Panamá
¿Hacia dónde vamos como seres humanos?
- Monseñor Rómulo Emiliani
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Toda nuestra historia humana se ha tejido con un propósito de trascendencia, solidaridad, convivencia,superación de obstáculos y creatividad.

¿Hacía donde vamos? ¿Por qué estamos en la tierra? No puede ser que estemos aquí por azar. Que tengamos una capacidad de reflexión tan grande, casi ilimitada, para preguntarnos,cuestionarnos, profundizar, investigar, descubrir, y que al final nos digan que todo ha venido por azar. Que todo vino por una conjunción de fuerzas, de elementos químicos, y que por eso somos lo que somos, pero pudo haber saiido de otra manera, cualquier cosa. Que todo salió como si fuera fruto de un juego de dados, o del caprichoso pincel de un pintor borracho que daba brochazos. Sinceramente no me siento bien conmigo mismo pensando que yo pude haber sido una latartija, un escorpión, o la lava de un volcán en erupción. Que cualquier cosa hubiera sido posible.
Pero no, yo soy un ser humano, dotado de inteligencia, voluntad, sentimientos, ansias de trascendencia, con deseos de construir, crear, dejar una huella en la historia. Esto no puede ser fruto del azar.
Toda nuestra historia humana se ha tejido con un propósito de trascendencia, solidaridad, convivencia,superación de obstáculos, creatividad, investigación, ingenio, progreso, consecución de metas, y hay toda una memoria histórica y real de avances acumulados. Y se ve que hay una marcha ascendente hacia una cada vez mayor plenitud.
¿Hacia donde vamos? No puede ser que seamos fruto de un azar, de un juego de dados caprichoso, hecho por fuerzas irracionales y que han terminado en algo donde hay orden, organización, convivencia, civilización, progreso y una marcha siempre ascendente. Claro, con todo el drama de retrocesos, destrucción, conflictos sin fin, traiciones, guerras en todos los órdenes. Pero con un común denominador: una aspiración a buscar cada vez mayor plenitud en todos los aspectos. Y con unas ansias de perpetuarse en el tiempo y más allá del tiempo. Unas ansias de eternidad, y de una eternidad feliz.
Eso lo llevamos en el fondo del alma. Llevamos esa tendencia inherente a nuestro más profundo ser: aspiramos a superarnos, a ser más, a crecer, a buscar algo siempre más allá. Tenemos ansias de eternidad.
Esas ansias, esa hambre de Dios, es lo que ha hecho de muchos hombres y mujeres santos. Grandes místicos en nuestra iglesia y también en otras religiones. Ellos han marcado estilos de vida, creando órdenes religiosas, grandes tratados teológicos, movimientos de Iglesia. Y han hecho historia.
También esas ansias de superación y de trascendencia han provocado el avance de las ciencias, el adelanto de las tecnologías, la difusión del saber. Se han creado movimientos en la historia que han promovido la democracia, la independencia de las naciones, la abolición de la esclavitud, la promoción de los derechos humanos, el respeto a la vida humana y a la naturaleza. Eso no es fruto del azar.
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