Análisis
Fragmentos históricos
- Fermín Agudo A./opinion@epasa.com/
El juramento a la Bandera Nacional fue inspiración de Ernestina Sucre. Pero a partir del 4 de noviembre de 2013, al proclamarse la Ley 2 del 23 de enero de 2012, se honra en un solo día a todos nuestros símbolos patrios: la Bandera Nacional, al Himno Nacional y al Escudo Nacional. Respiramos aire puro, aire proveniente de la separación ocurrida el 3 de noviembre de 1903, donde los lazos que nos ataban fueron sueltos para siempre.
Oh altiva y venerable historia que duermes en el fondo silencioso de los siglos, debo inclinarme a tus pies custodiando mis insaciables deseos, impactantes de sacrificios admirativos que has logrado vigilar para la extendida eternidad. Con permiso notable excelencia preeminente, Gaspar O. Hernández; blanca, roja y azul con dos estrellas es la bandera que mi patria un día, recibió rebosante de alegría de manos de matronas y doncellas. Mentes desprendidas de privilegios coronados, colmadas de identificados sentimientos indelebles, embriagados e incompatibles de artificios nefastos y eufemismos pensantes e irreflexivos. Siento que el cerebro cuando lo inspira una buena dosis de cuantiosos eventos descriptivos y reflexivos abarrotados de pasiones, está inclinado por aquellos alborozos que realmente los provocan.
Tuve un profesor en la escuela secundaria que nos informó que nuestro primer presidente fue enviado por el gobierno colombiano a recibir los caudales económicos generados de los impuestos producidos por la Compañía Universal del Canal, operada por los franceses en nuestro territorio. Analizó que al gozar los seductores sucesos con enteros entusiasmos y perfecta emotividad, debemos ahondar sin demora hurtándoles los secretos interiores oferentes a la compenetrada historia, capaces de ocasionarnos las consecuentes promociones de osadas índoles generosas. Como país novel es lógico que no se haya podido calificar con exquisita madurez, todo lo concerniente alcanzado por los hechos que excitaron o frustraron nuestros compromisos relativos al pasado, con amor entusiasta y atención infinita de poderes significativos y prestantes, acreditadas fueron en las manos sensatas de la verdad sin tapujos.
Los españoles que abordaron América lo realizaron en obediencia a dos emociones impositivas, exigir el poder en territorios desconocidos y la fiebre de riquezas que los empujaban, pero ninguno acudió por las simples ilusiones de ser aventureros.
María de Jesús Terreros, la mamá de Manuel E. Amador Terreros, era de familia amable y encumbrada de mi provincia natal, procedentes del distrito de La Mesa en Veraguas, a quienes doy mis asertos parabienes de cualidades inmensurables. La historia se nutre de hombres y mujeres famosos que fueron enamorados árbitros de los acontecimientos ocurridos, compartiendo los compromisos inalterables. Es positivo que con los hechos expuestos con entera claridad las conclusiones se deben ofrecer con íntima objetividad.
En el norte la esposa Bunau Varilla nos llevó a la adopción de un anteproyecto de bandera, pero fue rechazado por homogeneizar la americana, intento improcedente descartado al ser propuesto al Presidente del país, encargándose a Manuel E. Amador Terreros de llevar a efecto el magistral plan que al final fue acogido, delegándose posteriormente a doña Angélica Bergamota y María Ossa de Amador uniendo las telas emblemáticas. Para no despertar sospechas las lanillas fueron compradas en almacenes diversos: la blanca, en el Bazar francés; el azul, en La Delia y la roja en La Villa de París, dicha compra se verificó el 1 de noviembre de 1903 y la confección se llevó a efecto el 2 de noviembre del mismo año, el bautizo celebrado y estentóreo con lujoso espectáculo el 20 diciembre de 1903.
La acogedora aceptación de carácter elogiosa y eminente acaeció mediante la Ley 48 de 1925. Su juramento fue inspiración de Ernestina Sucre. Pero a partir del 4 de noviembre de 2013, al proclamarse la Ley 2 del 23 de enero de 2012, se honra en un solo día a todos nuestros símbolos patrios: la Bandera Nacional, al Himno Nacional y al Escudo Nacional. Respiramos aire puro, aire proveniente de la separación ocurrida el 3 de noviembre de 1903, donde los lazos que nos ataban fueron sueltos para siempre.
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