta fin de año.
Como dijo Einstein: no podemos pensar que tendremos mejores resultados, si seguimos atrapados en la lógica del "chip" anterior; en este caso, que la escuela y la universidad hoy deben atender clases en lugar de salvar vidas y reorganizarnos para levantar este país de sus escombros económicos.
Economista, docente y gestor universitario.
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