Fallas del mercado, regulación y competencia
Publicado 1999/04/27 23:00:00
Se acepta generalmente que una economía de mercado altamente competitiva, donde las barreras a la entrada de nuevos agentes (empresas) en el mercado son francamente bajas, produce los mejores resultados posibles en materia de eficiencia económica (reducción de costos y, en consecuencia, de precios; aumento en la calidad de los bienes o servicios ofrecidos, aumento en la información sobre productos o servicios disponibles; u oferta de nuevos productos y servicios).
El consenso no llega a ser tan amplio al abordar el tema de si en la práctica, y sobretodo para economías pequeñas como la panameña, es posible llegar a contar con un sistema donde los mercados funcionen lo más libre posible. En este momento se empiezan a mencionar un conjunto de situaciones que no permiten que el sistema de mercado produzca los resultados esperados. Nos referimos a lo que en la literatura económica se conoce como fallas del mercado.
Un ejemplo de este tipo de situaciones, quizás es el más emblemático, es el de la existencia de sectores cuyas características particulares hacen que la estructura de mercado idónea sea la de un monopolio o, en el mejor de los casos de un oligopolio, que puede ser sólo aparente a nivel nacional ya que se puede asemejar mejor, quizás, a una agrupación de monopolios a nivel regional o provincial.
Bajo esta estructura de mercado es muy difícil lograr que los agentes se comporten de forma competitiva, máxime si no existen sustitutos cercanos para los bienes y servicios producidos en estos sectores. En este caso, que para Panamá podemos señalar abarca específicamente a los servicios públicos (energía eléctrica, telecomunicaciones, agua potable y alcantarillado sanitario), la opción generalmente disponible para el Estado es de la regulación directa de la actividad.
Existen varias opciones de regulación. La que puede repercutir de forma más directa sobre los consumidores (clientes o usuarios de las empresas reguladas) implica la fijación de tarifas. Otras alternativas incluyen limitar el monto de las utilidades a una cifra determinada, o una tasa de retorno sobre la inversión. Generalmente, y más allá de cualquier opción regulatoria utilizada, también se le exige a las empresas reguladas el cumplimiento de ciertos estándares en cuanto a cobertura y calidad de los bienes y servicios ofrecidos.
Cuando la menor tarifa a ser cobrada a los usuarios por el acceso a los servicios ofrecidos no es la opción utilizada, el control de la entrada de nuevos agentes en el mercado y el control de los precios son aspectos tradicionales de la regulación de monopolios naturales. ¿Cuál sería la división de tareas entre las agencias de regulación sectorial (v. gr. Ente Regulador de los Servicios Públicos) y la agencia responsable de la política de competencia (
El consenso no llega a ser tan amplio al abordar el tema de si en la práctica, y sobretodo para economías pequeñas como la panameña, es posible llegar a contar con un sistema donde los mercados funcionen lo más libre posible. En este momento se empiezan a mencionar un conjunto de situaciones que no permiten que el sistema de mercado produzca los resultados esperados. Nos referimos a lo que en la literatura económica se conoce como fallas del mercado.
Un ejemplo de este tipo de situaciones, quizás es el más emblemático, es el de la existencia de sectores cuyas características particulares hacen que la estructura de mercado idónea sea la de un monopolio o, en el mejor de los casos de un oligopolio, que puede ser sólo aparente a nivel nacional ya que se puede asemejar mejor, quizás, a una agrupación de monopolios a nivel regional o provincial.
Bajo esta estructura de mercado es muy difícil lograr que los agentes se comporten de forma competitiva, máxime si no existen sustitutos cercanos para los bienes y servicios producidos en estos sectores. En este caso, que para Panamá podemos señalar abarca específicamente a los servicios públicos (energía eléctrica, telecomunicaciones, agua potable y alcantarillado sanitario), la opción generalmente disponible para el Estado es de la regulación directa de la actividad.
Existen varias opciones de regulación. La que puede repercutir de forma más directa sobre los consumidores (clientes o usuarios de las empresas reguladas) implica la fijación de tarifas. Otras alternativas incluyen limitar el monto de las utilidades a una cifra determinada, o una tasa de retorno sobre la inversión. Generalmente, y más allá de cualquier opción regulatoria utilizada, también se le exige a las empresas reguladas el cumplimiento de ciertos estándares en cuanto a cobertura y calidad de los bienes y servicios ofrecidos.
Cuando la menor tarifa a ser cobrada a los usuarios por el acceso a los servicios ofrecidos no es la opción utilizada, el control de la entrada de nuevos agentes en el mercado y el control de los precios son aspectos tradicionales de la regulación de monopolios naturales. ¿Cuál sería la división de tareas entre las agencias de regulación sectorial (v. gr. Ente Regulador de los Servicios Públicos) y la agencia responsable de la política de competencia (

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