La buhonería en Panamá necesita regularse
Publicado 1999/10/21 23:00:00
- Juan H. Alcázar P.
Hoy hemos escogido el tema para debatir ante la opinión pública nacional que la buhonería en Panamá necesita regularse citamos el artículo 288 de la Constitución Nacional; "solo podrán ejercer el comercio al por menor los panameños por nacimiento, los individuos que al entrar en vigencia esta Constitución estén naturalizados y sean casados con nacional panameño o panameña o tenga hijos con nacional panameño o panameña, los panameños por naturalización que no se encuentren en el caso anterior, después de tres años de la fecha en que hubieren obtenido su carta definitiva".
Y vamos a remontarnos a las décadas del 40, 50, 60 y hasta el 69 cuando los que ejercían la buhonería en Panamá eran perseguidos, ya que los gobiernos de turno utilizaban a la guardia nacional a la alcaldía en inspectores de las corregidurías y alcaldía para perseguir a los buhoneros en la Avenida Central, en Salsipuedes: tirándole la caballería, y los recogían con todo y sus mercancías y lo llevaban a la alcaldía o al cuartel central donde eran sancionados con multa.
Algunos buhoneros dieron su cuota de sacrificio en estas luchas para que todos aquellos hombres y mujeres que ejercían esta humilde profesión, tuvieran una estabilidad. Entre ellos mencionamos algunos que nos vienen a la memoria: Julio Alfaro (padre), Tribilín, Changolo, Almagro Tuala, Manolo y su esposa Blanca, Capirote, Tongolele, Pepito, Juan Chavarría y tantos más que es difícil recordar que ofrendaron su cuota de sacrificio de valor y lucha para que se les diera su estabilidad en Salsipuedes y en la Avenida Central. Pero llega a la alcaldía del distrito de Panamá la alcaldesa Mayín Correa a finales de la década del 80 y principio del 90 y desata una persecución contra los buhoneros en la Avenida Central y todos los que ejercían desde Santa Ana a ambos lados de la Avenida Central hasta el cruce de la Plaza 5 de Mayo por la presión de los comercios de la Avenida Central fueron desalojados: unos fueron ubicados en el mercado de artesanías detrás del Museo Antropológico Reyna Torres de Araúz , otros emigraron hacia Calidonia y otros a las calles adyacentes, ya que el secretario general del Sindicato de Buhoneros de Panamá en aquella aciaga fecha no supo defender a capa y espada la estabilidad de los buhoneros. No hubo unidad de lucha ni cohesión en la directiva del sindicato y la alcaldesa logró su objetivo, y por ende los grandes comercios de la Avenida Central, para dar paso a la construcción del paso peatonal desde el Palacio Legislativo hasta el parque de Santa Ana. Hoy día hay más de 1,200 buhoneros desde el Palacio Legislativo hasta La Cuchilla de Calidonia, de los cuales sólo 250 pagan sus impuestos municipales. Es por ello que a través del señor alcalde Juan Carlos Navarro, se hace imprescindible regular la buhonería en este sector tan populoso del corregimiento de Calidonia, por ello es importante que estos 750 buhoneros paguen sus impuestos a la alcaldía y contribuyan con el aseo y cumplan con las normas y acuerdos municipales. Ejemplo: una crítica constructiva sería que mejoraran sus casetas que hoy día dan un mal ejemplo y están en completo deterioro y contribuyen a dañar la imagen y estética del sector. Deben ser cambiadas por un modelo y diseño que mejore el atractivo de esta gran arteria comercial, ya sea, por la Junta Comunal de Calidonia o por el distinguido señor alcalde del Distrito de Panamá y que los buhoneros del sector paguen el costo de las mismas con su propio pecunio, tal como se hizo en Salsipuedes por la década de 1970.
Es importante que se valore que nuestra preocupación no es para que se le quite el derecho del modus vivendi a ningún panameño, ya que el alto costo de la vida y el nivel de desempleo en nuestro país es alarmante, pero sí somos partidarios que la buhonería en este país debe ser ejercida por panameños tal como demandan nuestras leyes, y si las autoridades municipales que en caso fortuito de esta naturaleza son los que tienen que regular y ejercer la autoridad para que no se les coarte a los panameños el derecho de ganarse el pan.
