La debilidad institucional de la Seguridad Social
- José González Rivera
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- Cirujano Sub Especialista
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En Panamá, las leyes del presupuesto de la nación, la evasión fiscal, las leyes de la función pública, el código de trabajo y la carrera administrativa, el pago de la cuota obrero patronal, las leyes de la invasión a terrenos privados y la buhonería se aplican de manera selectiva en el mejor de los casos. La debilidad institucional socava esa igualdad y entorpece los esfuerzos por aplicar las leyes y las políticas públicas para combatir las trampas de pobreza.
Uno esperaría que las empresas multinacionales extranjeras, -con sus grandes carteras- tuvieran ventaja sobre las corporaciones nacionales importadoras de medicamentos e insumos quirúrgicos o de las constructoras locales a la hora de conseguir y mantener licitaciones públicas, pero no ocurre porque los locales tienen muchas conexiones para mantener, y cuando sea necesario renegociar licitaciones públicas. Hay donantes de campaña que les conviene mantener a las instituciones débiles y explicaría por qué predominan las inversiones públicas externalizadas a locales sobre las extranjeras y lo que va a estar en juego con la nueva ley del seguro social como institución proveedora de protección social a los panameños.
La forma errónea en que se redactó un artículo de la ley 51 de 2005 con la finalidad de no obtener los ingresos por las concesiones de fibra óptica, la falta de pago de las cuotas obreros patronales por los gobiernos locales y algunos poderosos conglomerados empresariales y el incumplimiento de pago por el gobierno central desde el 2013 a la Caja de Seguro Social por los pacientes no asegurados atendidos, impresiona que han debilitado una institución por el incumplimiento, y en las menores de las ocasiones por las sanciones punitivas que se redactan.
Panamá goza de una marcada y extremadamente desigualdad social y será un reto la credibilidad ciudadana de la nueva ley de seguridad social. La debilidad vuelve a las instituciones irrelevantes (en el mejor de los casos) y engañosas (en el peor). Por lo tanto, la debilidad institucional no suele ser resultado de errores de quienes desarrollan las normas o de falta de atención sobre su diseño por carecer de experiencia en las nuevas democracias.
Me preocupa la posible desconexión entre quienes diseñan las instituciones y quienes la aplican, si no comparten los objetivos de la institución, que en ningún momento debe cercenar las voces de la pluralidad y del pueblo. El incumplimiento y la inestabilidad generan efectos negativos en la ciudadanía como en las agencias crediticias que califican nuestra solvencia económica, ya que las instituciones no logran desarrollar apoyos sólidos del pueblo para defenderlas del cambio y promover su cumplimiento.
Esperemos que la nueva ley del Seguro Social no sea aprobada por desconectados de la realidad de la mayoría del pueblo panameño, en beneficio de la debilidad institucional para el manejo de las cuotas obreros patronales en la bolsa de valores por la dictadura de la minoría, para refinanciar las deudas de sus empresas que son tan grandes como la deuda pública. Ninguna democracia puede funcionar bien sin instituciones fuertes.
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