Panamá
Geopolítica hoy y "el último error"
- Gregorio Urriola
- /
- opinion@epasa.com
- /
De esta coyuntura puede emerger una reforma profunda del sistema internacional que exprese cabalmente las nuevas bases tecnológicas, económicas y financieras en que ese orden se asienta y que sus nuevas y perentorias demandas requieren.

La clave de la salida de la crisis mundial en la que nos encontramos está en la diplomacia y no la guerra. No es una negociación solo entre Rusia y Ucrania. Es entre Rusia y los Estados Unidos de América y sus aliados de la Unión Europea con el concurso de la potencias emergente como la República Popular China, India, Brasil y Sudáfrica a fin de tratar el tema de fondo: la seguridad y cooperación internacional sobre unas nuevas bases, distintas de las que emergieron del final de la II Guerra Mundial, de la Guerra Fría y el antiguo orden.
De esta coyuntura puede emerger una reforma profunda del sistema internacional que exprese cabalmente las nuevas bases tecnológicas, económicas y financieras en que ese orden se asienta y que sus nuevas y perentorias demandas requieren.
Eso pasa por redefinir la arquitectura básica del sistema de Naciones Unidas y modificaciones a su Carta, más no a sus principios, a fin de replantear asuntos como el derecho a veto y otras cuestiones que hacen de la actual gobernanza global un sistema muy poco democrático, altamente fallido y donde los poderes fáctios del mundo avanzan sin regulación ni cortapisas. Su alternativa es entrar de lleno en un camino que nos conduce al "último error" de la especie humana: la guerra termonuclear y el advenimiento de lo que llamaron en parecidas circunstancias.
El capitalismo salvaje (Juan Pablo II dixit, Centessimus Annus, 1991 en ocasión del centenario de la Rerum Novarum), el capitalismo de casino que viene empujando al mundo de crisis en crisis, y el capitalismo depredador (en lo ecológico y en lo humano, Franciso dixit, Laudato si, mayo 2015) desde Rusia y los EEUU vienen empujándonos por esa vía por los desastres y apetitos de una plutocracia rampante de la que la llamada oligarquía rusa es la expresión de la no menos gansteril política imperial norteamericana que creo y armó los talibanes y luego destruyó Afganistán, que asoló Yemén y es incapaz de detener la tragedia en Siria y Palestina. La misma democracia imperial que por poco ancaba en que el neofacismo de Trump se tomara el mismísimo Capitolio norteamericano hace apenas algunas meses. Lo han olvidado Nancy Pelosi paseándose por la provincia china de Taiwán y la mismísima Hillary Clinton heredera de los archipotentados de la Nueva Inglaterra? Olvidan el festivo inquilino del No. 10 de Downing Street la pesada herencia de la guerra del Opio? Querrá acaso Johnson a colonizar Hong Kong?
La guerra actual en el este de Europa, esa zona entre los Balcanes y el Mar Negro vino incubándose desde 1999, remontó en 2014 y ahora es una Guerra Mundial Híbrida que nos lleva a las puertas del holocausto Nuclear. De las 15 mil ojivas nucleares que Carl Sagan señalaba en los ochenta y noventa y que se han multiplicado a la fecha, hay una teledirigida contra todo sitio importante del globo. (Carl Sagan, Cosmos, Capitulo 13) Habremos pensado los panameños tan carnestoléndicos en todo, cómo nos disfrazaremos cuando la ojiva o ojivas que apuntan al Canal de Panamá con poder de retrotraernos al Paleolítico desde Chepigana a David? ¿O qué decir de México, Santiago de Chile, Sao Paulo o Buenos Aires, ciudades todas que sin tener vela aparente en este entierro, participarán del mismo demencial aquelarre del polvo radioactivo y la radiación.
Los medios nos anestesian con novelas turcas o surcoreanas, el pasapalbras y los amoríos pseudoeróticos de cada noche, nos entretienen de noticieros que proclaman verdades a medias o mentiras completas según el gusto de cada televidente y cuidadosamente dosificados, después de ver en las pantalla la guerra ucraniana allá en ese lugar tan lejano a la espera de los nuevos Rambos. ¿Quien se acuerda luego del invierno nuclear que parece sobrevenir, la hipótesis de Turco, Toon, Ackerman Pollack y Sagan –TTAPS- modelado por ellos entre 1983 y 1984, que logró que la comunidad científica detuviera la reaganeana Guerra de las Galaxias. ¡Quien ha convencido al chocheante Presidente Biden - con su mano extendida hacia el vacío- que Putin no será Krushev, ni él Kennedy?
La estupidez humana no parece conocer límites según dijo ya Einstein. Pero frente a la barbarie de los oligarcas del Kremlin o la plutocracia del capitalismo americano, frente a las lecciones de un pasado que ya comentó Tácito y refleja los mismo miedos de la democrática Atenas contra la insubordinada Melos, según nos ha recordado Chomsky en una pausada y profunda conferencia el 30 de marzo de este año en la Universidad Carlos III de Madrid (seminario:;Ucrania: Solución Negociada. Seguridad Compartida”): acepta mi dictado o perece. No tenemos otra acción constructiva que apelar a lo obvio: la defensa de la vida y los valores humanos y una estrategia de educación cívica y movilización de las fuerzas democráticas del orbe entero, en especial en las democracias representativas que debemos pedir que nuestros Estados hagan valer la Vida y no la Muerte.
La opción de la Diplomacia y no las Armas, de la Educación y el Pensamiento. Lo hora es tremenda, terrible y dramática. Debemos detener la guerra apelando a quienes realmente tienen poder de detenerla. Para ello los pueblos, los líderes populares, los intelectuales críticos, los universitarios del mundo debemos recordarles a todos que del último error saldremos muertos, mutilados o en las condiciones que ya el propio Einstein predecía: volver a las lanzas.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.