Mensaje
Jesús, un niño migrante
Jesús, entonces, sabe lo que es la migración forzosa, la que se hace para escapar de la muerte, siendo el hambre otra forma de matar, a veces tan letal como el ser perseguido por una espada.
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Jesús, entonces, sabe lo que es la migración forzosa, la que se hace para escapar de la muerte, siendo el hambre otra forma de matar, a veces tan letal como el ser perseguido por una espada.
Cristo Jesús conoce la situación de los millones de migrantes en el mundo. De los que tienen que dejar su patria y su familia, y aún trabajar en las condiciones más insanas, humillantes e injustas. Foto: EFE.
Fue caótico ese momento, infernal en cuanto a sus consecuencias. Los soldados arrasaron con Belén, arrebatando de sus manos a las madres los niños menores de dos años. Los despedazaban, los degollaban, y la sangre quedaba en las paredes de piedra de las casas, o en el suelo de tierra o el empedrado del pueblo.
Se oían los gritos de las madres, el llanto desconsolado de las mujeres, las maldiciones de los hombres de Belén, viendo a sus niños destrozados.
También se oía el sonido de los cascos de los caballos, el sonido de la espada cuando asestaba golpes mortales en los cuerpecitos de los niños. Y Herodes, el loco de ambición, el soberbio enaltecido, el brabucón de un pequeño imperio sometido a los romanos, el sifilítico abusador, el zorro rabioso que al final moriría como cualquier mortal, creía que su reino sería eterno.
Y por eso había que matar a cualquiera que osara amenazar su trono.
Cuando se entera del informe dado por el jefe de sus soldados, se echa en su sillón, bebe un buen vaso de vino, sonríe burlonamente, y se escucha en el fondo del infierno la carcajada de Satanás, al saber que habían matado a tantos inocentes.
Allí se unían esos seres humanos asesinos con el infierno y festejaban juntos la masacre.
Pero no pudieron matar al santo, al hijo de Dios, al Salvador nuestro. José obedece al ángel y toma a la madre y al niño y huyen a Egipto. Y allí la Sagrada Familia tiene que vivir en un ghetto judío, en situación de marginación, experimentando el desprecio de los egipcios, y asumiendo José cualquier tipo de oficio, para alimentar a los suyos. Jesús, entonces, sabe lo que es la migración forzosa, la que se hace para escapar de la muerte, siendo el hambre otra forma de matar, a veces tan letal como el ser perseguido por una espada. Cristo Jesús conoce la situación de los millones de migrantes en el mundo.
De los que tienen que dejar su patria y su familia, su cultura y sus pertenencias para emigrar y ganarse la vida en los oficios más sencillos y aún trabajar en las condiciones más insanas, humillantes e injustas.
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Y así mandar su dinero a sus familias, muchos sin poder volver jamás a su patria. Suelen morir desgastados y solos, sin nadie que los entierre dignamente. La situación de los emigrantes no es nada fácil.
Recordemos hoy, pues, a todos aquellos que dejan su patria y todo lo que han sido como personas: ciudadanos de un país, miembros de una familia, de una comunidad de fe, su lengua, costumbres, para emigrar y trabajar por su familia, a la que muchas veces no vuelven a ver.
Monseñor.
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