Haciendo hincapié en turismo

Aprovechando el asueto nos dirigimos hacia nuevos destinos en la costa oeste de Estados Unidos para sumergirnos en nuevas aguas que nos permitan hacer pesquisas diferentes sobre novedades que deberíamos incorporar en nuestras actividades turísticas para un mejor desempeño y atractivo. Iniciamos nuestro caminar por los senderos de Santa Bárbara, pudiente comunidad del Sur de California, continuando hacia Los Ángeles, segunda ciudad más poblada de Estados Unidos.

Lo primero que llama la atención en Santa Bárbara es la organización y limpieza de la ciudad. A pesar de estar atiborrada de turistas, muchos cansados de palear nieve durante este particular crudo invierno norteño de 2015, notablemente entre los extranjeros, un nutrido número de nuevos ricos chinos con sus pesadas cámaras profesionales, no hay un papelillo en sus amplias calles y muelles. Dentro de toda la riqueza, existe un barrio Mexicano, igual de nítido, que aprovecha las particularidades de su cultura y gastronomía para convertirse en un apéndice fecundo al turismo, en lugar de un feo reojo de la sección menos pudiente del poblado. De esta sana convivencia entre ricos y menos ricos, tenemos que aprender mucho en el Istmo, resaltando que ser pobre no es sinónimo de ser cochino.

Es cierto, son limitados los lugares de turismo en Santa Bárbara, entre los que sobresalen su Misión, que data del tiempo de la conquista española, y sus muelles repletos de veleros, lanchas de ocio y embarcaciones de pesca comercial. Pero saben explotarles a la máxima potencia, a lo opuesto de nosotros que sí gozamos de puntuales sitios históricos, como el espectacular Fuerte San Lorenzo, en total estado de abandono por la imperdonable falta de conciencia política e imaginación turística. Santa Bárbara es un taller de creatividad en turismo. ¡Se aprovecha a su máxima expresión cada metro cuadrado para el mejoramiento de la calidad de vida de todos sus habitantes!

A pesar de sufrir los desafíos de todas las grandes metrópolis del mundo(suma Los Ángeles un tris más de 18 millones de habitantes, segunda área metropolitana de mayor tamaño en Estados Unidos, después de Nueva York), goza de envidiable oferta turística, gracias a su variedad étnica (cuenta hasta con barrios coreanos y vietnamitas) y su muy bien organizado servicio turístico con una venerable visión de servicio al cliente.

COMO SEA QUE NO PARECE EXISTIR LA VOLUNTAD EN LA AUTORIDAD DEL CANAL DE PANAMÁ (ACP) POR PRESENTAR UN ESPECTÁCULO DIGNO DE LAS NUEVAS ESCLUSAS Y LA ENORME OPORTUNIDAD DE EXPLOTAR UN TURISMO DE LA ALTURA QUE LE MERECEN, AL INEXPLICABLEMENTE POSPONER LA EDIFICACIÓN DE UN NUEVO CENTRO DE VISITANTES ... ¿POR QUÉ NO PERMITIRLE A UNA EMPRESA DE LA TALLA DE UNIVERSAL LA OPORTUNIDAD DE UNA FRANQUICIA PARA QUE ELLOS LE EXPLOTEN?

Predios playeros como Venice Beach, que no dice mucho como balneario, pero aprovecha su ícono como centro mundial del fisiculturismo, se convierten en imanes al visitante, creando todo tipo de negocios que hábilmente usufructúan sus habitantes.

Ni hablar de los gigantes del turismo del sur de California, como Universal Studios en Hollywood, que con más de seis millones de visitantes anuales nos da rejo del duro sobre las posibilidades en multiplicar nuestro anémico número de turistas en Panamá y dejan entrever la flojera en nuestra falta de planificación turística.

Como sea que no parece existir la voluntad en la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) por presentar un espectáculo digno de las nuevas esclusas y la enorme oportunidad de explotar un turismo de la altura que le merecen, al inexplicablemente posponer la edificación de un nuevo centro de visitantes que sería supremamente rentable ¿Por qué no permitirle a una empresa de la talla de Universal la oportunidad de una franquicia para que ellos le exploten? De esta manera, nos beneficiamos todos: la ACP, porque recibe ingresos adicionales; el país, porque recibe una inversión de calidad óptima por parte de uno de los mejores expertos en captación de turistas a nivel mundial; y Universal, quien recibe importantes ganancias por su inversión.

El mejoramiento de la ciudad de Los Ángeles se hace más notorio en el centro de la ciudad, donde un proyecto de reconstrucción con amplias y remozadas aceras crean un oasis donde antes existía un total abandono, reto que nos toca analizar en los extramuros del Casco Antiguo, desde la Plaza 5 de Mayo hasta el Parque de Santa Ana, para acrecentar el atractivo turístico y mejorar la calidad de vida de todos. Cuando aprendamos que entusiastamente de eso trata nuestro turismo, lograremos el cambio positivo que tanto buscamos.