Frutas panameñas
- Guillermo Márquez B.
A pesar de que nuestro país es uno de los más pequeños del mundo, produce la más variada cantidad de frutas y en ello sobrepasa con largueza a muchos otros. Lamentablemente, jamás hemos contado con una granja experimental donde se sembraran semillas de todas ellas a fin de evitar su extinción.
Cuando éramos niños y durante toda nuestra escuela primaria, conocimos varias de ellas que es posible jamás las ha oído mencionar gran cantidad de panameños. Entre ellas figuraban la grosella, el manguito canela, la guabita enana, la cañafístula, el mamey de Cartagena y el corozo, según nuestro recuerdo y quizás falten. Tal vez si nuestro Ministerio de Desarrollo Agropecuario se interesara en averiguarlo, podríamos hallar que en nuestros rincones del interior aún existan algunas a fin de obtener sus semillas para su reproducción.
Como si nuestras frutas desaparecidas fueran poca cosa, son varias las que han comenzado a escasear, camino a su extinción: La guayaba, el caimito, la chirimoya, el níspero, la granadilla, la piñuela, la algarroba y el jobo, que difícilmente se encuentran en oferta.
Sería una verdadera lástima que no hagamos esfuerzo alguno a fin de hallar un espacio para su siembra y conservación y evitar así nuevas pérdidas. A Dios gracias, aún tenemos algo más de treinta variedades.
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