Citamos el caso de México: en La Lagunilla, hay un mercado de buhonería que es un ejemplo para Latinoamérica y que en otros países, allende a nuestra frontera, ningún panameño puede ejercer la buhonería violentando las leyes y normas de esos países amigos. Le toca a la nueva administración municipal del Distrito de Panamá sentar las pautas y normas en el próximo quinquenio en el populoso sector de Calidonia, para dar ejemplo a la gran cantidad de turistas extranjeros que nos visitan día a día y que los buhoneros en el sector colaboren con las autoridades municipales sabiendo de antemano que si se mejora el sector y sus casetas su status económico y su calidad de vida va a mejorar para bienestar de sus familias y es necesario que también se afilien al Sindicato de Buhoneros de Panamá para que a través del mismo se defienden sus intereses de trabajadores y económicos. La alcaldía de Panamá debe mantener un vínculo de diálogo y de compresión con el Sindicato de Buhoneros, de tal forma que haya entendimiento mutuo. Traigo una anécdota a colación que me pasó a mí y a mi hermano Agustín cuando vendíamos buhonería en la Avenida Central en la esquina del Corte Inglés. Recuerdo que pasó un alacrán de la Guardia Nacional, así eran llamados los carros en aquellos años 56, 57, 58, nos recogió con todo y mercancía y nos llevaron al Cuartel Central. Allí fuimos retenidos por tres horas, llegó un teniente y creo que era Omar Torrijos Herrera. Preguntó al encargado de turno, qué hacen estos muchachos aquí, éste contestó al superior: jefe, ellos fueron traídos aquí por estar vendiendo buhonería en la Avenida Central. Torrijos contesto: ¿y es un delito ganarse el pan honradamente? Dando instrucciones inmediatas a los subalternos les dijo: tomen a estos muchachos y llévenlos a su casa inmediatamente con todas sus mercancías. Mi hermano y yo dimos las gracias y llenos de alegría llegamos a nuestro hogar. Este noble gesto jamás lo hemos olvidado, es por ello que desde el fondo de nuestro corazón no quisiéramos que estos hechos bochornosos de persecución contra estos humildes compañeros no fueran repetidos jamás.
Y vamos a remontarnos a las décadas del 40, 50, 60 y hasta el 69 cuando los que ejercían la buhonería en Panamá eran perseguidos, ya que los gobiernos de turno utilizaban a la guardia nacional a la alcaldía en inspectores de las corregidurías y alcaldía para perseguir a los buhoneros en la Avenida Central, en Salsipuedes: tirándole la caballería, y los recogían con todo y sus mercancías y lo llevaban a la alcaldía o al cuartel central donde eran sancionados con multa.
