Hablando de pasados
A raíz de mis discursos recientes, la candidata oficialista ha hecho alusión equivocada a mi pasado familiar. Les comento:
Provengo de un hogar de casi 60 años de matrimonio oriundo de la altiva Chiriquí. Mi juventud transcurrió, gracias al esfuerzo de mis padres, cómodamente. Educado en el Colegio San Vicente de Paúl, ahora San Agustín, y luego en la USMA donde me recibí de abogado. De esa juventud, sólo recuerdos buenos y amistades invariables. No me avergüenzo en decir que fui un joven privilegiado.
Mi padre fue figura política de la provincia desde los años 40 cuando ganó la alcaldía del Barú por elección popular junto al Dr. Arias como Presidente. Luego, ocupó en los gobiernos liberales de los presidentes Chiari y Robles, las alcaldías de Bugaba y David, ésta última en dos ocasiones. De niño, veía por mi casa de tiempo en tiempo a los presidentes mencionados, así como a altas figuras de esos gobiernos con quienes mi padre mantuvo muy buena amistad. Algunas las continúe yo a mucha honra por designios del destino y de mi vida política.
La amistad de mi padre con el General Torrijos nació mucho antes del golpe del ´68. Torrijos vivió en David cuando mi padre fue alcalde y trabajaron juntos por años, al igual que con otros miembros de la entonces Guardia Nacional que prestaron servicio durante esos gobiernos civiles, incluyendo a Boris Martínez, sucesor de Torrijos en la provincia. Si bien es cierto que fue Gobernador a inicio de los ´70, también es cierto que su gestión fue prístina y honesta. Nadie puede decir que era un servil de Torrijos, ni un vividor de la política. De esa amistad, nada tengo que criticar. Es más, recuerdo una vez haber escuchado al propio Torrijos decir que José Mulino era uno de los pocos amigos honrados que él tenía. ¿Por qué sería? Luego, me tocó hacer mi carrera de abogado junto a Raquelita, su hija, con quien tengo una invariable amistad, a pesar de que poco la veo. ¿Algo malo?
Le informo a la candidata oficialista que jamás estudié con beca alguna. Cuando me gradué de abogado y quise hacer una maestría en los Estados Unidos, me propuse pagar mis estudios y parcialmente lo hice con un préstamo que obtuve del IFARHU, que fue cancelado hace muchos años. No fue una dádiva de ningún militar ni con eso me llenaron la boca de nada, como ella mencionó.
Cuando la candidatura presidencial de Nicolás Ardito Barletta, miembro muy querido de mi familia, tuve grandes roces familiares, ya que como mero ciudadano apoyé la candidatura del Dr. Arnulfo Arias, sin pertenecer a partido alguno. Durante el transcurso de todos estos años he hecho buenos amigos en todos los frentes, incluyendo en el PRD y les guardo personal y sincera estima, y ellos lo saben.
Si mis discursos disgustaron, no fue por calumniadores, sino porque plantearon realidades y verdades políticas que poco gustan.
Mi padre tiene hoy 86 años, inválido y no se puede defender. Lo hago yo, como es natural, diciendo que si de historia familiar se trata, la mía la puedo ventilar públicamente cuando quieran. No sé si muchos de los que hoy me responden, pueden hacer lo mismo. Hasta aquí lo dejo.
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