Hay que investigar
Publicado 2003/09/26 23:00:00
- Ginela C. Escala/CrÃtica
La Prensa planteó en su editorial, en días pasados, que con los ánimos caldeados han salido a relucir expresiones de confrontación evidente. "En las protestas registradas ayer, circularon copias de una volante incitadora a la lucha de clases, el caos e incluso, el derramamiento de sangre para que se impongan determinadas posiciones frente al problema de la Caja de Seguro Social".
De acuerdo con lo anterior, tales manifestaciones constituyen apología del delito y atentan contra la personalidad interna del Estado, tal como lo establece el Código Penal. Las autoridades de instrucción no deben dejar pasar por alto el contenido de estas volantes anónimas, y a ellas les toca investigar su origen e identificar a los responsables.
Resulta insólito que haya quienes prefieran la anarquía y el caos al diálogo comprensivo y profundo para la búsqueda de caminos que conduzcan a salvar a una institución social de tanta importancia en la vida del país.
En repetidas ocasiones hemos venido manifestado que la Caja de Seguro Social (CSS) necesita el aporte sacrificado y sincero de todos los panameños, a fin de que pueda continuar prestando tan valiosa labor en beneficio de la salud nacional. Instituciones gubernamentales, empresa privada, trabajadores de la construcción, grupos cívicos, educadores; en fin, la sociedad civil, deben poner en juego todo el esfuerzo e inteligencia para llegar a acuerdos que sean respuesta a las verdaderas necesidades de una institución que clama por cambios sustanciales en su ley orgánica, una reestructuración que asegure su autonomía, fortalezca su presupuesto y mejore sus servicios, porque así lo están exigiendo sus legítimos dueños desde hace muchos años.
No cabe en estos momentos el interés partidista y las ambiciones personales para lograr la buena marcha de la CSS. Son, precisamente aquellos que han sido elegidos por el pueblo los más comprometidos con la Caja, y deben ser parte importante para el encuentro de soluciones satisfactorias y duraderas. La situación del Seguro Social es un problema de los panameños, el cual debemos llevarlo a la mesa del diálogo para evitar que su politización y las ideologías extremas, constituyan un peligro grave para la democracia, la libertad y la seguridad institucional.
De acuerdo con lo anterior, tales manifestaciones constituyen apología del delito y atentan contra la personalidad interna del Estado, tal como lo establece el Código Penal. Las autoridades de instrucción no deben dejar pasar por alto el contenido de estas volantes anónimas, y a ellas les toca investigar su origen e identificar a los responsables.
Resulta insólito que haya quienes prefieran la anarquía y el caos al diálogo comprensivo y profundo para la búsqueda de caminos que conduzcan a salvar a una institución social de tanta importancia en la vida del país.
En repetidas ocasiones hemos venido manifestado que la Caja de Seguro Social (CSS) necesita el aporte sacrificado y sincero de todos los panameños, a fin de que pueda continuar prestando tan valiosa labor en beneficio de la salud nacional. Instituciones gubernamentales, empresa privada, trabajadores de la construcción, grupos cívicos, educadores; en fin, la sociedad civil, deben poner en juego todo el esfuerzo e inteligencia para llegar a acuerdos que sean respuesta a las verdaderas necesidades de una institución que clama por cambios sustanciales en su ley orgánica, una reestructuración que asegure su autonomía, fortalezca su presupuesto y mejore sus servicios, porque así lo están exigiendo sus legítimos dueños desde hace muchos años.
No cabe en estos momentos el interés partidista y las ambiciones personales para lograr la buena marcha de la CSS. Son, precisamente aquellos que han sido elegidos por el pueblo los más comprometidos con la Caja, y deben ser parte importante para el encuentro de soluciones satisfactorias y duraderas. La situación del Seguro Social es un problema de los panameños, el cual debemos llevarlo a la mesa del diálogo para evitar que su politización y las ideologías extremas, constituyan un peligro grave para la democracia, la libertad y la seguridad institucional.
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