Algunos buhoneros dieron su cuota de sacrificio en estas luchas para que todos aquellos hombres y mujeres que ejercían esta humilde profesión, tuvieran una estabilidad. Entre ellos mencionamos algunos que nos vienen a la memoria: Julio Alfaro (padre), Tribilín, Changolo, Almagro Tuala, Manolo y su esposa Blanca, Capirote, Tongolele, Pepito, Juan Chavarría y tantos más que es difícil recordar que ofrendaron su cuota de sacrificio de valor y lucha para que se les diera su estabilidad en Salsipuedes y en la Avenida Central. Pero llega a la alcaldía del distrito de Panamá la alcaldesa Mayín Correa a finales de la década del 80 y principio del 90 y desata una persecución contra los buhoneros en la Avenida Central y todos los que ejercían desde Santa Ana a ambos lados de la Avenida Central hasta el cruce de la Plaza 5 de Mayo por la presión de los comercios de la Avenida Central fueron desalojados: unos fueron ubicados en el mercado de artesanías detrás del Museo Antropológico Reyna Torres de Araúz , otros emigraron hacia Calidonia y otros a las calles adyacentes, ya que el secretario general del Sindicato de Buhoneros de Panamá en aquella aciaga fecha no supo defender a capa y espada la estabilidad de los buhoneros. No hubo unidad de lucha ni cohesión en la directiva del sindicato y la alcaldesa logró su objetivo, y por ende los grandes comercios de la Avenida Central, para dar paso a la construcción del paso peatonal desde el Palacio Legislativo hasta el parque de Santa Ana. Hoy día hay más de 1,200 buhoneros desde el Palacio Legislativo hasta La Cuchilla de Calidonia, de los cuales sólo 250 pagan sus impuestos municipales. Es por ello que a través del señor alcalde Juan Carlos Navarro, se hace imprescindible regular la buhonería en este sector tan populoso del corregimiento de Calidonia, por ello es importante que estos 750 buhoneros paguen sus impuestos a la alcaldía y contribuyan con el aseo y cumplan con las normas y acuerdos municipales. Ejemplo: una crítica constructiva sería que mejoraran sus casetas que hoy día dan un mal ejemplo y están en completo deterioro y contribuyen a dañar la imagen y estética del sector. Deben ser cambiadas por un modelo y diseño que mejore el atractivo de esta gran arteria comercial, ya sea, por la Junta Comunal de Calidonia o por el distinguido señor alcalde del Distrito de Panamá y que los buhoneros del sector paguen el costo de las mismas con su propio pecunio, tal como se hizo en Salsipuedes por la década de 1970.
Es importante que se valore que nuestra preocupación no es para que se le quite el derecho del modus vivendi a ningún panameño, ya que el alto costo de la vida y el nivel de desempleo en nuestro país es alarmante, pero sí somos partidarios que la buhonería en este país debe ser ejercida por panameños tal como demandan nuestras leyes, y si las autoridades municipales que en caso fortuito de esta naturaleza son los que tienen que regular y ejercer la autoridad para que no se les coarte a los panameños el derecho de ganarse el pan.
Citamos el caso de México: en La Lagunilla, hay un mercado de buhonería que es un ejemplo para Latinoamérica y que en otros países, allende a nuestra frontera, ningún panameño puede ejercer la buhonería violentando las leyes y normas de esos países amigos. Le toca a la nueva administración municipal del Distrito de Panamá sentar las pautas y normas en el próximo quinquenio en el populoso sector de Calidonia, para dar ejemplo a la gran cantidad de turistas extranjeros que nos visitan día a día y que los buhoneros en el sector colaboren con las autoridades municipales sabiendo de antemano que si se mejora el sector y sus casetas su status económico y su calidad de vida va a mejorar para bienestar de sus familias y es necesario que también se afilien al Sindicato de Buhoneros de Panamá para que a través del mismo se defienden sus intereses de trabajadores y económicos. La alcaldía de Panamá debe mantener un vínculo de diálogo y de compresión con el Sindicato de Buhoneros, de tal forma que haya entendimiento mutuo. Traigo una anécdota a colación que me pasó a mí y a mi hermano Agustín cuando vendíamos buhonería en la Avenida Central en la esquina del Corte Inglés. Recuerdo que pasó un alacrán de la Guardia Nacional, así eran llamados los carros en aquellos años 56, 57, 58, nos recogió con todo y mercancía y nos llevaron al Cuartel Central. Allí fuimos retenidos por tres horas, llegó un teniente y creo que era Omar Torrijos Herrera. Preguntó al encargado de turno, qué hacen estos muchachos aquí, éste contestó al superior: jefe, ellos fueron traídos aquí por estar vendiendo buhonería en la Avenida Central. Torrijos contesto: ¿y es un delito ganarse el pan honradamente? Dando instrucciones inmediatas a los subalternos les dijo: tomen a estos muchachos y llévenlos a su casa inmediatamente con todas sus mercancías. Mi hermano y yo dimos las gracias y llenos de alegría llegamos a nuestro hogar. Este noble gesto jamás lo hemos olvidado, es por ello que desde el fondo de nuestro corazón no quisiéramos que estos hechos bochornosos de persecución contra estos humildes compañeros no fueran repetidos jamás.
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