Análisis
¡Hacia un cambio social urbano!
- Paulino Romero C.*/opinion@epasa.com/
Existen en nuestros centros urbanos, grandes grupos humanos que viven de alguna manera, y sus escasos ingresos los obtienen en cualquier forma: venta de periódicos, de lotería, lavado de automóviles, trabajos eventuales que les producen propinas, lavado de ropa, servicios domésticos.

La urbanización en Panamá, como en los demás países de América Latina y el Caribe, es producto de una situación real: "aumento de la población y suerte de la agricultura". El fenómeno del éxodo rural se produce tanto si la producción es buena o mala. Lo cierto es que la ciudad constituye un poderoso atractivo refugio para los campesinos. Y esto se debe, en mucho, el crecimiento urbano de nuestras pequeñas y grandes ciudades. No es posible, por tanto, concebir un cambio verdadero social urbano sin antes aplicar los principios básicos del proceso de la planificación; porque la planificación es el medio para impulsar y orientar el cambio e instrumento óptimo para adoptar medidas inteligentes.
Podemos entender el cambio social como el tránsito de una situación tradicional a una modernizante. Identifiquemos, como ejemplo, cada una de ellas: la situación tradicional se caracteriza por: limitada división del trabajo; concentración del poder en pequeños grupos; rígidas estructuras de clases, predominio de la tradición; ausencia de participación de la comunidad en las decisiones que le conciernen; influencia política en el otorgamiento de trabajos; actitud paternalista de los "dirigentes"; desordenada acción estatal inspirada en presiones de pequeños grupos; exagerado afán de lucro y falta de sentido empresarial; rechazo de métodos nuevos de producción, circulación y distribución de la riqueza; carencia de planificación nacional; baja productividad; asistencia social para grupos privilegiados; reducida inversión; burocracia ineficiente; escepticismo respecto a las posibilidades de cambio; divorcio de intereses urbano-rurales; privación en el consumo de parte de muchos habitantes urbanos marginados.
La situación modernizante se caracteriza por: intervención del Estado en el desarrollo social integral; justicia igual para todos; no hay paternalismo; justa distribución del ingreso y racional tenencia de la tierra; adecuada organización del mercado; diversificación de la economía; especialización de la mano de obra y división del trabajo; oportunidad y participación popular en la toma de decisiones; burocracia eficiente; sector privado participante en el logro de metas y planes de desarrollo; integración social y nacional; liderazgo efectivo; organización sindical constructiva; sistemas crediticios eficientes; planificación científica e integral.
En el proceso de cambio social urbano también hay que tener en cuenta la "estratificación social urbana", la cual se basa en diferencias en ocupación y nivel económico, se fortalece por las costumbres y la educación y se consolida por la ubicación de las familias en diferentes sectores residenciales. Esto permite conocer la situación social de la clase alta, media, obrera, inmigrantes, grupos marginados, etc. Importa mucho los marginados, porque constituyen poderoso instrumento de cambio.
Existen en nuestros centros urbanos, grandes grupos humanos que viven de alguna manera, y sus escasos ingresos los obtienen en cualquier forma: venta de periódicos, de lotería, lavado de automóviles, trabajos eventuales que les producen propinas, lavado de ropa, servicios domésticos. En muchos casos, la ausencia de ingresos conduce a la prostitución, raterismo, venta de drogas y otros actos calificados como "antisociales".
Un género de vida como el descrito tiene que preocupar a las autoridades de Gobierno, pero urge que actúen con prontitud basados en planes viales de desarrollo a corto y largo plazo, a fin de erradicar todos esos males sociales en un periodo aproximado de diez o quince años (2030).
*Pedagogo, escritor, diplomático.
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