Ex ministra defiende a ex presidente perequero
Publicado 2000/11/20 00:00:00
- Parma
Siempre que leo composiciones firmadas por ex funcionarias a favor de sus ex patrones, me pongo mis anteojos de escéptico. Y si encima de eso la ex funcionaria está opinando sobre lo que ella hizo o dejó de hacer cuando le tocó trabajar para ese ex patrón, me pongo mis anteojos de dudoso in extremis. Por eso no me extrañó la sarta de interpretaciones sorprendentes vertidas, hará más de un mes, por la ex ministra Mariela Sagel defendiendo al Toro, un ex presidente de triste recordación y creador de pereques continuos, tanto cuando era presidente, como ahora que no lo es ("¿Quién recoge la leche derramada?" (La Prensa, Sep. 27).
Según la peripatética ex ministra de Gobierno y Justicia, fueron los periodistas los que les tendieron una redada a los niños inocentes de José Antonio Sossa, Marc Harris, Gabriel Castro, y el "doctor" (porque esa es otra que está apurada a doctorar a su ex patrón) Pérez Balladares. Todos los cuales, según ella, son angelitos. El eje de su argumento es una declaración del Departamento de Justicia de EU, que afirma que no se encontraron méritos para proceder en contra de Pérez Balladares en el asunto de las visas ilegales vendidas a ciudadanos chinos con el propósito de introducirlos, furtivamente, desde Panamá a Estados Unidos.
Lo que no dijo (o no sabe) la ex ministra es que el gobierno estadounidense es muy renuente a condenar a miembros prominentes de la clase política de países amigos. Aquí se trataba de todo un ex presidente de un país estratégicamente importante que administra el Canal (o al menos la oligarquía maneja, de mediocre manera, el Canal; al pueblo lo tienen marginado). Condenar a un ex presidente extranjero presenta una serie de dificultades diplomáticas enormes, que ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado tienen deseos de afrontar. Entonces, por consideraciones de política exterior, se inventa alguna excusa para archivar y olvidar el caso. Lo más que hace el gobierno gringo, para desprestigiar a ese extranjero que ellos saben es culpable, es "filtrar" una serie de datos a los medios periodísticos.
Cuando Noriega, en 1988, fue indagado por un gran jurado de la Florida que determinó su enjuiciamiento por colaboración con narcotraficantes y lavado de dinero, el Departamento de Estado movió cielos y tierra para tratar, primero de eliminar el encausamiento y, segundo, tratar de sacar por las buenas a Manuel Noriega de Panamá. Una de las promesas que le hicieron a Noriega fue precisamente archivar el encausamiento, o sea, declarar, como lo han hecho con el Toro, que "no había suficientes pruebas".
Si Noriega hubiese sido más inteligente y menos terco, hubiera aceptado el trato, con muy buenos resultados para él y su familia. Hoy estaría, en vez de en una prisión suave de la Florida, en su condominio de lujo en Mónaco o en Honolulu, Hawaii, jugando al golf o paseando en yate.
Con el hermano de Torrijos, Monchi, ocurrió algo similar en 1977. Torrijos, esencialmente, le dijo a los gringos: "Si quieren tratados, dejen a mi hermano en paz". Rápidamente, la Casa Blanca ordenó que el encausamiento legal en contra de Monchi Torrijos por narcotráfico fuese archivado "por falta de pruebas".
México es otro país importante para los EU, y es por eso que ningún político importante mexicano está preso en EU a pesar de que existen montañas de pruebas en contra de un montón de los monos gordos del PRI. A Carlos Salinas de Gortari le pusieron tanta presión que lo obligaron a salir huyendo de México y refugiarse en Irlanda. Al hermano de éste, Raúl, lo metió preso el mismo gobierno de México, bajo presión de los gringos y con pruebas no sólo de lavado de dinero, sino de asesinato.
Pérez Balladares y su vice presidente Felipe Virzi, y tal vez el otro, Fito "Todos los Gobiernos Roban" Duque, han sido un dolor de cabeza para Washington, desde que se descubrió que la campaña del PRD fue "salpicada" con dinero del narcotráfico. Después salió lo del financiamiento que recibió el PRD del delincuente Adolf Specht. No mucho después, con la caída del Banco Banaico, donde se lavaba dinero, y los lazos estrechos entre Felipe Virzi y Castrillón Henao y un gobernador mexicano refugiado en Panamá, estos problemas se acentuaron. Los mafiosos panameños únicamente se han salvado, porque son políticos poderosos en Panamá, y el desastroso procurador Sossa no quiso cooperar.
Desde los tiempos de la dictadura, la venta de visas y pasaportes panameños ha sido un gran negocio para los políticos. Las reacciones de Gabriel Castro, Pérez Balladares, y otros monos gordos en el caso de las visas para chinos, fue sospechosa en demasía. Pérez Balladares tuvo que contratar una firma de abogados carísima para que lo defendiera en Washington. Las evidencias incriminatorias son enormes; las declaraciones de Samantha Smith fueron convincentes. Los únicos que creen en la inocencia del Toro y sus secuaces son algunos alumnos de la Escuela para Ciegos. Esos, y la ex ministra disgustada Mariela Sagel.
Según la peripatética ex ministra de Gobierno y Justicia, fueron los periodistas los que les tendieron una redada a los niños inocentes de José Antonio Sossa, Marc Harris, Gabriel Castro, y el "doctor" (porque esa es otra que está apurada a doctorar a su ex patrón) Pérez Balladares. Todos los cuales, según ella, son angelitos. El eje de su argumento es una declaración del Departamento de Justicia de EU, que afirma que no se encontraron méritos para proceder en contra de Pérez Balladares en el asunto de las visas ilegales vendidas a ciudadanos chinos con el propósito de introducirlos, furtivamente, desde Panamá a Estados Unidos.
Lo que no dijo (o no sabe) la ex ministra es que el gobierno estadounidense es muy renuente a condenar a miembros prominentes de la clase política de países amigos. Aquí se trataba de todo un ex presidente de un país estratégicamente importante que administra el Canal (o al menos la oligarquía maneja, de mediocre manera, el Canal; al pueblo lo tienen marginado). Condenar a un ex presidente extranjero presenta una serie de dificultades diplomáticas enormes, que ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado tienen deseos de afrontar. Entonces, por consideraciones de política exterior, se inventa alguna excusa para archivar y olvidar el caso. Lo más que hace el gobierno gringo, para desprestigiar a ese extranjero que ellos saben es culpable, es "filtrar" una serie de datos a los medios periodísticos.
Cuando Noriega, en 1988, fue indagado por un gran jurado de la Florida que determinó su enjuiciamiento por colaboración con narcotraficantes y lavado de dinero, el Departamento de Estado movió cielos y tierra para tratar, primero de eliminar el encausamiento y, segundo, tratar de sacar por las buenas a Manuel Noriega de Panamá. Una de las promesas que le hicieron a Noriega fue precisamente archivar el encausamiento, o sea, declarar, como lo han hecho con el Toro, que "no había suficientes pruebas".
Si Noriega hubiese sido más inteligente y menos terco, hubiera aceptado el trato, con muy buenos resultados para él y su familia. Hoy estaría, en vez de en una prisión suave de la Florida, en su condominio de lujo en Mónaco o en Honolulu, Hawaii, jugando al golf o paseando en yate.
Con el hermano de Torrijos, Monchi, ocurrió algo similar en 1977. Torrijos, esencialmente, le dijo a los gringos: "Si quieren tratados, dejen a mi hermano en paz". Rápidamente, la Casa Blanca ordenó que el encausamiento legal en contra de Monchi Torrijos por narcotráfico fuese archivado "por falta de pruebas".
México es otro país importante para los EU, y es por eso que ningún político importante mexicano está preso en EU a pesar de que existen montañas de pruebas en contra de un montón de los monos gordos del PRI. A Carlos Salinas de Gortari le pusieron tanta presión que lo obligaron a salir huyendo de México y refugiarse en Irlanda. Al hermano de éste, Raúl, lo metió preso el mismo gobierno de México, bajo presión de los gringos y con pruebas no sólo de lavado de dinero, sino de asesinato.
Pérez Balladares y su vice presidente Felipe Virzi, y tal vez el otro, Fito "Todos los Gobiernos Roban" Duque, han sido un dolor de cabeza para Washington, desde que se descubrió que la campaña del PRD fue "salpicada" con dinero del narcotráfico. Después salió lo del financiamiento que recibió el PRD del delincuente Adolf Specht. No mucho después, con la caída del Banco Banaico, donde se lavaba dinero, y los lazos estrechos entre Felipe Virzi y Castrillón Henao y un gobernador mexicano refugiado en Panamá, estos problemas se acentuaron. Los mafiosos panameños únicamente se han salvado, porque son políticos poderosos en Panamá, y el desastroso procurador Sossa no quiso cooperar.
Desde los tiempos de la dictadura, la venta de visas y pasaportes panameños ha sido un gran negocio para los políticos. Las reacciones de Gabriel Castro, Pérez Balladares, y otros monos gordos en el caso de las visas para chinos, fue sospechosa en demasía. Pérez Balladares tuvo que contratar una firma de abogados carísima para que lo defendiera en Washington. Las evidencias incriminatorias son enormes; las declaraciones de Samantha Smith fueron convincentes. Los únicos que creen en la inocencia del Toro y sus secuaces son algunos alumnos de la Escuela para Ciegos. Esos, y la ex ministra disgustada Mariela Sagel.
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